CAPITULO 2: NO PUEDE SER VERDAD

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La vida de Silco siempre estuvo llena de desgracia, no tenía buenos recuerdos o algún evento que le produjera felicidad. Se quedó huérfano a temprana edad y desde que tenía memoria debía trabajar para sobrevivir entre los desechos. Venía desde lo más profundo de entrañas, nadie más que él conocía la crudeza de un mundo tan hostil como los carriles; logró ser más resistente que las cucarachas que se arrastraban entre la basura toxica y mortal que Piltover les arrojaba.

Siempre estuvo solo, lo cual le daba una gran ventaja, pues simplemente debía preocuparse por sí mismo. Aun así, la rabia y la impotencia se apoderaban de él cuando miraba el abuso a su gente por parte de los vigilantes, mientras que los de arriba desde sus ostentosas casas y castillos caros ignoraban por completo el sufrimiento y la falta de oportunidades que los hacia hundirse más y más. Quería hacer algo por ellos, por su pueblo; La soledad fue su fiel compañera, hasta que conoció a un chico casi de su misma edad, con las mimas ideas, con el mismo sueño: "una nación libre" se hicieron cercanos rápidamente compartiendo agradables momentos juntos, volviéndose grandes amigos, después hermanos. Hasta ese punto podría decirse que pudo experimentar lo que era la felicidad; el tiempo pasó, entre el trabajar hasta el cansancio, tratar de sobrevivir otro día, y los planes de una revolución.

Las circunstancias no le permitieron mantener una relación con alguien, mucho menos formalizar, pero eso poco a poco fue olvidándose, hasta el punto de entender que tal vez nunca formaría una familia... Su alma estaba rota y su corazón quedó sumergido por completo en un denso mar de tinieblas marcadas por la traición, pero sin que pudiese preverlo, se vio sucumbido ante una ráfaga de emociones que creía muertas en lo más profundo de su ser, a razón de una niña que se topó con él, y que con osadía puso su mundo de cabeza convirtiéndose en la piedra de tropiezo que lo haría caer hacia un nuevo sentimiento. El camino de su vida siempre fue un sendero obscuro, lleno de espinas, en donde de pronto pudo ver una tenue luz que se hacía cada vez más grande iluminando hasta el más lejano rincón, sin embargo, nunca aceptaría su presencia, tal vez por orgullo o por no mostrar debilidad, era más fácil ignorarla, mantenerla bien resguardada sin que ni un solo rayo se le escapase.

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El sonido de unos fuertes toques en la puerta dados con mucha fuerza, sacaron a Silco del sueño profundo que disfrutaba. Iba a matar a quien se atrevía a tocar de esa manera, sin embargo, lo que más le molestaba era que Jinx despertase interrumpiendo su descanso. En un rápido movimiento, se separó de la chica y se levantó, ella por su parte solo se removió en la cama y sin más problema siguió durmiendo. El hombre fue hacia la puerta a toda prisa, disgustado en gran manera.

- Silco... silco. - le llamaban con urgencia. -Silco ¿estás ahí? - era Sevika.

- ¿Qué diablos sucede? - abrió la puerta de golpe mostrando su enojo, la mujer rápidamente cambió su tono de voz, pero mantuvo una expresión de preocupación.

- Pasó algo grave en una de las fábricas.
No hubo que explicar más detalles, el hombre sabía que Sevika decía la verdad y cuando usaba la palabra gravedad, entonces era algo muy malo. Fue por su abrigo y salió de la habitación a paso veloz en compañía de la mujer, pasándose la mano sobre la cabeza peinándose el cabello hacia atrás.

Sevika lo miraba con el ceño fruncido, indignada, con muchas ganas de reclamarle y exigirle tantas explicaciones, comenzando con su desaparición, - las cosas se están yendo a la mierda y tu tomando un descanso. - pensaba sin quitarle la vista de encima. - y todo por culpa de esa maldita mocosa. Ella siempre fue y será un problema.

Por su parte el industrial apenas reaccionaba al recuento de todos los problemas que tenía encima, al ser Jinx su prioridad y asegurarse de que estaría a salvo, olvidó la gravedad de las cosas comenzando con el caos en el puente y todos esos vigilantes muertos, entre ellos el alguacil. Sabía que los demás varones químicos le asechaban como buitres hambrientos, esperando su caída para devorarlo. Lo más preocupante era que la maldita de Vi huyó con su acompañante y los dejaría en evidencia, poniendo en riesgo todo su esfuerzo y el trabajo de su vida para construir la nación de Zaun. Ahora con lo de la fábrica, su futuro pendía de un hilo, debía hacer algo y llegar a una solución pronto.

LA TRAICION [ARCANE ] / [SILCO X JINX] [JINXSILCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora