Seguimos....
El marqués Min Yoongi, regresaba de Yorkshire tras haber pasado unos días con un amigo y se dirigía a Bath para pasar una semana con su abuela, lady Potford.
Sin necesidad alguna de devanarse los sesos podía nombrar un sinfín de lugares donde preferiría pasar una semana, pero le tenía mucho cariño a su abuela y ya llevaba cinco años sin verla.
Dejó su caballo en unas caballerizas públicas, localizó la casa correcta en Great Pulteney Street, llamó y observó con sorna cómo la expresión del criado que abrió la puerta pasó de la estudiada deferencia al arrogante desprecio.
—¿Señor? —dijo el hombre, entornando la puerta y bloqueando con su uniformada persona el estrecho espacio que había dejado entre la hoja y el marco— ¿Qué desea?
Yoongi esbozó una alegre sonrisa.
—Saber si lady Potford está en casa y preguntarle si quiere recibirme, ¿serías tan amable de hacerlo por mí? —preguntó a su vez.
El criado tenía todo el aspecto de estar a punto de decirle, sin ni siquiera molestarse en comprobarlo, que la señora no estaba en casa.
—Dile que Mim desea verla —añadió Yoongi.
El nombre, obviamente, significaba algo.
La expresión del criado sufrió una nueva transformación y se convirtió en una mueca educada e inescrutable mientras abría la puerta de par en par, se apartaba para dejarle paso y le hacía una reverencia.
—Si es tan amable de esperar aquí, milord… —musitó.
Yoongi entró en el vestíbulo, cuyo suelo de mármol blanco y negro se asemejaba a un tablero de ajedrez, y observó cómo el criado, a todas luces el mayordomo, desaparecía escalinata arriba con la espalda más tiesa que el palo de una escoba a causa de la desaprobación.
Regresó en menos de dos minutos.
—Por aquí, milord —le dijo desde la mitad de la escalinata— Su Ilustrísima lo recibirá de inmediato.
Lady Potford se encontraba en una salita de estar de planta cuadrada que contaba con una situación muy agradable al disfrutar de las elegantes y clásicas vistas de Great Pulteney Street.
Seguía siendo una dama de figura delgada y porte aristocrático, ataviada a la última moda tanto en el vestir como en el peinado, comprobó cuando entró en la estancia, aunque su cabello pareciera más gris de lo que lo recordaba.
De hecho, tenía las sienes blancas.
—¡Abuela! —Habría atravesado la habitación con presteza para alzarla en brazos de no ser porque ella echó mano de unos impertinentes que pendían de la fina cadena de oro que llevaba al cuello y lo miró con expresión afligida.
—Mi querido Yoongi —dijo— qué estupidez por mi parte haber imaginado que el título te habría reportado un poco de respetabilidad. No es de extrañar que Gibbs recurriera a su expresión más insondable cuando entró para anunciar tu llegada.
Yoongi se echó una mirada pesarosa.
Si bien su chaqueta y sus pantalones se encontraban en un estado bastante decente, las botas de montar estaban deslustradas y aún tenían rastros de barro de la noche anterior.
Como le sucedía a la chaqueta, una vez que se hubo fijado mejor.
La camisa era la misma del día anterior y estaba arrugada.
La chaqueta la ocultaba en su mayor parte, pero era imposible pasar por alto la lamentable ausencia de la corbata, que habría ayudado a hacerla algo más presentable, así como la del chaleco, que la habría ocultado con más eficacia.
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леко скандално YoonMin
Ngẫu nhiênPark Jimin es puro fuego, un doncel indomable en busca de libertad y aventura. Viaja a Bath en busca de aventura, cuando un apuesto desconocido irrumpe a medianoche en su habitación de la posada y le pide cobijo. Min Yoongi, marqués de Hallmere, un...