6.- En el Jardín Sankeien (cont)

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—Antes de ser miembro de la ADA, trabajé para la Port Mafia —confesó de repente.

¡ESO ERA! Inconscientemente detuviste en seco tu jugueteo con su melena ondulada.

—¡Es broma! —Rió despreocupado.

¿En serio tenía la clara intención de fingir que esa confesión nunca había ocurrido? Sin embargo eso no funcionaba contigo, con tu forma de percibir la realidad. Tal vez otros no se percatasen de ello, pero, para ti, siempre había sido más fácil detectar cuándo una persona está siendo coherente con lo que está diciendo por su boca y lo que está expresando inconscientemente con su lenguaje corporal, por muy sutiles que sean las señales. Puede que ese sea el disparador que activa tu intuición, la cual pocas veces falla.

—No. No lo es —aseguraste, puede que con demasiada frialdad.

Él te miró desencajado.

—(TN)-chan, amor, ¡te mentí! —Se incorporó de inmediato—. ¿De verdad crees que trabajé para la mafia?

Sus ojos se movían más rápidamente de lo que estabas acostumbrada a distinguir. Estaba rastreando cualquier gesto que le diera una pista de lo que estaba pasando por tu cabeza.

—Sí. Ahora todo cuadra —dijiste con un hilo de voz.

Una lágrima escapó de tus ojos y rodó lentamente por tu mejilla. Su mano rauda quiso enjugar aquella lágrima, pero tú la detuviste antes de que hiciera contacto con tu piel. Pánico, eso fue lo siguiente que viste atravesando sus ojos. Interpretó mal tu acción, ¿acaso no se percató de que detuviste su mano con la intención de poder envolverla con las tuyas? Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios, derrotado.

—138 asesinatos, 312 casos de extorsión, 625 estafas y otros fraudes desde los 15 a los 18 años. ¡Con estas manos! —Las miró. Luego las cerró en un puño y apretó fuerte—. No te culpo por no querer que vuelva a tocarte. Este momento iba a llegar antes o después, prefiero que sea antes. —Sus palabras te rompieron por dentro en mil pedazos.

Sin embargo, detrás de todas aquellas atrocidades pasadas que le daban sentido a todo lo que habías percibido sutilmente desde que lo conociste, tú podías ver el cuadro al completo, un cuadro lleno de oscuridad y luz en equilibrio. ¿Por qué no se daba cuenta? ¿Por qué estaba tan ciego? Tus lágrimas seguían brotando. Él se puso en pie.

—Creo que es mejor que me vaya —dijo con tono sombrío, pero no le dio tiempo a incorporarse del todo.

—¿A dónde crees que vas, Dazai Osamu?

De un brusco tirón de su manga lo volviste a sentar en el césped. La forma en la que pronunciaste su nombre al completo helaría la sangre a cualquiera, incluso al moreno le produjo algo de respeto. Con otro tirón acomodaste de nuevo su cabeza en tu regazo.

—Tú no te vas de aquí —espetaste con genio y los ojos húmedos bien abiertos—. Me sorprende que alguien que fue mafioso, con semejante historial, se venga abajo con tanta facilidad. No huyas de las conversaciones difíciles y mucho menos si eres tú quién las ha iniciado. —Le reprochaste con severidad—. Así que habla, di lo que piensas y sientes. ¡Confía en mí!

Dazai te miraba desde abajo boquiabierto. ¿Qué acababa de pasar? Esa nueva versión de ti lo había pillado totalmente con la guardia baja. Si en vez de con él hubieras actuado así con otra persona, seguramente a ese alguien le hubieras dado bastante miedo. Además, ¿le acababas de regañar por inmadurez?

Sabía que también considerabas la mafia como parte de Yokohama y veías como algo "natural" el hecho de que aquella organización criminal tuviera poder en los estratos más influyentes utilizando métodos para nada éticos. Eso era algo que todo ciudadano sabía, así funcionaba aquella singular ciudad que tanto amabas. Sin embargo, eso no implica aceptar lo que la Port Mafia hace y él fue uno de los ejecutivos que impulsó la organización al pleno apogeo en el que se encontraba ahora. En aquella época era conocido como "el demonio prodigio". ¿Estarías dispuesta a seguir a su lado tras su confesión? La duda lo invadió tras ver tu primera reacción. Mejor ser directo.

Misión en Yokohama | Dazai OsamuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora