9. Trágate un dodo

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Día normal y corriente donde todos los niños que van al instituto tienen sus cabezas más bajas que mis notas de matemáticas antes de perderlas de vista. Parecía que hoy la vida se puso de acuerdo con la meteorología y el estado de ánimo de las personas para poder crear un día pésimo y desanimado. ¡Hasta mi torpeza participaba en ese pacto! Había derramado un poco de Colacao sobre la encimera, y tenía que coger el estropajo y escurrirlo como una lata de atún.

Salí lo más casual posible: un jersey, unos pantalones baggy y mis converse negras que están más usadas que yo por otras personas. Sí, me encanta hacer chistes de mis traumas.

Caminaba rodeando la rotonda que tenía tres salidas, y tomé la segunda que conducía a las facultades y estaba a pocos metros de la mía. Aunque me extrañó ver a un grupo de chicas yendo a paso de gigante con dirección a mi facultad. Lo gracioso es que eran de laboratorio porque iban equipadas con las batas, y su facultad se halla en la otra punta de la calle.

- ¡Ey, Bella! ¿Sabes lo que está pasando? Hay un círculo que parece una secta ahí en el porche de la entrada de tu facultad-me saludó Jessie, que venía con Ness desde su piso. Era la primera vez que me encontraba con situaciones así en mi facultad, y eso que hemos empezado hace poco...

- Venimos literalmente de nuestro piso y hemos visto a unos pocos de lejos gritar ''Pelea, pelea'' como esas que se hacían en el patio del recreo cuando estábamos en primaria o en secundario, ¿pero en la universidad también? Parece que por aquí también hay parvulario-suspiraba Jess ante la situación. Es cierto que ya tenemos una edad como para que la gente incite a generar mayor violencia entre dos individuos.

Me acerqué a la muchedumbre ya por curiosidad para ver qué es lo que estaba pasando, porque no entendíamos nada de nada, y queríamos ponernos en contexto. Cuando nos acercamos, a Jessie y a Ness se les cambió la cara en cuestión de segundos ,pero no fueron los únicos: a mí también se me cambió a una expresión seria al ver el careto del tío que me besó recientemente y acabó tirándole la caña a otra chica. 

- ¿Quién es el chico que está peleando con Dan? No lo conozco-pregunté curiosa, además de que noté por sus caras que el chaval debe de ser un conocido de Jessie y Ness.

- Es Max, y suele ser un chaval demasiado tranquilo que no ejerce violencia, pero sí que tiene paciencia para muchas cosas. No pensé que acabaría liándose a puñetazos con Dan- respondía Ness con los ojos aún en Max y el otro animal.

No duró tanto la pelea desde que entramos hasta que vino un chico y se puso entre los dos para que dejasen de continuar con esta batalla que no iba a llevar a nada bueno. 

- Vamos a ver, Max. Ya te veo las intenciones de querer cruzarle la cara a Dan desde hace tiempo desde que te quitó el puesto en la asignatura de física, pero ahora no entiendo por qué revives ese tema cuando ya han colgado en el tablón las clasificaciones. No hay vuelta atrás, ya supéralo.

- Eso me da igual. Me dio coraje en su tiempo, pero ahora no es por eso. Estoy cansado de que use a las mujeres para todo, y ya lleva más de 2 esta semana, incluyendo a mi prima. No tengo por qué contar lo que ha pasado, pero he recibido quejas que no quería escuchar de su boca, porque ella es muy importante para mí-saltaba Max en el tono más defensivo.

Acabó largándose de la discusión y saliendo del círculo, y Jess y Ness fueron detrás de él para consolarle. Yo aproveché para ir detrás de ellos nada más la muchedumbre centró su mirada en otras cosas o en Dan levantándose del suelo. 

Nos sentamos en un banco cercano a una de las entradas de mi facultad, aparte de que me venía genial para entrar a la próxima clase. Max estaba furioso aún tras el percance con Dan, porque estaba apretando los puños mostrando que aún tiene cólera que dar y regalarle si vuelve a molestarle. Por suerte, se calmó y empezó a hablar:

Besos escondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora