7 Primera noche solos

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La tarde perfecta para Louis, su padre y su madre estaban por viajar al norte del pueblo para reunirse con unos familiares, Ane Marie le recomendó a su marido llevar a su hijo con ellos pero le dijo que sería una velada que terminaría por la madrugada. Louis hizo planes con su amado Anthony, para mala suerte del muchacho todo se iría al caño. Louis les había dicho que se sentía mal y le dolía el estómago, todo para escapar de esa velada.

La nana le preparo a Louis una rica comida, se la llevó a sus aposentos porque el mismo Duque se lo ordenó, sin embargo tuvo un inconveniente y no iría con su amada esposa a la velada, se quedaría a resolver los problemas que tenían.

Esto no lo sabía Louis todavía.

— ¿Puedes llamar a Anthony? — pidió Louis con una carita de conejo que enternecio a la nana — Por favor, por favor.

Una voz masculina y gruesa se apoderó cuando la Nana estaba por hacer lo que el muchacho le pidió.

Una voz que helo la piel de gallina de Louis.

La voz que tantos sueños húmedos le causó últimamente.

— Louis — dijo el Duque observando al muchacho de arriba, abajo — La Nana saldrá, irá con su familia. Nos quedaremos solos tú y yo. No podrás pasar tiempo con Anthony.

El joven abrió los ojos como platos, pensó que su padre estaría con su madre en camino a la velada. Sus planes se arruinaron por la presencia de su padre en casa, todo se fue al carajo. Rió por dentro lleno de enojo, quería estar con Anthony, todo se vino abajo.

La mirada seria de su padre lo fulminó en un segundo, Louis solo deseaba desaparecer de la faz de la tierra, tenía temor y vergüenza.

— Yo hice planes, señor — se excusó el muchacho — Señor, usted puede estar sin mi.

Benedic frunció el seño molesto y con un gesto le hizo entender al Louis que no cedería por ningún motivo. La mirada fría y alzada de aquel hombre lo hizo temblar, le intimida de verdad, mucho.

— Louis no me importa los planes que hayas hecho, fácil se deshacen — dijo el Benedic.

La mirada derrotada de Louis arrugó por un segundo el corazón de Benedic.

Algo en su pecho le decía que no debía ser cruel con el muchacho.

Algo más que su alma le dictaba que no fuera así con él.

Algo en él, un presentimiento.

— Me retiro señor, tengo que ir con mi familia — dijo la Nana sin antes mirar al muchacho — Louis.

Una última sonrisa de fuerza fue lo que la mujer anciana le dedicó al muchacho que quería como un nieto.

— Date un baño, que sea rápido — ordenó Benedic.

Louis acato la orden del mayor sin decir nada más.

El Duque abandonó los aposentos del muchacho, cuando salió recordó con exactitud cada parte de Louis. Sus ojos, su piel, su nariz, sus cejas, luego fue cada vez para abajo y recordó el par de nalgas que tanto deseaba poseer. Imaginaba que eran blancas, lampiñas y hermosas, deliciosas, pensó.



                                 *~*~*

Anthony esperaba con ansias encontrarse con Louis, estaba afuera de la gran casa esperando debajo del árbol recargado en el roble de este. Se dio cuenta que el chico tardaba mucho en llegar, decidió ir a la puerta de la casa sin embargo la única imagen que observó fue a la nana salir de allí con unas bolsas en mano.

El Amante Del Duque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora