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Suspiró de nuevo, apagando el fogón de la estufa. Llegaría tarde a su trabajo, pero eso no importaba con tal de evitar una golpiza segura. Necesitaba dejarle la comida hecha a su padre y a la mujer que seguramente traería está noche. Se secó las manos con un trapo, poniéndolo a un lado y quitándose el delantal.

Salió de la cocina y caminó hacia la sala, agarrando el pequeño bolso que estaba ahí para poder irse a su trabajo.

                               ∆∆∆

Lizzy llevó el pedido de una pareja hasta la mesa.—Que lo disfruten.—dijo con una sonrisa, mientras se alejaba e iba hacia el mostrador, dónde su compañero la esperaba.

—Vaya, seis mesas en una hora. Eres una máquina.—dijo él con una sonrisa, haciendo sonreír a la chica también. Le iba a responder a no ser por la campana de la puerta sonar, anunciando nuevos clientes.—Y ahí viene tu mesa número siete.—dijo con diversión. Lizzy sonrió y volteo, para después quedar paralizada en su sitio al ver quién había entrado a la cafetería. Se volteó nuevamente, mientras maldecia entre dientes y deseaba que no la haiga visto.

—¿Puedes atenderlos tú, por favor?—dijo nerviosa, sintiendo sus manos temblorosas. Luke frunció el ceño confundido, no entendiendo el cambio de actitud de su compañera.

—Eh, Lizzy, te has puesto pálida. ¿Te encuentras bien?—preguntó él con preocupación, poniéndole una mano en su hombro. Lizzy intento sonreír, pero le salió una más bien una mueca.

—Lo estoy... S-solo no quiero atender esa mesa. Por favor hazlo tú—le suplicó, haciendo al chico suspirar para después asentir. Le dió una pequeña sonrisa a la ojiazul y comenzó a caminar hacia la mesa en dónde se encontraban cuatro jóvenes riendo. Bueno, solo reían tres, ya que un chico de cabello trenzado lo miraba como si lo quisiera bajo tres metros de tierra mientras se acercaba. Luke trago saliva nervioso.

—Bienvenidos a crazy pop's. ¿En qué puedo ayudarles?—dijo entre dientes, mientras fingía una sonrisa, haciendo que los tres pares de ojos restantes lo miraran. La chica rubia sonrió, aclarandose la garganta.

—Yo quiero...

—Quiero que me atienda ella—la interrumpió en una demanda, mientras señalaba a Lizzy con su dedo. Él la había visto desde que se había sentado en ese lugar, y ahora la quería a ella. Sus amigos fruncieron el ceño, viendo por dónde Tom señalaba. Luke también miró a Lizzy, quien temblaba en su sitio al ver a Tom señalandola y a sus amigos mirándola. Luke empuñó sus labios.

—Ella ahora no está disponible... Seré yo el que los...

—La quiero a ella, dije—sentenció de nuevo, interrumpiendo las palabras del chico, quien cerró la boca de inmediato.—Asi que ve y dile que nos atienda.

El castaño suspiro, cerrando los ojos por unos momentos.

—Bien, iré por ella.—dijo entre dientes, haciendo a Tom sonreír. Luke se dió la vuelta y camino hacia Lizzy, quien al verlo acercarse con una mueca la inquietud creció en ella.

—¿Que? ¿Que dijo?—preguntó ella, mientras se mordía las uñas con ansiedad. Luke negó, haciendo una mueca.

—Lo siento, Lizzy. Quieren que tú los atiendas.

Ella se quedó con una sensación de hundimiento en el estómago. Sabía que no tenía más remedio que ir allí, pero no pudo evitar sentir que todo era un sueño terrible. Luke se lamentó al ver el semblante de la chica, acercándose más a ella.

—Esta bien.

—Lizzy, si no quieres ir los puedo atender yo. Él no puede obligarte a atenderlo y si no le gusta eso entonces se puede ir al carajo—dijo Luke en forma de apoyo, brindándole suaves caricias en el hombro, haciendo a la chica sonreír débilmente. Mientras todo pasaba bajo la atenta mirada del chico trenzado.

Un Año Y Tres Meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora