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Tres años antes

Primer día de clases después de un largo periodo de vacaciones, y estaba un poco nerviosa, no lo iba a negar.

Me mire al espejo por última vez, examinando que todo haiga quedado en su lugar. Me acomode la manga de mi suéter al ver que se veía un golpe, tapándolo enseguida. Suspire. Esta era mi rutina de todos los días, levantarme, arreglarme y examinar que no se viera ningún golpe. Papá era inteligente, él me golpeaba en lugares que no se pudieran apreciar. Pero está vez llegó más tomado y drogado que la vez pasada, y terminé con heridas en todas partes.

Deje mi cabello suelto, tapando algunos hematomas en mi cuello, ya que anoche intento estrangularme.

Sonreí hacia el espejo, asintiendo.

—Un día a la vez, Ellie... Un día a la vez.

Salí de mi habitación y baje las escaleras, viendo con una mueca el estado de papá. Se encontraba dormido en el sillón, con una rubia desnuda sobre su cuerpo, también dormida. Me acerque con cuidado, mientras recogía con cuidado las botellas de cerveza estaban regadas por todas partes. Tenía que limpiar todo, porque si se despertaba y miraba todo esto se iba a enojar mucho.

Lleve las botellas a la cocina, agarrando una bolsa de basura y ponerlas ahí. Suspire, agarrando una manzana, viendo hacia el reloj. Ya se me estaba haciendo tarde. Agarre la bolsa con las botellas y mi bolso, saliendo de la casa. Heche la bolsa en el bote de basura y comencé a caminar rumbo a la universidad. Papá tenía auto, pero me hacia ir caminando todos los días hacia la universidad. Decía que el auto era para cosas más importantes, como recoger a prostituta y llevarlas a la casa. Resople al sentir una oleada de calor envolverme, quería con todas mis fuerzas quitarme el abrigo, pero por obvias razones no podía.

Me pare unos segundos, al ver el gran edificio de mi universidad, mirándolo con algo de nostalgia. Caí de manos al piso al sentir un choque en mi espalda, haciéndome regar todo. Mire hacia arriba al escuchar una rusa burlona.

—Lo siento, bichito, pero necesitaba atraparla—me dijo el chico frente a mí, señalando su mochila con burla. Negué con la cabeza, restándole importancia.

—No te preocupes, Tom. Estoy bien.

Él volvió a reír, mientras se daba la vuelta y entraba con sus amigos. Suspire, recogiendo mis libros.

—Oh, por Dios. Déjame ayudarte—alce la mirada de nuevo, viendo con curiosidad a una chica pelirroja de grandes ojos verdes, viéndome con preocupación—.Vi lo que ese idiota te hizo. Que patán.

Le di media sonrisa cuando recibí mis cuadernos.

—Gracias.

—No hay de que—se encogió de hombros. Extendió su mano—.Soy Allison, por cierto.

Estreché su mano, asintiendo.

—Elizabeth, pero me puedes decir Lizzy.

Ella me sonrió, comenzando a caminar junto a mi.

—Y dime, Lizzy. ¿El tipo de hace rato siempre es tan idiota?—preguntó, y hasta parecía curiosa.

—¿Hablas de Tom?—me encogí de hombros—no es un idiota, solo tiene un modo de ser... Especial.

Llegué primero a mi casillero, abriéndolo y metiendo mi bolso, para después sacar los libros que me correspondían para mi clase.

—Si con especial te refieres a idiota, entonces si, es muy especial.

Reí por su comentario, cerrando mi casillero.

—¿Que clase te toca?—le pregunté. Ella miró su horario, analizandolo.

Un Año Y Tres Meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora