CAP IV: VERDADERO MUNDO OCULTO

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POV. MINA

Disperso a mi alrededor, el bosque mecia sus pinos y caobas entre sí con la brisa fría de la noche, la cual era bañada por una constelación de estrellas y una radiante luna llena.

Aullé, alzando mi hocico al cielo, haciendo eco por toda la zona. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que sentí tal libertad.

Corrí con toda la adrenalina que mis venas inyectaban a mis extremidades, desplazándome riachuelo abajo.

Se sentía único. Se sentía real.

Aquellas texturas rústicas sobre el suelo junto a la cantidad de pinos arbolados, me dio la grata bienvenida al Norte de Valle Utopía. Seguía persistiendo la tierra mojada y el riachuelo golpeaba con una fuerza increíble contra las rocas de la orilla. Sin embargo, los venados disfrutaban de saciar su sed tan tranquilamente que podría casarnos en un santiamén.

Ese era mi hogar.

Seguía siendo tan brillante y natural como lo recordaba en mis tiempos de infancia.

El vago recuerdo de mi habitación en Seúl me golpeó contra la cruda realidad. Todo aquello que estaba observando mientras corría como lobata podía ser, terriblemente, un sueño.

No obstante, el alejarme de los altos rascacielos, departamentos y autopistas me hizo cuestionarme.

¿Por qué ahora?

Desde mi exilio del Clan de Luna Blanca, en ninguna ocasión había rememorado, vivamente, la zona a la que había pertenecido alguna vez en el pasado.

El fresco aroma a madreselva inundó mis sentidos causando que detuviera mis pasos, olisqueando el perfume hasta dar con su destino. Empredí un trote rápido siendo guiada a través del bosque hasta la providencia del aroma.

No podía ser cierto. Ella estaba aquí.

La agonía me consumió al saltar un tronco caído, y que una masa de aromas me bañará.

Chocolates. Le pertenecía a Lisa Manoban, una compañera de guardia  a cargo de herederar la guardia del Clan. La extrañaba, a ella y su hermano.

Avellanas. Ryujin había venido también.

Tierra mojada. Ese era el de Jungkook, sin duda alguna. El castaño caballero había considerado trabajar bastante para estar como compañero de guardia. No sé si estuvo en un cargo similar después de mi exilio.

Canela. Este me dio curiosidad, ya que predominaba en Hirai Momo. Era una beta aguerrida incapaz a ignorar las órdenes de su líder, es decir, Sana. 

Fue, entonces, que inhalé el aroma a caramelo, deteniendo mis pasos en el proceso. Mi corazón se alocó al recordar la ternura del rostro de Sana, la Alfa Heredera de nuestra manada.

Eché una ojeada a mi alrededor. Estaba de pie a una cabaña de estructura tradicional, compuesta de madera y concreto. Seguía tal cual antes de mi exilio, la chimenea humeante, las ventanas abiertas hacía el exterior, el pequeño jardín de rosas de mi madre, y el suave sonido del móvil que cree con Shay en la entrada de la casa.

Había regresado a casa.

El olor a madreselva seguía curso hasta los adentros de la arquitectura.  A su vez, percibí esencias como la menta y la vainilla, estos eran los aromas de Shay y Félix.  No entendía bien el panorama. Sólo sabía que regresé.

¿Acaso enloquecí?

Shay tuvo una muerte horrible al ser culpado como posible traidor de la muerte de mamá y convirtiéndome en cómplice de tal suceso. Era su hermano, y ella era la futura de heredera del Norte, debido a la avaricia se dieron los cargos de condena.

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