v e i n t i t r é s

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El viento de Desembarco del rey era por alguna extraña razón más frío que el de Rocadragón, quizá era por el enorme temple y los espacios vacíos que hacían un hueco profundo entre el abismo del permisivo mar y la cercanía de las personas, Aegon no...

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El viento de Desembarco del rey era por alguna extraña razón más frío que el de Rocadragón, quizá era por el enorme temple y los espacios vacíos que hacían un hueco profundo entre el abismo del permisivo mar y la cercanía de las personas, Aegon no había olvidado cómo lucía su hogar pero si lo familiar en el, esa sensación de certeza al caminar entre los pasillos se había ido y ahora solo estaba un cobijó que aunque seguro parecía bastante ajeno aún después de todo. El príncipe bajo los peldaños hasta la playa, en donde la arena húmeda mojaba sus zapatos y el sonido de las olas rompían la esfera de la escucha de la melodía de las gaviotas para dejar únicamente el eco de las olas rompiendo entre los riscos de la bahía, la vista era como la recordaba, azul, tan azul que el mar no se dejaba ver en ningún momento y cuando el cielo tocaba el hemisferio más lejano parecía incluso que ambos eran una sola cosa, unida por la distancia y el color que se les había asignado desde su creación. Aegon no tuvo que caminar demasiado lejos para encontrarse con el cuerpo de Lucerys tendido sobre la arena, el pequeño estaba sentando con las rodillas dobladas y las manos sobre su rostro como si de alguna forma pudiera ocultarse por siempre.

-¿Estas viendo tu hogar? -preguntó Aegon intentando animarlo mientras se sentaba a su lado. -El mar es demasiado lindo, no le digas a nadie pero creo que prefiero el agua antes que el fuego.

-No quiero hacerlo -dijo Lucerys descubriéndose el rostro repleto de pequeñas lágrimas que se quedaban en la linea baja de sus pestañas.

-¿De qué hablas Luke? -el príncipe parecía ignorar su miedo completamente.

-Creo que no quiero ser nombrado heredero de Mercaderiva -murmuró el pequeño mirando sus manos rojas por el frio. -Si algún día me llaman "señor de las mareas" será porque todos habrán muerto y no es lo que quiero.

-Luke -susurro Aegon tomando su mano izquierda, era demasiado pequeña comparada con la suya. -Es lo que tu padre hubiera querido, es lo que tu abuelo quiere, necesitamos de ti para que la casa Velaryon sea aún más noble de lo que su legado dicta.

-No quiero quedarme solo -insistió. -No quiero estar lejos de mis hermanos, tampoco de mamá y no quiero estar lejos de...ti..

Aegon pudo sentir el calor de las manos de Lucerys descongelado su alrededor y un cosquilleo subió por su abdomen como jamás lo había hecho antes, se sentía, bien.

-Jamás vas a estar lejos de nadie -el príncipe tenía mucha seguridad en su voz. -Tu madre siempre va a estar contigo, tu vas a crecer con tus hermanos y yo voy a protegerte siempre.

-¿No te iras nunca? -preguntó. -¿Y que sucederá cuando tenga que sentarme en la silla de Marcaderiva como el señor de las mareas? Estaré al otro lado del océano, lejos de todos ustedes.

-Escuchame Luke, no importa en donde estés sentado; en el trono de Marcaderiva o en un montón de paja en Inverlandia, una vez que seas señor de las mareas lo serás siempre y lo serás en todos lados -dijo Aegon con certeza. -Cada de que extrañes a alguien toma un dragón y vuela a su alcancé, para eso tenemos dragones, para eso volamos, por eso somos cercanos a los dioses.

sueño de poniente | rhaegonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora