XXII

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—Nadie ha dicho la verdad en el salón de baile hace un momento —⁠afirmó Chastity. Los había invitado a tomar asiento y todos habían accedido, a excepción de Yoongi , que estaba de pie de espaldas a la ventana, y de él misma, que se aferraba al borde del escritorio en busca de apoyo⁠— Nadie.

—Lo sé, lady Chastity —⁠le aseguró sir Rees Newton⁠— le ruego que no se inquiete. Hugh Garnett puede ser muy molesto cuando se empecina en hacer alguna maldad, y esos hombres que lo han apoyado son una panda de sinvergüenzas. No crea que no estoy al tanto de sus intentos por establecer un negocio de contrabando hace unos años, aunque no dijera nada en su momento. En cuanto a aquellos que han apoyado a lord Min…, en fin, han cometido perjurio, y eso es tan cierto como que estoy aquí sentado, pero conocen a Su Ilustrísima, confían en su palabra y es evidente que han decidido que la verdad depende del cristal con que se mire. Estoy más que dispuesto a fingir que esta noche no ha sucedido nada, y que nos hemos limitado a bailar, comer y disfrutar de la compañía de nuestros vecinos.

—Tal vez ese sea el problema —⁠intervino la marquesa con voz amarga. Había abandonado la máscara de dulzura que solía llevar⁠— Todos han querido siempre a Yoongi. Todos han creído siempre en su palabra. Nadie, ni siquiera mi marido, quiso investigar lo que sucedió aquella noche. Albert se marchó para discutir con Yoongi su evidente inmoralidad al seducir a una de nuestras empleadas y fue él quien murió. Yoongi fue la última persona que lo vio con vida. ¿No es eso lo bastante sospechoso como para hacer dudar a la gente?

—Sé que todos mentían —dijo Chastity, alzando la voz y pronunciando cada palabra con mucha deliberación aunque su mirada estaba clavada en el suelo⁠— porque ninguno de ellos estuvo fuera esa noche, ni en el mar ni en la tierra, para presenciar lo que sucedió. Nadie salvo Yoongi y Albert. Y yo.

¡Por el amor de Dios!

Joshua clavó su sorprendida mirada en ella, al igual que el resto de los presentes.

¿Qué estaba pasando allí?

—Yo vi lo que pasó —les aseguró Chastity⁠— Yo fui la única que lo vio.

—Yo también lo vi, Chastity —⁠la corrigió Anne Jewell en voz baja⁠— Yo estaba contigo.

¿Qué demonios…?, pensó Yoongi.

Chastity miró a su antigua institutriz con el ceño fruncido, pero no la contradijo.

—Fui al pueblo —explicó su prima⁠— Sabía que Albert iba a hablar con Yoongi y le seguí. Primero pasé por casa de la señorita Jewell y las dos juntas fuimos a la de Yoongi. Pero descubrimos que habían salido en barca. Fuimos al muelle para esperar su regreso. El cielo ya estaba cubierto de nubarrones y el viento comenzaba a arreciar. No había nadie más por allí. Llevaba una pistola conmigo.

—¿¡Qué!?

La marquesa se dejó caer sobre el respaldo de su asiento, pero nadie le prestaba atención, de modo que decidió no desmayarse.

—Buscamos la protección de una barca para resguardarnos del viento cuando vimos a Yoongi regresar —⁠siguió Chastity⁠— Estaba remando. Al principio creímos que Albert no estaba con él, pero después lo vimos nadar junto al bote. Cuando estuvieron cerca de la orilla, Yoongi volvió a alejarse en la barca y Albert llegó nadando a la orilla.

—Gracias, Chass —dijo Yoongi con firmeza al tiempo que daba un paso hacia ella⁠— Es lo único que necesitamos saber. Confirma lo que llevo diciendo todo este tiempo. ¿Por qué no…?

Jimin se levantó en ese momento y se acercó lo bastante como para ponerle una mano en el brazo.

—En ese caso —intervino Calvin— tenemos que saber lo que le sucedió a Albert dado que llegó a la orilla sano y salvo.

леко скандално YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora