Capítulo 8.

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Hola mis capatinas, espero que estén bien, si el capítulo les aparece con el guión corto y mal editado, deben de borrar el libro de sus bibliotecas y volver a agregar el libro, no se porqué pasan estos errores en Wattpad, disculpen las molestias.

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—No hay forma en esta vida en que acepte tu propuesta, así que no insistas— me dice Yaisa dando por finalizado el tema de conversación. Estoy a punto de rechistar, pero ella se gira de lado dándome la espalda, pero que maleducada.

—Pero Yaisa...— comienzo a decirle, pero me interrumpe.

—Que no aceptaré, ahora vete y déjame dormir por Dios— suelta un sonoro suspiro. Ruedo mis ojos y resoplo con cansancio, que mujer ni más terca.

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Estamos en la recepción del hospital para pagar la cuenta y así irnos de una vez por todas de este lugar.

Estoy ansioso por salir de aquí, este lugar sólo hace traerme malos recuerdos.

Sacudo mi cabeza tratando de alejar esos pensamientos de mi mente, pero no se van, permanecen ahí, decido distraerme con otra cosa.

Observo a Yaisa quien se encuentra cargando a su bebé mientras lo mira con una infinita adoración y de sólo verlo me causa tanta ternura y felicidad y es aquí en dónde me doy cuenta que no he cometido un error en ayudarlos y sé que esta será la mejor inversión que habré hecho en mi vida.

—No puedo creer que me convencieras de aceptar está locura— me comenta Yaisa con desdén. Le sonrío con gracia, yo tampoco lo puedo creer pero ella sabía que está sería su mejor opción, ¿Quién no aceptaría una oferta así?

—¿Ya certificaron el nacimiento del bebé?— nos pregunta de mala gana la recepcionista, parece que nos odia porque no deja de mirarnos mal, que señora tan grosera, al menos debería de disimular.

Miro a Yaisa dándole a entender que no estoy comprendiendo nada de lo que me está diciendo la recepcionista y por su cara me doy cuenta que ella tampoco esta entendiendo nada, ahora mismo estoy seguro que parecemos dos idiotas.

La recepcionista resopla con fuerza y eso devuelve mi atención a ella.

—¿Certificación?— le pregunto con el ceño fruncido y ella sólo se dedica a blanquear los ojos.

—Si, el certificado que valide que el niño haya nacido en este hospital y no en otro— nos explica y nosotros sólo nos dedicamos a asentir —tienen que llenar este formulario con el nombre del bebé, el apellido de la madre y del padre, la fecha en que el bebé nació y la fecha en que se está certificando su nacimiento, ¿comprenden?

—Si, ya entendimos— le respondo. La recepcionista me tiende una hoja con un lapicero y le agradezco al cielo de que el formulario no contiene unas doscientas páginas como el anterior.

Como Yaisa no puede escribir y cargar al bebé al mismo tiempo decido llenar el formulario mientras ella me va diciendo la información que debo colocar.

—¿Nombre?— le pregunto.

—Ni siquiera había pensado en un nombre, no tenía pensado en criarlo así que por eso ni siquiera me había molestado en pensar en algún nombre— me dice y puedo notar cierta tristeza y creo que hasta vergüenza en sus ojos, a pesar de que su voz no está expresando nada, sus ojos lo dicen todo.

—¿Es en serio?— resopla la recepcionista con fastidio y la fulmino con la mirada, pero ella sólo me ignora. Alguien tendrá un reporte de mi parte por grosera —puedes ponerle Rigoberto o Elmercurio o Soledolio o Petronilo o Anastasio, yo pienso que son grandes nombres.

Después del arcoiris [Trilogía fragmentados #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora