Rhaenyra abrió los ojos con pereza, estaba demasiado cansada como para poder examinar de una forma certera todo lo que había sucedido la noche anterior, pero lo recordaba y no era un recuerdo vago, no era una sensación lejana, había sucedido, esa noche en ese lugar. La princesa cedió a su impulso y se giró sobre las sábanas frescas de la cama; Aegon estaba a su lado, aferrado a ella como quien se aferra a un juguete, las manos del príncipe estaban enroscadas sobre su cintura y estaba despierto, lo supo por la forma en la que sus largos dedos trazaban circulos alrededor de su espalda con lentitud. Ella sonrió para el y el abrió los ojos inmediatamente, sus enormes ojos violeta estaban llenos de calidez y confusión, ya no estaba abrió podía olerlo incluso a la distancia, su aliento ahora solo era cálido, familiar y taciturno, al igual que su expresión; Rhaenyra paso las hiemas de sus dedos por la curvatura de sus labios y el sonrio al tacto.—¿Era cierto lo de anoche? —preguntó ella terminando con el momento que se habían predispuesto a tomar como cursi y tenía miedo por su respuesta; si era un no entonces ella estaba sintiendo cosas que era mejor dejar de sentir y si era un sí entonces debería explicar ante la corte, ante sus hijos, ante su razón porque lo odio en primer lugar y porque empezaba a quererlo.
—No tengo que estar sobrio para que mi palabra adquiera valor Rhaenyra —dijo seguro de si mismo, pero con los nervios bajando sobre su piel como un torrente.
—Solo quiero estar segura de que recuerdas todo lo que me haz dicho —murmuró ella mirandolo fijamente.
—Recuerdo cada palabra —admitió enderezadose sobre la cama y pasando su mano izquierda por debajo de su cabeza como un soporte. —¿Qué te da miedo, que yo no recuerde lo que dije o que tu no puedas admitir lo mismo?
—No es eso —nego con verdad. —Siento que ha sucedido demasiado rápido y estoy confundida.
—Para ti es de ese modo —suspiró el. —Soy la persona que todo el mundo detesta, quererme o admitir que lo haces no es fácil, no sientas culpa por ello, nisiquiera Alicent Hightower es capaz de hacerlo. Para mí nisiquiera es difícil, me han mandando a un castillo en completa soledad con Rhaenyra Targaryen; mi cordura estaba rota desde esa sentencia, solo era cuestión de tiempo.
—Viserys sabe lo que hace —sonrió Rhaenyra inmediatamente y Aegon se burló. —Debo admitir es el matrimonio más fructífero que he tenido, aún cuando no me dirigias la palabra.
—Esa discusión no tiene razón, no tiene pies ni cabeza —admitió recordando la pelea que tuvieron los primeros días antes de que el otoño llegara; en donde Aegon estaba asustado confundido al igual que ahora, pero esta vez sin deseo de huir. —Me gusta fastidiar a la gente, pero ahora no deseo fastidiar a nadie más, solo a ti. ¿Dime qué me haz hecho? ¿Dime qué le haces a los hombres que todos quieren un pedazo de tu alma?
Rhaenyra sabía que sus sentimientos habían cambiado considerablemente y ella reconocía que los suyos no eran un vaso inquebrantable y aunque los primeros días se mostraron firmes, para ese punto estaban titubeando, estaban haciendo que el cristal se rompiera dentro de ella, pero Aegon tenía razón, quizá para el debía ser más fácil, su cordura no estaba puesta en juego y su razón estaba vivida consiente, pero ella de alguna forma se sentiría juzgada, que clase de madre se enamora del hombre que todo el tiempo a dudado del nombre de sus hijos o de su ilegitimidad, que clase de madre se acuesta con esa persona y comienza a generar sentimientos por el sabiendo que ante el consejo, ante la sociedad, el deber o la cordura su trabajo como madre es odiarlo por siempre porque si no estaría siendo injusta, una mala madre.
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sueño de poniente | rhaegon
FanfictionEl año más próspero para los Targaryen fue en el 131 d.c en los cielos había dragones, en la tierra celebraciones.