8. El paraguas y el cardigán

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Salí de nuestro típico escondite con el aroma de su perfume casual, un aroma a la típica colonia que aparece en la publicidad del canal de las noticias. Pero la sensación era totalmente diferente. ¿A dónde vamos? 

Nunca he sentido esta sensación previamente, donde la incomodidad prima sobre el placer, o incluso una mezcla de ambas. Tampoco supe exactamente por qué quería salir de allí, pero definitivamente lo necesitaba.

Proseguí mi camino hacia mi piso. De aquí hacia donde quiero llegar son 5 minutos, y encima hoy no me había traido mi cardigán conmigo, pues el termómetro había pasado de esta mañana con 23 grados a 10, y era muy raro en un día como hoy de otoño.

- Hey, Bel, ¿dónde has estado?- mi presencia se notó en el silencioso aparcamiento de la facultad. Claire me había estado esperando desde un tiempo indefinido y yo no pude avisarle previamente porque mis deseos y pasiones se habían desenfrenado. 

- Estaba en la biblioteca, consultando unos apuntes para Linguistica. ¿Y tú? ¿Dónde estabas? Te perdí de vista nada más saliste pitando hacia un donut del Starbucks.

-Ya, pero ya sabes... -musitó para que nadie más la escuchase en sus alrededores. 

Últimamente Claire había seguido una estricta dieta, pero hoy se ha decidido saltarla para pedirse el Frapuccino de Cookies and Milk de toda la vida. Yo debería aplicarme también la de moderarme con los grasos entre semana, al menos, y dejar espacio para comidas tan pesadas en un fin  de semana. 

Todos estos planes que hacía en mi mente y el maravilloso e idealizado Frapuccino estadounidense que proyecté en mi cerebro se vieron interrumpidos cuando una persona que decidió hacer contacto con mis labios apareció hablando con una chica a la cual le había echado un mal de ojos previamente. 

Hace un par de días que fui al supermercado a comprarle una crema a Claire, ya que estaba con la menstruación en el tercer día y no podía apenas estremecerse en la cama del dolor de los cólicos. Entonces, me encontré con esa chica y empezó a cuchichear delante de sus amigas porque seguramente sepa cosas que habían pasado entre Dan y yo. Parecía que ni le importaba mis reacciones posteriores ante semejantes comentarios a mis espaldas.

Lo que no me esperaba antes es que ahora me iba a disponer a seguir de manera discreta a esos dos, porque me parecía raro que Dan tras haberme besado, por muy raro que fuera el beso, esté hablando así de muy cercanos con esa chica, además de conocer la reputación de Dan de por sí con todo el mundo...

Avanzaron por todo el pasillo de la facultad, sin girar la cabeza hacia mi dirección. La otra iba como un correcaminos con un petardo en el orificio de detrás, y ya me ví el por qué: tenía su pedazo coche de marca perteneciente a niño pijo promedio aparcado justo en frente de la facultad. Además, no me percaté hasta que me acerqué un poco más a la puerta que estaba chispeando. 

El tiempo meteorológico se puso de acuerdo con mi estado de ánimo tras ver la despedida de ellos dos. Dan había rescatado el monedero de aquella chica, y se ofreció a cogerlo para que ella no se agache, pero con lo que no contaba es que le acariciaría la mejilla y le agarraría el rostro con una mano para luego besarla y decirle con palabras textuales:

- Te ves demasiado linda desde esta perspectiva, y ni la lluvia puede arruinarla.

La chica se emocionó y se sonrojó, cerrando la puerta y abriendo la ventanilla para despedirse de él, y ponerle marcha al coche. Corrí a la cantina que me pillaba justo al lado para poner de excusa que estaba divagando por ahí, pero no salí en 10 minutos porque no quería levantar sospechas. 

Durante todo el tiempo que estuve refugiada como caracol en su casita, la lluvia pareció aumentar y caer más fuerte y ligera. No contaba con ello, y no pude traerme un paraguas o el impermeable para poder regresar a mi piso, que está a 10 minutos andando desde esta facultad. Estaba todo saliéndome mal, me había sentido como si él estuviera tirando su cardigán viejo, al cual elogió previamente, a la basura. ¿En serio mis lágrimas iban a ser derrochadas en un hombre que sólo buscaba dañarme o usarme? 

Besos escondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora