La brisa de la mañana volcó el cabello de Rhaenyra desordenando las trenzas que Elinda le había tejido luego de lavarse con agua tibia, la princesa se vistió con sedas púrpuras que jamás había utilizado pero que enmarcaban sus facciones valyrias a la perfección combinando con sus enormes ojos violetas. Una sensación extraña se había apoderado de ella desde el momento en que abandonó la sala con Aegon herido la noche anterior; era un vacío de culpabilidad y deuda que se agrupaba en su pecho como un recordatorio de que el había hecho mucho por salvar a su niño, por mantenerlo a salvo y no se lo había agradecido de la forma más adecuada. Rhaenyra sintió que estaba vagando en sus pensamientos; hacia no mucho tiempo Aegon había llamado a sus hijos bastardos y a ella una zorra incorregible, pero se preguntó si su percepción había cambiado, para ella Aegon seguía siendo un adolescente incorregible pero ya no parecía tan cruel, tan ajeno como lo había sido los años anteriores, ahora vivían juntos, eran esposos y de alguna forma que no lograba explicar, acompañaba su soledad lo mejor que podía, porque desde la muerte de Ser Harwin y Laenor no había vacío que pudiera ser más grande, incluso ella intentó por sí misma llenarlo pero jamás lo logró, pensaba que Daemon sería adecuado y claro que lo era, ellos estaban destinados si pese a todo así quería seguir viendolo, pero ahora Daemon también estaba lejos y de aferrarse, se aferró a la idea de la compañía de Aegon por un largo tiempo, quizá incluso por mucho más tiempo del que se había esperado.
—Esta perfecta princesa —sonrieron sus damas de compañía dejándola en soledad para que pudiera admirar su vestido; púrpura, del color de sus ojos. —El color violeta en verdad le queda bien a los Targaryen, nacieron con el en sus venas después de todo.
La princesa sonrió a sus damas de compañía y salió de su habitación caminando a la habitación de Aegon para una ligera conversación antes del desayuno y de ver a sus dulces niños. Los guardias la miraron como si ella debería por alguna razón saber lo que sucedía dentro de ese lugar y abrieron las puertas de caoba cuidadosamente, Rhaenyra ya había comenzado a ensayar en su mente uno de los discursos más aptos de agradecimiento en honor a la valentía pero su razón quedó envuelta cuando pudo ver a sus niños en la habitación de Aegon como si pertenecieran a ese lugar; Lucerys estaba sobre su hombro pataleando por bajar y Jacaerys estaba colgado a su brazo como vil murciélago sonriendo, batallando y repitiendo, ellos evidentemente y de una forma casi tortuosa en ternura estaban riendo, riendo después de demasiado tiempo, riendo como solo los había visto reír al cuidado de Ser Harwin Strong o de Laenor Velaryon en las noches de cena larga, ella sintió una punzada de alegría y miro a Aegon; tenía puestos pantalones de seda que le quedaban a la cadera, pero eso era todo, sus brazos estaban descubiertos al igual su abdomen y las marcas de los músculos en el que apenas comenzaban a formarse, la princesa tragó saliva y desvió la mirada. Sus hijos la vieron casi al mismo tiempo que Aegon y ella solo pudo sonreír cuando caminaron en su dirección.
—¡Madre! —fue Jacaerys quien corrió a ella con los brazos abiertos de la misma forma en que fue recibido.
—¿Qué hacen aquí tan temprano? —Lucerys camino a ella abrazandola. —¿Los mandaste llamar?
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sueño de poniente | rhaegon
FanfictionEl año más próspero para los Targaryen fue en el 131 d.c en los cielos había dragones, en la tierra celebraciones.