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...coronas de flores para todos...
𝗣𝗢𝗥 obvias razones no pude dormir esa noche, Peeta me obligó a irme de la sala de entrenamiento con la excusa de que debía descanzar y pues yo no pude decirle que no.
El traje que nos habían asignado esta vez era demasiado entallado para mi gusto, era delgado pero elástico lo que me daba una idea de donde se situaría la arena de este año.
De mi habitación hasta donde entraría a la arena estuve sola. Parte de mi anhelaba tener a Lila a mi lado pero sabía que era mejor que se fuera del capitolio lo antes posible, por lo que me había comentado Finnick, podría quedar en riesgo si esque continuaba apoyándome en esto.
En el subterráneo escondí pequeñas dagas en mi traje, sabía como eran estos juegos y si yo no me cuidaba nadie lo iba a hacer por mi.
veinte segundos para entrar en la arena...
Subí a la plataforma y apenas esta comenzó a subir decidí cerrar los ojos, la luz solía encandilarme a tal punto de dejarme sin saber dónde estaba parada asique esta vez no podría darme ese lujo.
El viento asotó mi rostro dándome a entender que ya no había vuelta atrás, abrí los ojos y antes de que siquiera pudiera entender que estaba pasando todos saltaron de sus plataformas hacia el agua. Agua, estúpida agua.
Aquí esta el tema, no se nadar.
Asique esto ya era mi sentencia de muerte, en vez de desesperarme como normalmente haría, me dediqué a analizar lo que pasaba a mi alrededor.
Todo transcurría como era de esperarse, peleaban y trataban de llegar a la base donde estaban las armas. Yo por mi parte estaba a punto de hacer lo más estúpido y arriesgado que podría haber hecho en ese momento. Salté de mi base al angosto camino de rocas que había a un lado que por supuesto no estaba para nada cerca.
Caí al agua, a centímetros de las malditas rocas, logré sostenerme de una de ellas y sin importar que todo mi cuerpo estuviera temblando comencé a correr.
Al llegar a la base casi fui carne seca al ver pasar el tridente de Finnick a centímetros de mi rostro para luego quedar clavado en el pecho de uno de los vencedores de otro distrito.
— Oddair! — Regañé, vi como Katniss parecía igual de asustada que yo, el cañón dio a conocer la primera muerte del vallasaje.
— No confíes en el uno ni el dos, yo tomaré este lado tu bloquealo — Sus palabras fueron hacia Katniss, luego me miró y suspiró — y tu solo trata de que no te maten — bufé molesta.
Miré a Katniss y con una diminuta pero la más sincera sonrisa que pude darle traté de hacerle entender que estaba de su lado, no la iba a matar, aunque claro, antes de que eso pasara ella me mataría a mi primero.