01: ❝La habitación púrpura.❞

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El edificio en el que vivían ambos estaba ubicado en una zona frecuentada de Seúl, rodeado de otros edificios tanto en frente como a los lados. En el centro, había un pequeño círculo con un jardín y un enorme árbol. El departamento tenía dos habitaciones: la principal, que era su dormitorio, y otra al frente que estaba separada, no necesariamente para invitados o cajas de mudanza.

Hace dos años, mientras hacían las compras para la semana, caminaban tranquilamente por un pasillo dedicado a artículos para niños pequeños. Desde pañales y biberones hasta zapatillas y carritos de primeros pasos. En ese momento, sus ojos se encontraron cuando JiSung sostenía un biberón y MinHo unas zapatillas. Compartieron una pequeña sonrisa con estrellitas en los ojos al darse cuenta de que tenían la misma idea. Cuando llegaron a casa, hablaron sobre las posibilidades de adoptar. Mientras esperaban una respuesta del orfanato, se esforzaron en decorar la habitación, ya que todo indicaba que podrían pasar las pruebas. Durante el proceso, compararon diferentes objetos y ropa. Desafortunadamente, su solicitud fue rechazada después de tres meses de espera. A pesar de todo, seguían esperanzados y con una gran ilusión. Con el tiempo, donaron y regalaron varias cajas de ropa para bebés. Cuando intentaron por segunda vez, ya tenían un bebé de meses, lo que les hizo darse cuenta de que un bebé no era para ellos. Se deshicieron de las cosas que consideraron inapropiadas para un niño, pintaron las paredes de un tono púrpura pastel con nubes rosas y blancas, así como estrellas amarillas. Compraron una cama pequeña con una mesita y una lámpara con diseño de galaxias, estantes con cuentos infantiles y una variedad de juguetes, incluyendo muñecas que les llamaron la atención.

Durante un año y un poco más la habitación se mantuvo vacía y limpia hasta la actualidad.

Sentado en una silla de madera junto a la ventana, sobre la cabecera de la pequeña cama, MinHo sostenía un conejo rosa que había comprado junto con un pequeño oso de bolsillo en un puesto callejero. El día que lo llevó al departamento, JiSung quedó encantado. Estaba tan feliz que prepararon su comida favorita y la acompañaron con vino.

—¿Qué estás haciendo, Honnie?

—Solo estaba recordando el día en que traje a este amiguito a casa y comimos brochetas hasta reventar — mencionó MinHo, observando cómo su esposo se sentaba en la cama y detallaba el conejo antes de sonreír vagamente. Sin embargo, esa sonrisa se desvaneció lentamente, dejando un gesto triste y casi decepcionado en su rostro.

—A veces pienso que deberíamos dejar de intentarlo. Ningún orfanato nos da la autorización y no tenemos suficiente dinero para contratar a un abogado. Ya no puedo, MinHo. Ya no puedo seguir ilusionándome de esta manera — dijo JiSung con voz cada vez más baja, colocando las manos en su rostro y soltando un suspiro cansado. Sintió la presencia de su pareja cuclillas frente a él.

—JiSung, ven aquí un momento — habló, sentándose en el suelo y atrayéndolo hacia su regazo. Besó su coronilla y lo abrazó, ambos en el centro de la habitación púrpura, sobre una alfombrilla celeste de peluche.

—Estoy cansado y me duele un poco el pecho.

—Entonces iremos a dormir. No quiero que te estreses de nuevo. También quiero recordarte que en unos meses iremos al orfanato de Ulsan, y este será el último.

—¿El último, dices?

—Sí, prometimos que esta habitación sería la última. Además, no hay más opciones. Ánimo y vamos a dormir, mi cielo. Puedes recostarte sobre mí toda la noche si quieres.

—Me consientes demasiado —dijo JiSung con ternura, recibiendo un segundo beso en la mejilla.

—Me encanta hacerlo — respondió de inmediato.

MinHo logró sacarle una risita, y lo llevó en brazos hasta su habitación. Tiraron al azar las pantuflas de gato y pollito que se habían regalado mutuamente en Navidad. JiSung tomó una sábana blanca y se cubrió con ella mientras se recostaba sobre su esposo, quien comenzó a rodearlo con sus brazos.

La habitación de ambos era de color amarillo, con pequeñas plantas en la ventana y cuadros de las pinturas que MinHo realizaba, incluyendo uno grande sobre la cabecera de la cama. Había luces de foquitos dorados enrollados en una planta de plástico que cubría gran parte de la pared, y también una televisión frente a la cama. Ese pequeño espacio era de los dos, lo habían construido juntos y deseaban proteger a alguien, al igual que las tres pequeñas flores en una de las macetas de la ventana. JiSung sentía cierta envidia por ellas.

Finalmente, sumergido en los brazos de Morfeo y la calidez de su esposo, tuvo un sueño profundo y abstracto, sin sentido común.

En una pequeña parte de su sueño, ambos estaban en su casa, almorzando mientras veían a MinHo casi ahogándose con arroz. Pudo ver las pequeñas manos del niño aplaudiendo y al lado de él, un niño de cabello negro y corto que también reía, vestido con un pijama de dinosaurio. Al verlo, solo sus ojos se hicieron notar, como una estrella fugaz en el cielo. Escuchó claramente el nombre “JeongInnie”. Fue en ese momento cuando todo cambió. El gatito de Lee subió a la mesa y el escenario se transformó en un parque triste y gris, donde llovía a cántaros y no había ninguna alma vagando ni pájaros cantando. Era extraño, muy extraño.

A mitad de la noche, abrió los ojos y vio a su pareja saliendo del baño. Soltó un suspiro y volvió a cerrarlos, esperando a que MinHo se acostara para abrazarlo por la espalda. Aún en la oscuridad, su mente divagaba y solo podía pensar en el nombre que apareció en sus sueños y en el cambio tan drástico. Pensaba intensamente, como solía hacer cada vez que algo lo intrigaba.

❝We Are Jaune❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora