Capitulo 7

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(Antes de comenzar):

-X hablando -

-X pensando-

(Intervención o aviso)

Autor hablando



CAPÍTULO 7:
Amistad...?

—¿Deseas té?— esta vez fue Fubuka la que inició la conversación.

—Si no es mucha molestia— respondió Kanao de la manera más decente posible. Estaba en casa ajena, por lo cual su comportamiento debía ser lo más tranquilo y elegante posible.

—Siempre me aseguro de preparar algo de merienda para mis invitados— expresó mientras, con un trapo, sostenía la hirviente tetera y, con un corto movimiento, llenaba de un líquido verdoso el vaso previamente vacío.

—Ten, es un té fino.

Kanao lo recibió sin olvidar decir "gracias". Sus hermanas siempre le enseñaron a ser agradecida con lo que recibía, y claramente no iba a decepcionarlas.

—La verdad es que está bastante bueno— musitó la ojiperla con gran sorpresa. El sabor era muy agradable.

Como se esperaba de un té fino.

Realmente está delicioso, no me imagino lo caro que debe de ser— reflexionó Tsuyuri, preguntándose si ese té valía más que su propio teléfono.

Antes de seguir sus pensamientos, inesperadamente el sonido de la puerta retumbó con presencia.

—¡Buenas, buenas!— una voz femenina reconocible por ambas se hizo presente.

—Parece que llegamos tarde— pensó la chica junto con sus demás compañeras.

—No te preocupes, fui yo la que llegué demasiado rápido— respondió Kanao rápidamente. No deberían culparse sabiendo que la hora ya estaba establecida.

En todo caso, ¿cómo entraron sin siquiera tocar?...

—Da igual, lo importante es que estemos todas.

—Fubuka tiene razón. Por cierto, ¿están bebiendo té?

—Sí. ¿Deseas que te sirva?

—Claro, te lo agradezco.

Y así, en conjunto, las chicas degustaron del té refinado de Fubuka. Realmente era un sabor único; era como un té, pero se sentía más atractivo para sus papilas gustativas en comparación con otros tés que habían probado.

—No miento al decir que estuvo delicioso. Déjame y lavo los pocillos— comentó una de las chicas que las acompañaban. Esta era una rubia con el cabello recogido en trenzas que giraban alrededor de su cabellera.

—No hay de qué...— respondió Fubuka sin más. No era necesario, pero sabía que lo correcto era que ellas le agradecieran; después de todo, su té no era muy barato que digamos.

—Y bien, podríamos empezar a ver dónde podríamos hacer el trabajo— habló Iwasaki, la actual líder del grupo de chicas.

—Estará bien en el comedor, o prefieres en tu cuarto— se cuestionó Ayase, otra de las chicas que pertenecían al grupo.

—En mi habitación, ahí tengo todo lo necesario para empezar— informó Fubuka con tal naturalidad, sin importarle que entraran todas a su cuarto. Pero, ¿qué más daba? No había nada que ocultar.

—Seguro. Por cierto, Tsuyuri-san, ¿sí trajiste la cartulina, verdad?

—En efecto— respondió Kanao como si se tratara de un robot.

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