Capítulo 15. Lo que el destino les tenía preparado

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Mientras tanto, Enid se encontraba descansando en su habitación, sintiéndose débil y afectada por la extraña enfermedad que la aquejaba. Yoko, preocupada por su amiga, se quedaba a su lado para cuidarla durante la ausencia de Wednesday.

-Tranquila, Enid. Wednesday volverá pronto con algo que te ayudará- aseguró Yoko, intentando reconfortar a su amiga.

Enid asintió débilmente, agradeciendo la compañía de Yoko. La habitación estaba envuelta en una atmósfera tranquila, con Yoko velando por Enid y la esperanza de que la llegada de Wednesday traería consigo la solución a su misteriosa enfermedad.

Cuatro días transcurrieron desde que Wednesday partió en busca del anillo en el inframundo, y la preocupación pesaba en el corazón de Enid. La ausencia de su amada la dejaba inquieta y, a medida que el tiempo avanzaba, sus pensamientos se volvían cada vez más intranquilos.

Yoko, notando la ansiedad de Enid, intentaba brindarle consuelo. -Ten paciencia, Enid. Wednesday regresará pronto. Seguro está haciendo todo lo posible para solucionar esto -dijo Yoko, tratando de infundir esperanza en su amiga.

A pesar de las palabras de aliento, Enid no podía evitar la preocupación que se acumulaba en su interior. La incertidumbre del motivo detrás de su enfermedad y la espera de la vuelta de Wednesday la mantenían en vilo.

...

Wednesday, en su camino de regreso a la Academia, se encontró con entes y sombras que intentaban obstaculizar su avance. Aunque se hallaba debilitada por el cansancio, la determinación ardía en sus ojos. Los seres oscuros, al notar el resplandor del anillo, se abalanzaron sobre ella, buscando arrebatárselo.

A pesar de las heridas que le infligieron, Wednesday desplegó una fuerza impresionante. Con movimientos ágiles y la magia que fluía en sus venas, derrotó a los intrusos oscuros con una destreza que dejó claro que, incluso en su estado debilitado, no era alguien a quien subestimar. Con el anillo aun resplandeciendo en su dedo, siguió su camino, decidida a regresar con Enid y poner fin a la angustia que envolvía sus corazones.

...

La noticia de la enfermedad de Enid llegó a oídos de sus padres a través de la directora Weems. La madre de Enid, al enterarse del estado de su hija, decidió visitarla de inmediato. Al llegar a la Academia, se encontró con una Enid debilitada y enferma. La sorpresa y el miedo se reflejaron en los ojos de la madre, quien, al ver el estado de su hija, decidió que lo mejor era llevársela de vuelta a la manada.

Convencida de que Enid moriría y buscando asegurar el beneficio para la manada, la madre de Enid expresó la urgencia de casar a su hija lo antes posible. La tensión se palpaba en el aire mientras se desataba un conflicto entre el deseo de la madre por la tradición y la resistencia de Enid, quien luchaba por su propia libertad y amor.

Yoko observó con sorpresa y preocupación. La tensión se hizo evidente en el aire, y Enid, a pesar de su debilidad, mostró determinación en su mirada. Yoko, al darse cuenta de la difícil situación, se mantuvo a un lado, apoyando silenciosamente a Enid en lo que fuera necesario. La madre de Enid, con una expresión decidida, dejó claro que tenía planes para su hija, desencadenando una mezcla de emociones en la habitación.

A pesar de su debilidad, Enid luchaba con todas sus fuerzas contra la idea de ser llevada por su madre de vuelta a la manada. Sus ojos reflejaban resistencia, y cada movimiento era un esfuerzo para mantenerse firme en su decisión. La madre de Enid persistía en su propósito, pero Enid, valiente y terca, no cedía fácilmente.

Entre sus quejidos, Enid pronunciaba palabras entrecortadas, expresando su resistencia y descontento ante la idea de regresar a la manada. -No quiero...volver -murmuraba con voz debilitada pero firme, dejando claro su rechazo hacia la imposición de su madre.

Ángel de la oscuridad | Wenclair AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora