10: ❝La habitación blanca.❞

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En la cocina con Heize, creando un ambiente melancólico, el aroma de la piña, el pollo y el vino mantenían a MinHo en su lugar, calmado y concentrado. Su respiración era lenta mientras cortaba hábilmente zanahorias y pepinos. De vez en cuando, apartaba un mechón de cabello de su rostro que le molestaba los ojos, pero eso no lo desconcertaba. Se sentía tranquilo.

—Luces tan atractivo siendo un profesional, a veces no puedo creer que seas mi esposo, Han MinHo. Suena encantador.

El pelinaranja sonrió por las ocurrencias del menor. Un espectador apoyado en el umbral de la puerta admiraba el empeño de su pareja.

—¿En qué momento cambié mi apellido por el tuyo, Han?

—Hace tres años, cuando acepté el anillo — dijo, cruzando los brazos para adoptar una postura intimidante.

—Ah, claro — respondió, guardando algunas cosas en el refrigerador. El peligris entrecerró los ojos, observando los movimientos desinteresados de su esposo—. JiSung, saca el pollo del horno por favor — pidió, pero no obtuvo respuesta. Giró sobre sus talones y lo encontró con la vista baja, jugando con sus anillos de plata. Intentó llamar su atención nuevamente, pero fue ignorado una vez más—. Amor.

Dejando los guantes en la mesa, se acercó y colocó sus manos en su cintura, acercándolo a él en un abrazo. Pronto sintió los brazos de JiSung rodeándolo y una dulce risa que indicaba que había logrado su objetivo.

—Eres muy manipulable, Min.

—Y tú eres demasiado adorable. ¿Por qué me haces esto? Sabes que mi corazón no puede resistirse.

—MinHo, deja de enamorarme de esa forma, estoy sufriendo. Voy a demandarte.

El pelinaranja sonrió con gracia y levantó su rostro para tenerlo frente a frente. Juntaron sus narices en una posición similar a un beso esquimal—. ¿Por qué lo harías?

—Por robo de sentimientos, exceso de belleza, ternura y por ser guapo. Eso es un delito muy grave.

—Ah, entonces tendré cadena perpetua —susurró MinHo, rozando sus labios con los carnosos del peligris, saboreando el bálsamo de durazno que los hacía brillar.

Después de los pequeños juegos con sus narices, unieron sus labios en un beso suave que los conectaba directamente con sus corazones. Sin otras intenciones, continuaron disfrutando de ese pequeño y cariñoso momento, intercambiando sonrisas de vez en cuando.

Sin embargo, un jaloneo en la manga del pantalón de JiSung hizo que volteara hacia abajo, donde Innie estaba tratando de llamar su atención.

—¿Comemos? — preguntó el azabache.

Los ojos de MinHo se abrieron en gran sorpresa al ver al pequeño—. Santo cielo, parece que estás hecho de barro, Innie. ¿Qué hiciste...? — con una rápida mirada a sus pies, que parecían haber dejado huellas por todo el departamento. Su ropa estaba completamente sucia y su rostro cubierto de lodo, sin mencionar su cabello.

La carita del pequeño mostraba su desconcierto. ¿Acaso había hecho algo malo?

—Creo que necesitas un baño.

—¡Baño de espumas! — exclamó el azabache—. Bobujas, a Innie le gustan las bobujas.

Poniéndose de cuclillas a la altura del pequeño, el pelinaranja apretó su nariz suavemente, haciendo que arrugara la suya—. Eres un mocoso, así que vamos a darte un baño.

—Ve a bañarlo, yo prepararé la mesa y luego nos unimos. Tendré leche caliente lista para su pancita — dijo JiSung.

—Como diga, jefe Isu. Cumpliré la misión de limpiar con cuidado al pequeño príncipe — respondió MinHo, con voz firme, lo que hizo que el pequeño comenzara a reír, especialmente cuando comenzaron a marchar como los soldaditos de la televisión.

❝We Are Jaune❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora