—Parece que se llevan bien...
Actuando algo sutil, Jack apoyó la barbilla en la mesa. Si Kashan hubiera actuado así, lo más seguro era que hubiese pensado en que algo estaba ocurriendo.
La soledad era la raíz de su malestar. A Jack le preocupaba que Kashan lo dejara algún día, porque tenía miedo de quedarse solo.
El monstruo rara vez había demostrado que lo deseaba, pero intentó comprender que esto se debía a que el Thermo pertenecía a una raza que rara vez expresaba sus emociones. Pero cuando vio que no todos los Thermos eran así, se le hizo un nudo en la garganta.
Atrapado en la melancolía, el humano empezó a malinterpretar todo. Puesto que, no tenía idea de que Kashan estaba obsesionado con su cuerpo y que le gustaba abrazarlo todas las noches.
—JAJAJA, ¿por qué somos unos recién casados?. Sin querer mostré una escena vergonzosa frente al mayor...
Rick, cuyo rostro estaba ligeramente acalorado, empujó suavemente el rostro rocoso del Thermo con la palma de su mano, como si le intentara decir que lo soltara. La cabeza fue empujada hacia atrás, pero los firmes brazos y el torso que abrazaban al humano permanecieron inmóviles. Rick, que desistió en intentar escapar del abrazo de Tikki, estiró la parte superior de su cuerpo hacia la vasija de piedra.
—¿Pero esto no es lo hace todo el mundo al inicio de su matrimonio? Cuando te casas, el inicio siempre es así.
Después de hablar, Rick sacó el licor de la jarra y lo sirvió en unas copas.
Las copas, de corte fino, eran al menos humanamente levantables, pero pesaban mucho más que la mayoría de las copas. Tomando el vino casero, Jack respondió con un tono ligeramente escéptico.
—¿Qué es eso del matrimonio...? Estrictamente hablando, ustedes fueron obligados a ser una pareja.
No iba a negar que al principio pensaba como Rick. Era feliz sin el alcohol y muebles lujosos, porque todo lo que necesitaba era a Kashan. Y mientras él lo eligiera, todo iba a estar bien.
Pero al final, todo tenía un límite. Si Kashan se cansaba de él, todo terminaba. Y desafortunadamente, lo tenía claro.
Aun así, la idea de mezclarse con él lo hacía sentir bien. El sentimiento de euforia que nunca había experimentado en su planeta natal era especial, además de que no había nada más adictivo que tener sexo con él. También le era divertido tener sus huevos. Y aunque tenía uno en su interior, quería tener más si pudiera.
Sin embargo, el hecho de que al final todo que hacían tenía como fin la reproducción, le incomodaba.
Para ser sincero, era natural como ser humano seguir queriendo estar con alguien que lo complace. Más que la dura realidad de que si lo dejaba, no tenía a donde ir; el hecho de que pudiera abandonarlo en cualquier momento, lo entristecía.
Jack no sabía cómo expresar honestamente todos estos pensamientos que le venían a la mente. Este sentimiento era demasiado para él, a quién nunca le había gustado nadie.
Durante toda su vida, lo único que había aprendido era golpear a la gente y a obedecer órdenes. Por eso, era algo torpe para compartir sus sentimientos. Y aún más, para alguien que nunca había tenido una familia.
Aunque había trazado en su mente una línea de que los humanos y los Thermos eran diferentes, sabía que ahora eso no era del todo cierto. Jack jugueteó distraídamente con su vaso, sin saber por qué tenía todos estos pensamientos.
—Bueno... No tuvimos una ceremonia formal, pero Tikki me reconoció como su esposo.
El escepticismo de Jack no inquietó a Rick. Al contrario, hizo que se acurrucara más profundamente en los brazos del Thermo, quién le acercó un vaso para que tomara un sorbo. Luego, haciendo un ruido fuerte, se apresuró a añadir una palabra.