1.- En la Agencia de Detectives Armados

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Era primera hora de la mañana de un precioso sábado de mayo. Hacía tan solo unos minutos que te habías levantado. Además, de muy buen humor, ya que el tiempo era espléndido y en la temperatura se empezaba a notar esa calidez tan característica de la época, que avisa que el verano está a la vuelta de la esquina. Habías estado deseando que llegara el fin de semana para descansar. Últimamente tu trabajo te exigía mucha dedicación de lunes a viernes y resultaba agotador. Tu teléfono móvil sonó, miraste la pantalla. El simple hecho de leer su nombre ya te hizo sonreír. ¿Podía empezar mejor el día?

—¡Buenos días mi flor de loto! —exclamó enérgicamente desde el otro lado de la línea—. ¿Cómo despertó mi bella durmiente? ¿Descansaste bien? —Escuchar su voz era música para tus oídos.

—¡Buenos días, mi amor! Sí, estoy estupenda, ¿y tú? ¿Qué haces llamando tan temprano? —preguntaste algo sorprendida.

No era muy común que Dazai madrugase, mucho menos un sábado. Despegar a tu novio de las sábanas era todo un desafío. Tampoco es que te importara mucho esa pereza suya, al fin y al cabo en eso os parecíais, pero ciertamente lo de hoy era algo excepcional. Cierto, ahora recordaste, justo hace un par de días te comentó que en la ADA estaban muy liados e iba a tener que echar horas extra.

—¡Es que no podía sacarte de mi cabeza! De hecho, estoy fatal, he dormido muy mal porque te echo tanto de menos... ¡Oh, mi belladonna! —Dramatizó como solo él sabe.

Un "no empieces ya a escaquearte Dazai, deja el teléfono" de Kunikida se escuchó de fondo, no pudiste evitar que se te escapara una risita.

—Me creo más la versión de Kunikida. —Le chinchaste.

—¿Insinúas que solo te he llamado para no trabajar durante un rato? Pero qué cruel (TN)-chan... —Lloriqueó cual niño pequeño, pero se repuso rápido—. Lo que pasa es que ser el detective más confiable de toda la agencia es una gran responsabilidad y el ca-.

El rubio lo volvió a interrumpir con un lejano "¿Tú el más confiable? No me hagas reír. Si eso fuera cierto la agencia ya habría desaparecido hace tiempo con el prestigio por los suelos". Esta vez se te escapó una carcajada, ese dúo laboral parecía mas un dúo cómico que otra cosa.

—No le hagas caso, está muy estresado porque quiere que nuestra misión de hoy salga perfecta —susurró, aquellas palabras de su compañero no parecían haber tenido ningún efecto negativo en su ánimo—. Y el caso es que, retomando lo dicho, necesito tu ayuda, amor. ¡Es un asunto impostergable y eres la única que puede ayudarme a seguir manteniendo mi buena reputación!

—Está bien. Dime, ¿qué necesitas? —Aceptaste intrigada. Seguramente sería cualquier chorrada de las suyas—. ¿Vendajes nuevos? ¿Hay alguna oferta de latas de cangrejo en el supermercado y quieres que las compre antes de que se agoten? ¿Has tenido alguna nueva revelación existencial y necesitas saber mi punto de vista? ¿Vas a gastarle alguna broma a alguien y te gustaría que fuera tu cómplice?

—¡No! —canturreó un tanto misterioso—. Verás, ha llegado un encargo a la agencia esta misma mañana. Es bastante sencillo, pero requiere que sea realizado hoy mismo. Sin embargo, precisamente hoy estamos todos de servicio con otras misiones más peliagudas que requieren de nuestras habilidades y no podemos llevarlo a cabo. —Uy, aquello ya te estaba dando mala espina, el moreno siguió hablando—. Y claro, como el hombre del encargo es tan amigo del señor presidente no le ha quedado más remedio que aceptarlo. Es comprensible, ¿verdad? —enfatizó con inocencia fingida e hizo una pausa, seguramente para darte tiempo para asimilar lo que te iba a pedir a continuación, lo estabas viendo venir... —Entonces te propuse a ti para llevar a cabo la misión y al señor presidente le pareció una idea buenísima, ¿no es fantástico? Te está esperando en la oficina de la agencia para darte los detalles, no tardes mucho belladonna de mi vida. —Zanjó su explicación con mucha emoción.

Misión en Yokohama | Dazai OsamuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora