Después del arcoiris [Trilogía fragmentados #2]

Capítulo 7.

Chicos si el capítulo les aparece con el guión corto y mal editado, tienen que borrarlo de sus bibliotecas y volver a agregarlos😫

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—¿Por qué no te has marchado de aquí?— me pregunta de una manera borde y fulminándome con la mirada. ¿Siempre será así o es por qué soy un completo extraño? —ya me ayudaste, ya di a luz, te agradecí por todo y siendo muy directa, pero... ya no te necesito, así que ya te puedes ir, ve a tu casa, seguro tienes familia, personas que están preocupadas por ti, ve a casa que seguro alguien está esperando por ti y no te quedes aquí con una completa desconocida.

—¿Y usted quién es?— pregunta el más alto de ellos y el que parece que tiene más experiencia.

—Yo soy...— comienzó a hablar, pero Yaisa me interrumpe.

—Nadie. No es nadie.— suelto un suspiro, me siento cansado, llevo horas sin dormir, tuve una crisis, debería estar en mi casa, en mi cama, tratando de dormir, pero de igual forma se que no dormiría por culpa de las pesadillas y Yaisa no me hace más fácil el trabajo.

Dirijo mi mirada hacia los dos hombres que aún se encuentran aquí y les sonrío de manera amable.

—Podrían por favor dejarnos solos por unos momentos— les pido y asienten.

—Esta bien, mientras tanto, piensen bien en la decisión que tomarán como padres.

—Yo no...— comienzo a hablar, tratando de explicar que no soy el padre, pero ambos se adelantan hacia la puerta sin darme tiempo para hablar.

Ok. Oficialmente soy padre sin querer serlo.

—Estaremos afuera— nos dice el más bajo de ellos y después se marcha dejándonos a ambos completamente a solas.

Nos quedamos en silencio unos momentos, permanecemos completamente quietos mientras nos miramos a los ojos y es la primera vez que me fijo a detalle en los suyos, son grandes y casi saltones, tiene unas largas y voluminosas pestañas, un par de arrugitas se le forman alrededor de los ojos, tiene unas enormes y feas ojeras y me pregunto si acaso dormirá, pero hay algo que por sobre todas las cosas es lo que más llama mi atención y son sus ojos, tiene un lindo color de ojos, son de un color negro, parece que si miraras a la misma noche, son únicos, exóticos y te dejan sin aliento.

Ella es la primera en romper el silencio y me saca de manera abrupta de mis pensamientos.

—Entonces, no me dirás porqué no te has ido aún de aquí o es que no te quieren en tu casa, aunque eso  explicaría todo— me dice sin un atisbo de delicadeza y me pregunto porqué desde que la conocí sólo se ha dedicado a actuar como si estuviera a la defensiva.

—¿Siempre eres así?

—¿Así cómo?

—Así de odiosa.— achica sus ojos mientras me lanza dagas con la mirada, pero ella se lo busco, es insoportable, aún así no pierde su postura, me mira con firmeza y decisión.

—Sólo los días de semana, en horario matutino y vespertino, ¿por qué? - me responde sarcástica y eso sólo me desespera más, que ser humano tan insoportable, ¿cómo alguien puede ser así?

—Vaya que gran sentido del humor tienes— notese mi sarcasmo.

—Mejor que el tuyo si es— hago acopio de todas mis fuerzas para no perder los estribos con ella, en serio que puede ser muy desesperante.

—Vayamos al grano— le digo finalizando con la especie de mini discusión que teníamos hace unos momentos —Mira, pensé en irme, es cierto, pero como te dije, pensé que no seria bueno dejarlos solos a ambos y menos en el estado en el que te encontré, no quería dejarlos solos, pensé que iban a necesitar algo y por eso no me he movido de aquí— además de que aún no estoy listo para llegar a mi hogar y enfrentar la terrible soledad que hay en el, pero claro que omito esa parte —pero cuando me he enterado de lo que planeas hacer, no pude evitar salir corriendo para acá y decirte que estas cometiendo el peor error de tu vida.