En la noche me visitaste, estabas más tranquilo, en tu mano izquierda sostenías un ramo de anémonas y en la otra tenías las llaves de la celda.
— Soobin. — te saludé — No tendré espacio para esconder esto.
— No tienes porque preocuparte de eso. Todos ya saben.
— ¿Qué?
— Ellos ya saben que te saco y que vengo a visitarte.
— ¿No tendrás represalias? — te cuestioné
— No tienes que preocuparte por eso, Jun. — abriste la celda y entraste como cualquier otro día, pero esta vez había algo que no me dejaba estar tranquilo. Te sentaste junto a mí sobre la placa de cemento, pusiste el ramo a un lado y me abrazaste tan fuertemente qué podríamos habernos fusionado, entonces comencé a sentir tus lagrimas.
— ¿Está todo bien? — averiguaba mientras te seguía abrazando. Pude sentir el movimiento de tu cabeza asintiendo. — Sé que no quieres hablar de lo qué está sucediendo, pero creo que tengo el derecho a saber. — te quedaste en silencio total. — Puedes contar conmigo para lo que necesites. ¿Lo sabías?
Dejaste de abrazarme y me miraste fijamente a los ojos. — Lo sabía. — utilizaste tus manos para limpiar las lagrimas, me era imposible creer que un oficial de policía podía ser tan sensible. — Yeonjun, sabes que hay algo que tengo que contarte ¿no?
— Sí, ¿me dirás que es?
— Hace poco fui al doctor. — comenzaste, en nerviosismo que sentí fui inmenso, ¿qué era lo que te habrían dicho para que estuvieras tan mal? — sabes que últimamente he estado distraído, y ni siquiera puedo reconocerte a veces... "prosopagnosia" ¿haz oído de esto?
— Jamás. — te confesé.
— No puedo reconocer ni recordar rostros, tengo que utilizar otros datos para saber bien quien eres, pero el problema más grande no es este.
— ¿entonces? — te pregunté. Mi preocupación crecía más y más, haciendo que mi corazón se acelerara y me costara respirar.
— Tengo Alzheimer.
Tus palabras fueron como un puñal para mí, eras tan joven y tendrías que lidiar con eso... sin mí. No supe que responder, mi mente se quedó totalmente en blanco, creo que te diste cuenta porque tampoco dijiste nada.
— Perdóname. — finalmente respondí. — no sé que responder.
— No tienes que hacerlo. — dijiste tan tranquilamente que me dolió aún más. — solo quería que lo supieras, de todos modos ya no puedo hacer nada.
— ¿y qué pasará más adelante?
— Perderé la memoria. Es algo inevitable.
— ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo?!
— De nada sirve preocuparme, no cambiará nada.
Tenías razón. Pero me parecía inhumana tu reacción, aunque yo no era el más indicado para hablar de amor, a fin de cuentas yo era un mounstro y tu eres demasiado sencillo.
— Yeonjun. — me hablaste. — ¿puedes prometer algo?
— No lo sé. — respondí — ¿Qué es?
— Recuérdame siempre. — te acercaste más a mí. — te pediré lo mismo que alguna vez me pidieron a mí. Recuérdame como tu primer amor incluso si no lo fui. — tomaste mi mentón y juntaste nuestros labios, los tuyos eran tan cálidos y suaves, tenían un leve sabor al café que siempre —y a todas horas— tomabas.
— Lo prometo, Soobin. — te lo prometí incluso aunque sabía que no lo podría cumplir, cuando hubieras perdido la memoria por completo yo ya me habría ido de este mundo.
— Te amo, Yeonjun. — ni siquiera esperaste a ver si respondía, te levantaste y te fuiste.
Durante la noche pensé en todo. ¿Por qué me sentía tan mal al saber que me olvidarías? ¿Por qué me dolía tanto la idea de no formar parte de tu vida ni en tus recuerdos más antiguos? Y sobre todo ¿por qué me preocupaba tanto saber que sería de ti? Incluso aunque en ese momento no quise aceptar el verdadero motivo de todo, decidí que no permitiría que me olvidaras tan fácilmente.
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Flores marchitas, poemas oscuros. - Yeonbin.
FanfictionPara Soobin no hay mejor musa que el amor que tiene por Yeonjun. La inspiración es el susurro del universo en el oído del corazón, una melodía que acaricia el alma y despierta la danza de las ideas. Esta a veces proviene de lugares extraños. Dicho...