CAP VI: CRUDA REALIDAD PARTE I

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La albina muchacha ahora se encontraba dentro del baño que compartía con sus compañeras de apartamento. Su corazón seguía agitado y sus orbes desorbitados. Aún no creía lo que estaba viendo. Sus colmillos estaban afilados y su dentadura tenía un leve baño de sangre. Sangre que no era la suya propia.

¿Cómo lo sabía? No era el mismo sabor.

Su hombro estaba ardiendo, así que se quitó la camisa del pijama demostrando, a su vez, una latente herida ocasionada por una mordedura.

Instintivamente, observó el contorno. No se había curado lo suficiente, por eso le dolía bastante.

Ese sueño resultó peligroso.

Pudo haber sido un hechizo, pensó. Quería distraerse con esa idea.

Tal vez, el imperio lobuno se había enterado que seguía viva después de tantos años.

Con eso en mente, se metió a la ducha y se relajó con el agua caliente. Se limpió el cuerpo y salió.

[…]

— Así como yo recordaré siempre tu olor— habló la albina, suspirando sobre su cuello. — Adictivo— susurró, siendo consciente del agudo dolor que sus colmillos ocasionaban en las carnes de sus labios.  — Te deseo, Nayeon.declaró.

— ¿Eso es peligroso?— dijo la castaña.

Mina gruñó.

— Demasiado.— exclamó.

Nayeon no se alejó aún siendo advertida por lo que este hecho incrementó el deseo de Mina.

— Entonces, ¿qué es lo que te detiene?— soltó Nayeon.

[…]

La albina se sobresaltó al recordar parte del sueño. Odiaba como su loba se recogijaba al rememorar su deseo más vivido. Ella no debía permitir que eso pasará en la vida real. Pero aún quería encontrarle respuestas a su lastimado hombro. Sabía que, estando transformada, el lobo de pelaje oscuro la había mordido en defensa. Eso quería indicar que el asesino de su madre tendría una herida en el costado de su costilla izquierda.

Salió de la ducha, y caminó hasta su habitación, cuando escuchó a Ryujin abrir la puerta.

No le dio mucha importancia y continuó su camino hasta su habitación. Buscó en su closet ropa cómoda y adecuada. Deseaba salir un poco y tomar aire nocturno, por lo que pensó ir a la terraza del edificio.

Se empezó a vestir de forma tranquila, cuando escuchó su puerta ser abierta sin avisar.

La intrusa desvió la mirada la momento.

— ¡Demonios, Mina! ¡Me hubieras avisado!— se quejó Ryujin. Ella había visto a la albina en ropa íntima antes pero eso no evitaba que le avergonzará.

— Fue tu culpa. Abriste sin tocar— refutó la albina. — ¿Qué sucede?— preguntó.

Estaban solas en el apartamento porque hoy Rosé estaba en la casa de Jisoo. Por fin había accedido a estar en una cita romántica con la hechicera.

— Vístete primero.— exigió la menor.

Mina sonrió, genuinamente. En poco tiempo, ya estaba completamente vestida.

— Ya estoy lista— aseguró la albina. — ¿Me dirás ahora que sucede?— se burló.

Ryujin la observó ansiosa. — Es sobre Nayeon— soltó, dejando ir la sonrisa de Mina enseguida.

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