Capitulo 10🐺🌑

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Solo espero que en este mundo de estaciones, en el final de mi camino, sin retorno, tú seas mi destino- Angel Garibay

Antes de que sus vidas se llenaran de oscuridad y desdicha, eran plenamente felices, todo parecía marchar por el camino correcto, hasta que de pronto todo eso se derrumbó, se vieron obligados a seguir otro camino, uno que parecía estar rodeado de penumbras. Los hilos del destino los arrastró por el único camino que se encontrarían uno con el otro, aunque estuviese lleno de melancolía y sufrimiento, al final encontrarían a su destinado y lo haría cuando ambos más se necesitarán.

Taehyung era un ser radiante, brillante como la luz de la luna, hermoso como los colores de la primavera, tan delicado, lleno de pureza e inocencia, con el tiempo sus colores cálidos se volvieron oscuros, con matices grisáceos, triste y lleno de miedo.

Jungkook estaba lleno amor para dar, desbordaba bondad y amabilidad, una persona con templanza. Así como es de alto, fuerte y dominante, es de sincero y generoso, un alma pura que fue destruida. Se vio en la agonía y la ansiedad, al borde de la muerte, perdiendo los colores vibrantes que lo identificaban; sus tonalidades se volvieron más fríos.

Ambos, mientras más se necesitaban más cerca estaban de encontrarse. Durante el eclipse lunar en el que la luna se vuelve fuego en un color rojizo imponente, cuando el sol, la tierra y la luna se alineen perfectamente ocurrirá el plenilunio y con ello el encuentro de los destinados. La atracción será tan fuerte que nada podrá evitarlo, los hilos rojos del destino se estirarán hasta que finalmente sus caminos se crucen. Puede que ninguno de los dos se busquen, pero necesitarán tanto uno del otro que simplemente sucederá y cuando tengan contacto piel con piel, lo sabrán.

Jungkook se encontraba en la soledad de su apartamento con la mirada perdida en el nuevo cuadro que colgaba en la pared gris de su sala de estar, su cuerpo estaba allí pero se encontraba sumergido en los pensamientos más oscuros que habría tenido, no soportaba más el silencio casi ensordecedor que lo arropaba cada noche, estaba realmente considerando terminar con su agonía.

Caminó descalzo, con la mirada en el piso y una copa de vino de en sus manos, se detuvo frente a los ventanales de su sala, al levantar la mirada se encontró con la luz de una Luna llena; sintió una presión en su pecho que casi lo dejó sin aliento. Estaba sumido en la desesperación y la tristeza, una lágrima se deslizó por su mejilla y así mismo la copa que sostenía en sus manos, el sonido estrepitoso del vidrio impactar contra el suelo resonó en cada rincón.

Se supone que debió mejorar, pero en cambio empeoró, cada noche se sumergía en un dolor emocional que se convertía en dolor físico. Sus rodillas flaquearon y se dejó caer sin importarle cortarse con los vidrios desperdigados en el suelo. Se llevó una mano al pecho, donde entre sollozos y gritos de desesperación se pegó una y otra vez, como si de esa forma podría quitar toda la aflicción.

Se arrastró por el piso alejándose de los vidrios y se dejó caer de espaldas viendo las estrellas brillar. El dolor en su pecho era insoportable, su respiración empezó a agitarse, esta vez no haría nada para salvarse, no se sentía capaz. En ese momento, mientras lloraba desconsoladamente, con la mirada en la Luna llena rodeada de brillantes estrellas y un cielo despejado, decidió rendirse.

—Por favor, solo quiero que se detenga —sollozó apretando sus manos en su pecho.

Nunca antes se había sentido así, sabía que su lobo estaba intranquilo en las noches y empezaba a dudar que se tratara de su lazo roto. La pena que sentía cada vez más y más fuerte, no era de él, definitivamente estaba sintiendo el dolor de alguien más y fue tan abrumador que no lo soportaba. Ya estaba dispuesto a quedarse allí, estaba dispuesto a morir.

Destined | OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora