Al día siguiente, Jack se despertó y observó una gran huella de mano en su pecho. Sus pechos, que habían sido ordeñados durante toda la noche, estaban tan irritados que le hormigueaban al menor roce.
—...
Justo al lado yacía un gigante de piedra. Estaban en la misma posición que ayer, a excepción de que tenía sus manos sobre sus caderas y muslos.
—...Suéltame
Jack, que no recordaba que se había acurrucado en los brazos del thermo mientras dormía, se giró y apartó a Kashan. Si él no lo hubiese ordeñado, probablemente sentiría su cuerpo pesado y adolorido, pero por alguna razón, no estaba contento con eso.
La imagen de su hijo siendo tirado por el acantilado seguía vivo ante sus ojos. El acto de ver cómo se deshacía de su hijo lo había dejado traumatizado.
No podía aguantar la culpa cada vez que recordaba el llanto de su bebé.
Por mucho que apelara, no iba hacer que cambiara de opinión debido a que el thermo tenía un concepto de ética muy diferente a la de él, un ser humano. Además, si discutían otra vez, acabarían diciendo lo mismo que ayer, y el único que terminaría desconsolado sería él, otra vez. Por que, era mejor si dejaban de pelear.
Pero el problema era que no soportaría ver a su segundo hijo siendo tirado por el acantilado. Incluso si fuera una ley universal que rigiera este planeta, no podía evitar estar en desacuerdo.
Al mismo tiempo, no estaba seguro de poder demostrar su valor en un lugar donde reinaba la necesidad y la racionalidad. El humano tenía pensamientos pesimistas como: "¿Qué puede hacer aquí un viejo que fue expulsado del ejército además de ser desechado?"
—[Jack, ¿sigues enfadado conmigo?]
Kashan se inclinó hacia Jack e hizo un gruñido. Llevaba toda la noche esperando a que el humano se despertara, para ver cómo se encontraba. Pero de alguna manera le parecía un poco más sombrío que el día de ayer.
—... No estoy enojado, solo un poco decepcionado.
Jack, quien escapó de los brazos del gigante, respondió aumentando ligeramente la distancia que había entre ambos.
No estaba mintiendo. Estaba más decepcionado que enfadado por el comportamiento de Kashan.
No quería vivir el resto de su vida solo. Y no quería ser abandonado por el thermo que lo había traído a este lugar.
«¿Cómo pude haber olvidado el hecho de que Kashan me había comprado?»
Era natural apreciar un objeto cuando es nuevo y luego tirarlo cuando ya este desgastado y viejo. Pensar de esa manera, lo ayudó a calmarse un poco, aunque todavía seguía sintiéndose triste.
Jack, a quién toda su vida le habían pedido que demostrara su valía, no podía soportar la sensación de impotencia que estaba surgiendo dentro de él. Conocer su situación y sus capacidades lo hacían sentir inseguro. Iba a envejecer y no estaba seguro de ser una persona irremplazable e importante para la otra persona.
«Nos llevamos bien mientras nos necesitamos, pero algún día...»
Después de que desapareciera el inusual placer que le proporcionaban las hormonas, empezó a deprimirse. Por eso, cuando Jack recobró el sentido, no pudo deshacerse de la incomodidad que estaba empezando a sentir.
Su búsqueda periférica del sexo como forma de calmar su estado de ánimo también contribuía a su depresión actual. Su cuerpo, que se había acostumbrado a la cópula, se sentía vacío cada vez que dejaban de tener sexo, aunque solo fuera un día.