Al ritmo de la melodía

Capítulo 8: Amor Prohibido.

A la mañana siguiente Leo escupía fuego de la boca, sus amigos intentaban no reírse de camino a casa pues sabían desde que les llegó la notificación en la mañana supieron de inmediato que no todo iba a estar bien hoy, ya que Kenneth la había cagado.

Kenneth había cambiado su estado en Facebook en "Una relación con Marjorine S." lo cual casi hacía que el chico gritará hasta ser oído en Texas, frustrado de que una vez más el rubio se saliera con la suya y, además, que expusiera su cuenta de Facebook falsa, pues la gente agregada que tenía eran amigas de algunos "fandooms" donde Leo pertenecía.

Quería matarlo, de verdad quería hacerlo porque le estaban inundando solicitudes de amistad de esa maldita escuela y no iba a hacerlo, esto estaba sobrepasando sus límites entre su privacidad y la vida personal de Marjorine.

Si sus padres sabían lo de Marjorine, todo sería un puto caos y los nervios lo consumían.

-Yo sé que esto se ve algo mal Leo... -Eso siempre ayudaba a Tweek, aunque a su amigo necesitaba algo más fuerte que café. - ¿Quieres café?

-Quiero matarlo, eso quiero. -Igual sabía que nada podía hacer y, volvía a lo mismo, una parte de él se sentía muy feliz de aquel hecho, aunque fuera mentira y al rato vería a Kenny coqueteando con aquellas chicas de su escuela, porque así de mujeriego era.

Pip y Tweek solo suspiraron la verdad es que eran demasiado felices en la banda, pero separarla de su vida como "fantasmas" de la escuela cada vez se volvía más difícil.

-Tranquilos, la competencia acaba el fin del mes, apenas llevamos una semana, todo estará bien. -Pip intentaba animar a sus amigos, ese fin de semana iban a estar tranquilos y el lunes, cuando sería la próxima competencia sabrían que tendrían mejor suerte.

Habían acabado en el puesto 4 otra vez, todavía eran de los equipos más fuertes, lo lograrían. Pero solo esperaban que lograrlo no significara perderlo todo como Pip, Tweek y Leo.

Habían acabado las clases cuando todos empezaban a irse a sus casas, los tres chicos iban platicando animadamente hasta que Tweek se detuvo y vio hacía el estadio.

-Voy a ver el entrenamiento... -Susurró en voz alta haciendo que ambos amigos lo vieran preocupados.

-Sabes Tweek, yo creo que puedes vivir tu vida sin miedo a lo que dirá... se ve muy enamorado de ti. -Pip y Leo lo sabían, Tweek quería ir a las gradas solo a ver el partido de Craig y es que de verdad algo le emocionaba tanto de tan solo ver al chico competir en la cancha, le gustaba mucho ver desde lo lejos pensando que algún día Craig se acercaría y le dedicaría un pase.

-Sabes que no, pero me gusta hacer sufrir a mi corazón, nos ¡Ack! Vemos mañana. -Tweek se fue corriendo sin darle a sus amigos oportunidad de decir nada, más, lo entendían, los tres estaban enamorados de chicos que, se podría creer, eran perfectos para ellos.

Pero eran ilusiones, lo sabían, se lo repetían a su cerebro una y otra vez; Craig, Kenneth y Damien eran unos galanes en todo el sentido de la palabra, todos los chicos y chicas de la universidad lo deseaban y no tenía forma de competir contra ninguno de esos fans.

Eran unos fantasmas que a duras penas veían los profesores.

Llegó como siempre y se sentó en una esquina cumpliendo su labor de ser invisible y buscando en el equipo a su jugador favorito, el cual no tardó en encontrar jugando y viéndose tan jodidamente atractivo.

¿Cómo es que logró tener una noche con él? Tweek era un paranoico que siempre vivía en constante nervios y estrés, era un chico raro uno que no caía bien y no entendía ni siquiera como es que Butters y Pip aún no se hartaban de él, porque hasta el mismo se tenía lastima.