XIII

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Las piernas de Jimin temblaban mientras se vestía.

Al igual que las manos mientras bregaba con las horquillas, las cuales se había quitado para intentar recogerse el pelo a pesar de carecer de espejo y de cepillo.

Agradecía muchísimo que Yoongi se hubiera vestido más rápido y en ese momento estuviera arrodillado delante de la chimenea, limpiando la ceniza para volver a encender el fuego.

Mientras lo miraba, lo asaltó una poderosa sensación.

¡Válgame Dios!, pensó.

Ese magnífico cuerpo masculino había estado desnudo entre...

En fin...

-Esto es culpa mía -afirmó con tono pragmático y tajante.

Yoongi se puso en pie y se dio la vuelta para observarlo con una mirada alegre, aunque el rictus de sus labios parecía un poco tenso.

-¿Eso quiere decir que vas a seguir menoscabando mi autoestima? -⁠le preguntó⁠- ¿Acabo de ser seducido, Minnie?

-No habrías seguido -le aseguró⁠- si yo no hubiera insistido. Jamás te echaría la culpa. Fue culpa mía.

«No te detengas. No te atrevas a detenerte».

La situación era horriblemente humillante.

-Si eso fuera un nido -dijo él, señalando con la cabeza su pelo, el cual sostenía en la coronilla mientras colocaba las horquillas que lo mantendrían en su sitio⁠- sería impresionante. Aunque supongo que su intención es la de ser un recogido elegante, ¿verdad?

En ese instante se acercó, le apartó las manos y cuando volvió a tener el cabello suelto sobre los hombros, lo sentó en el borde de la cama y ejerció de ayuda con unos dedos sorprendentemente diestros.

-Fue un arrebato de mutuo deseo, Jimin -⁠le dijo⁠- Y mutuamente satisfactorio, además, aunque no estoy muy seguro de no haberte hecho daño. Como sé que preferirías la tortura antes que reconocer algo así, no te lo preguntaré. Aunque supongo que coincidirás conmigo en que nos encontramos en un buen lío.

-Si te refieres a que ahora estamos obligados a casarnos -⁠puntualizó sin moverse mientras él le sujetaba el cabello con las horquillas⁠- es evidente que no dices más que tonterías. No te atrevas a proponerme matrimonio. Tengo veinticinco años y supongo que tú eres mayor que yo. ¿Por qué no podemos acostarnos si es lo que deseamos? Me ha parecido bastante agradable.

-Agradable. -Rio por lo bajo mientras se apartaba para admirar su trabajo⁠- Bastante elegante, aunque esté mal que yo lo diga. ¿Agradable, encanto? Desde luego que sabes cómo darle a un hombre donde más le duele. Pero puedo contestar a tu pregunta con una sola palabra. ¿Por qué no podemos acostarnos si eso es lo que deseamos? ¡Bebés! Tienen la desagradable y a veces bochornosa costumbre de ser el resultado de las actividades que acabamos de realizar.

Qué idiota había sido al no caer en la cuenta, sobre todo el mismo día de un bautizo.

-Eso no pasará -afirmó con sequedad al tiempo que se levantaba y volvía a hacer la cama.

-Pero si ha pasado -replicó él- acabamos de atarnos de por vida, encanto. Aunque ahora será mejor que volvamos a la casa y recemos para que nadie se haya dado cuenta del tiempo que hemos pasado ausentes.

Se arrebujaron con sus capas y esperó en el exterior, orientándose en la oscuridad, mientras Yoongi apagaba la lámpara, cerraba la puerta y devolvía la llave al lugar donde la habían encontrado.

Regresaron al sendero y cruzaron el puente sin hablar.

Su firme negativa a casarse con Yoongi le resultaba extraña.

леко скандално YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora