Capítulo 18.

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Aksel Baker.

Me encontraba observando a Yaisa, quien cargaba al pequeño Dillon, estábamos alistándonos para ir al médico ya que Dillon últimamente tiene muchas fiebres y lloraba por todo, entiendo que llorar sea normal para un bebé, pero la fiebre no debe de serlo y me preocupa bastante que algo grave le estuviera pasando, esperaba que no lo fuera.

Pese a eso, debo decir que estas últimas semanas han sido muy tranquilas, incluso más de lo normal, hasta Steven dejo de llegar tarde a casa de sus fiestas de adolescentes, Alex ha decidido estudiar karate y Allen y Brad al fin están más tranquilos, cualquier crisis que estuvieran atravesando al parecer ya la superaron y eso de verdad me alegra porque en serio que era muy incómodo estar cerca de ellos dos.

Aún así y a pesar de lo tranquilo que estaba yendo todo últimamente, yo sentía esta extraña sensación que me decía que algo no andaba bien, pero no sabía con certeza que era, tal vez fueran ideas mías y lo nervioso que me encontraba por la boda, la nueva gira que tendría en unas semanas, confesarle mis sentimientos a Yaisa y la salud del pequeño Dillon, tal vez todo eso me estaba poniendo más ansioso y nervioso de lo que debería, pero no estaba seguro, algo dentro de mí me decía que se trataba de algo más, pero no sabía el que.

—¿Nos vamos?— me pregunto Yaisa sacándome de mis pensamientos y respondí con un asentamiento de cabeza.

Tome el bolso de Dillon y la cartera de ella y nos encaminamos hacia la puerta, estábamos en completo silencio exceptuando por el resonar de nuestros pasos y los balbuceos de Dillon, el cual estaba casi hablando, unas semanas más y lo tendríamos pronunciando su primera palabra, es emocionante y ni siquiera sé porque me parece emocionante si ni siquiera soy el padre del bebé.

Dos horas más tarde llegamos al hospital infantil de Nueva York y nos encaminamos hacia el área de pediatría donde nuestro doctor nos estaba esperando, nos saludó en cuanto entramos y nos brindó asiento como siempre lo hace, es tan educado, muy educado principalmente con Yaisa.

—Vaya tan radiante como siempre señorita Finn— me removí incómodo en el asiento mientras observaba como Yaisa le sonreía con amabilidad, ¿por qué le sonríe tanto?

—Ya sabe que parezco un sol— ambos se rieron por su chiste, pero yo no le encontré gracia, bueno de hecho sí, pero no me daba la gana de reírme con ellos.

—Bien, veamos cómo esta esté campeón— nos dijo mientras le hacía todos sus chequeos a Dillon.

Permanecimos en silencio por unos treinta minutos mientras esperábamos a que el doctor terminara su labor, cuando lo hizo, le entrego el pequeño Dillon a Yaisa y prosiguió a hacer unos apuntes médicos en una hoja. Siguió así por unos cinco minutos más hasta que por fin habló.

—Bien, no tienen nada de qué preocuparse ya que este campeón no tiene absolutamente nada...— lo interrumpí de golpe ya que no entendía de que él hablaba.

—¿Cómo que no tiene nada? si le están dando muchas fiebres constantes, no cree que debería hacerle más chequeos para estar seguros de que verdad este bien, porque bueno sus fiebres dicen lo contrario— le dije con obviedad y el doctor solo me sonrió forzadamente mientras sentía como Yaisa tomaba mi mano para que me tranquilizara, pero yo no podía hacer eso en esta situación.

—Le aseguro señor Baker que no hay nada de qué preocuparse...— nuevamente lo interrumpí, puras patrañas hablaba este señor.

—Pero ¿está seguro de eso? porque como dije ya sus fiebres parecen decir lo contrario— dije mientras consideraba el hecho de cambiar de doctor, este solo sabe decir que todo estará bien mientras el paciente se está muriendo, ahorita viene alguien con un disparo en el pecho y el seguirá diciendo que estara bien.

Después del arcoiris [Trilogía fragmentados #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora