Capítulo 15: Somos amigos.

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Tweek ni siquiera durmió, se sintió mal por todo lo que había pasado y, aunque Pip y él regresaron juntos porque Marjorine se había adelantado, el chico no quería ni verlo a los ojos y eso le dolía a Tweek, quien no sabía que más hacer.

Habían sido sus mejores amigos desde hace muchísimos años, los tres se conocieron en enfermería...

Su paranoia sobre los malditos gnomos era demasiado difícil ya de controlar y por un ataque de pánico había acabado en la enfermería con un sedante y sintiéndose bastante mal de que sus padres "tuvieran mejores cosas que hacer" que haber ido a apoyarlo.

También no tenía amigos, ¿quién querría ser amigo de un raro? Era lógico que las cosas no iba a salir bien y que él estaba solo en esta vida, que eran sus miedos y dolores contra él...

-Tweek muévete un poco niño, Leopold necesita la cama. -Había dicho la enfermera mientras Tweek se bajaba de la misma para dejar meter a un niño con el ojo inflamado y que se veía que había sido severamente golpeado.

Si esta era la forma en la que dios le decía que había gente peor que él, estaba rindiendo frutos ya que, aunque era un chico bastante paranoico y raro, no se metían con él pues pensaban que daba ya demasiado cringe e ignorarlo era mejor.

El rubio enfrente de él recordaba que se llamaba Leopold Stoch, era del otro salón y era de los chicos más inteligentes del salón, ese debió haber sido el motivo de porque estaba todo golpeado y que se le viera que había hasta llorado un rato.

- ¿Tan mal me veo? -Dijo el rubio sobresaltando a Tweek que solo brinco de su asiento empezando a temblar, era muy difícil el contacto humano para él. -Me vez con lástima, como los demás...

-Yo... ¡Oh Jesús!, ¡No es lástima! -Tweek empezaba a temblar, intrigando a Leo. -Es... es ¡Ack! Es empatía... creo. -Lo ultimó lo dijo más para el mismo que para Leo que solamente se quedó viéndolo como si tuviera algo en su cara.

- ¿Empatía?

-Yo ¡Ack! Olvida lo que dije... solo... pensé que ambos estábamos aquí... por no poder ser normales.

- ¿Y quién necesita la normalidad? -Una tercera voz se escuchó haciendo voltear a ver a un chico con acento británico que también estaba llegando por unos moretones. -Oh lamento molestarlos, futuros compañeros... Soy Pip Pirrup, un colega nuestro me empujó por accidente y por eso vino por una pequeña dosis de paracetamol para aliviar mi dolor.

- ¿británico? -Intentó adivinar Leo viendo al rubio de boina sonreír mientras asentía. -Si, escuche del intercambio... Hola Soy Leopold y el de mi derecha se llama Tweek.

Tweek al oír su nombre de los labios de leo se quedo impactado, sin saber como es que lo sabía y haciendo un montón de teorías conspirativas sobre como es que aquel chico sabía su nombre ¿lo habían mandado a espiarlo?, ¿corea de norte lo quería muerto otra vez?, ¡Qué demonios pasaba en ese lugar!

La respiración del rubio se aceleró, iba a entrar en un ataque de pánico hasta que sintió la mano suave y tierna de Pip agarrando su hombre, mostrándole una sonrisa de cariño y compresión, una que le decía que no se preocupará, que todo estaría bien como si de su ángel guardián se tratará.

-No te preocupes Tweek, respira conmigo. -Le dijo el chico de la boina empezando a respirar y poco a poco relajar a Tweek, dejando a Leo sorprendido de como pudo tranquilizar al chico paranoia, como le decían al rubio en los pasillos.

-Eso fue increíble- Admitió Leo mientras se incorporaba. -Y respondiendo a lo de tu cuestionamiento, tienes razón, ambos somos anormales chico paranoia...

Al ritmo de la melodíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora