El Zafiro

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     Acaricie mis tiernos rizos, mientras intentaba peinarme de una manera más madura. Adoro mis rizos, pero me veo demasiado infantil. Claro, tengo solo 8 años, pero necesito parecer que soy lo suficientemente maduro para estar en una corte real.

    Ya ha pasado un mes desde que estoy en Desembarco del Rey, en el tiempo que llevo he creado un estrategia muy compleja y elavorada para poder asegurarle el trono a mi madre, pero antes que nada debía intentar unir esta familia.

    Al terminar de vestirme observe mi figura infantil, nisiquiera recordaba que de niño era muy regordete y tierno. Acomode mis prendas, un chaleco mitad negro y rojo con una camisa blanca, el pantalón era uno gris oscuro con unas botas de cuero.

Al salir observe a Sir Cargyll, sonrei ante su precencia. Al llegar pedir de escolta a Sir Erryk, debido a un sola y simple razón, el le entregó la corona a mi madre, eso es suficiente para ganarse mi confianza.

- Su majetad lo está esperando en el jardín, mi principe- mencionó el guardia mientras bajábamos la escaleras del palacio.

- Gracias, la serpiente se encontraba con el?- pregunte refiriéndome a Otto Hightower, el soldado intento no reírse ante mi tono inocente y negó con la cabeza, la ventaja de ser un niño es que pudo decir cosas sin ser penalizado, después de todo, era un niño inocente, que no sabía lo que decía.

La muerte del abuelo intensificó nmla tensión en nuestra familia y para asegurarme de limar las pereza antes de su fallecimiento, he decidido trabajar en su salud.

Una dieta y mentalidad saludable puede ayudar en tu salud, claro y la compañía adecuada. Alicent y Otto solo le amargaban los días, pero me iba asegurar de que el abuelo sintiera la calidez de la familia que siempre quizo.

Desayunamos, almorzamos y cenamos juntos, tiene sus descansos diarios y mientras descansa me encargo de sus responsabilidades. A escondidas de todos, ya que seria un escándalo si se llegan a enterar de que un niño de 8 año hace el trabajo del rey, eso mostraría lo debil que esta el reino, pero eso no pasará, todo lo hago es a escondidas y se preguntan solo estoy escribiendo alto valyrio.

Mis estudios son junto a mis tíos, Aegon y Helaena, he intentado mejorar mi relación con ellos, pero siempre debe acabar alguien interrumpiendo mis esfuerzos por un mejor familia. Los he visto a todos, hasta la cara de amargamiento de Sir Criston, todos menos a Aemond, aparentemente tiene un maestre personal y entrena con Sir Criston en un horario completamente distinto al nuestro.
Es explicaría solo la mitad de las cosas, ya que nisiquiera lo he visto cenar con sus hermanos o pasear por los pasillos como siempre lo hacía.

- Buenos días- el cachorro se sentó al lado del Rey y mostrando su colmillos de leche en una tierna sonrisa iluminó el día de muchos de los presente. Los sirvientes saludaron al pequeño príncipe y comenzaron a servir su desayuno. El mayor de hebras blancas sonrio y acaricio la melena risueña del cachorro. Luego de un animado saludo y un pequeña conversación sobre su mañana, Abuelo y nieto, comenzaron a hablar sobre lo que harían hoy.

- Hoy la reunión con la Corte Real será luego del almuerzo, pediré que preparen una sopa de papa y vegetales con pan, en la cena, codorniz al horno con ensalada y-

- Podría ser chuleta de cerdo?- al escuchar la petición del rey voltee a mirarlo, el me miro algo apenado y con una leve tos añadio.

- Quiero que mis hijos cenen con nosotros- Mis ojos se abrieron de par en par al escuchar lo,desde que había llegado nunca había cenado todos juntos y el porque era obvio, Alicent me odiaba y lo más seguro es que sobre su cadáver iba a comer en la misma mesa que yo.

- Esta bien mi rey, pero es por su salud, si quiere podemos comer codorniz y ellos que coman chuleta de cerdo- el mayor asintio para limpiar la comisura de su boca con un pañuelo y levantarse.

𝓑𝓵𝓪𝓬𝓴 𝓢𝔀𝓪𝓷  || 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖒𝖔𝖓𝖉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora