IV. Gloxinias

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Pasó una semana desde aquello, durante los siguientes dias me sacabas de la celda para llevarme a aquel bello jardín –aunque algunas veces te olvidabas de ir–, dejé de ver aquel lugar como una ruta de escape y comencé a pensar en él como un lindo refugio para los dos.

Justo como el primer día, llegaste a mi celda a eso de las once de la noche. Creí que como en los días anteriores me sacarías de la celda para hacer algo, o que al menos entrarías para sentarte en la placa que me servía de cama, pero te limitaste a sentarte fuera de la celda con las piernas cruzadas.

— Te traje algo. — sacaste una flor y una nota. Era una flor colorida y una carta aún más larga que las demás que había recibido — Una gloxinia. ¿Sabes que significa?

Negué con la cabeza y sonreíste. — Toma — dijiste mientras me ofrecías la carta.

"En el jardín de las gloxinias en flor,
el sol acaricia, pero hay temor.
Sus colores vibrantes danzan en calma,
mientras el corazón se sume en la palma.

El sol, testigo de historias entrelazadas,
muestra amores en luces desgastadas.
Gloxinias susurran secretos al viento,
del miedo profundo que crece en silencio.

A lo lejos, alguien se aleja en la tarde,
como sombra que abraza, pero desgarde.
Las flores tiemblan con pétalos de ansiedad,
mientras el sol contempla la fragilidad.

El temor se refleja en la luz dorada,
como una melodía triste, una balada.
Las gloxinias, en su esplendor efímero,
ocultan el dolor en su delicado imperio.

Querido Yeonjun:

A medida que los días pasan, hay algo en el aire que despierta en mí un sentimiento especial. Como las gloxinias que florecen en el jardín, hay algo hermoso que ha brotado en mi corazón, algo que parece resonar con la magia de los colores vibrantes y la fragancia sutil.

En nuestro recorrido diario, noto que la vida se vuelve más rica, más llena de matices, cada vez que comparto contigo esos pequeños momentos que se vuelven tesoros en mi memoria. Cada risa, cada mirada, es como una obra maestra pintada en el lienzo de mi existencia.

Las gloxinias, con su elegancia única, me recuerdan a ti. Cada pétalo es como un fragmento de la belleza que veo en ti, en la forma en que iluminas mi día con tu presencia. Como estas flores que guardan secretos en su interior, también hay algo que guardo con cariño en mi corazón.

Espero que estas palabras lleguen a ti como un susurro suave, como la brisa que acaricia sin revelar su origen. Aunque mi corazón guarda sus secretos, siento la necesidad de compartir contigo la luz que emana de esta experiencia única que es conocerte."

Es la primera vez que me escriben una carta. — levanté la vista y volteé a verte. — ¿lo sabías?

— No, pero no me es difícil de creer. Eres temido en esta prisión. — sonreíste. — ¿tú sabías eso?

— Lo sabía. — respondí.

— Pero apuesto que hay algo que no sabes. — te acercaste a mí haciendo un ademán como si susurraras. — las gloxinias simbolizan el amor a primera vista. — sin decir nada más te levantaste y te fuiste.

Sentía mi cara cada vez más caliente y estoy seguro que estaba roja, roja como un tomate o tal vez como una rosa.

"Amor a primera vista", pensé, ¿de verdad eso había sucedido? Tomé la carta y la leí unas cuantas veces más –con unas cuantas veces me refiero a unas dieciséis veces más– cuando me terminé de convencer de que era real todo, volteé mi cabeza hacia el techo.

¿Tú me gustabas a mí?

Flores marchitas, poemas oscuros. - Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora