7. Nieve en la arena

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La semana se me estaba haciendo eterna no, lo siguiente. Todo el vocablo que tenía que pasar a limpio de alemán no era normal, ni tampoco todos los ejercicios y las prácticas de fonética que derivan en un documento de casi 6 páginas con letra 11 (fuente: Arial)

Finalmente, llegó la hora de comer en la cantina. creo que de todas las horas que pasamos aquí en la facultad, la mejor es cuando te vas a papear y te olvidas de Saussure y el signo lingüístico. Claire y yo solemos ir a comer a veces cuando no tenemos ni idea de qué cocinar en el piso , o simplemente porque la pereza domina en nosotras. 

Jessy venía con Claire corriendo hacia mí. Parecían entusiasmados por algo que me iban a contar:

- No te lo vas a creer, Bella. En serio, no te lo vas a creer-decía Jessy en el tono más eufórico en el que le he pillado desde que entré aquí-, pero he convencido a Claire de que si ella viene conmigo a ver los partidos del Betis en mi piso, yo me adentraré en el mundo cinéfilo. ¿A que es un buen trato?

- Oye, pero no te creas que podré ir siempre a todos los partidos, ¿eh? El de este sábado sí, pero a cambio te verás conmigo ''Mean girls'' y darás tu opinión más sincera-decía Claire en un tono muy de chulería. Esa peli me la vi recientemente con ella en un canal que la estaban pasando, y sinceramente, es cine.

- No suena nada mal vuestro plan. Yo recientemente he estado viendo películas de Marvel con alguien y sinceramente no están nada mal.

Jessy y Claire se miraron fijamente y centraron sus miradas en mí nada más decir esas palabras. Sonrieron afectadamente y dijeron al unísono:

- ¿Quién es el afortunado? 

No me dejaron hablar porque nada más llegaron James, Ness y Jack hacia donde estábamos nosotros. Era hora de comer, y desde aquí se oían los estómagos de los tres rugir. Avanzamos a paso rápido a la cantina, reservamos un sitio para 6 personas y nos sentamos a la espera de que nos atendieran.

- Fua, la primera vez que he hecho una práctica en inglés sin agobiarme en el maldito Ubuntu-decía James, echándose el pelo hacia arriba.

- Yo hoy he operado por primera vez con el software para unas cosillas que ustedes los de letras no entenderíais, pero entenderíamos que ustedes os pongáis a hablar de vuestros rollos filólogos  y no pillaríamos nada- comentaba Ness mientras guardaba sus auriculares Bluetooth.

- Al menos yo hoy en literatura clásica me la he pasado bien viendo un documental de Alejandro Magno. Tuvimos una especie de cuestionario al final del vídeo-sonrió Jack.

Mientras conversábamos sobre las cosas que hicimos este verano y las asignaturas que más nos amargaban, vi entrar a un grupito pequeño, conformado por dos chicas y cuatro chicos. Las dos chicas eran bajitas y con un cuerpo esbelto, pelo largo y botas de tacón (en pleno septiembre). Lo que me sorprendió fue ver a un pibe con una camiseta de Guns N Roses, pelo de los Backstreet boys y... Espera... ¿Dan? 

Iba con las chicas, cada una hablaba, conversaba y reía con ellas. Lo que más me molestó fue la mirada fugaz plantada en mis ojos que instantáneamente retiró para volver a centrarla en esas dos. ¿Qué cojones?

Decidí no prestarle mucha atención a lo que estaba pasando y voltée para mi mesa. Por fin había llegado la comida: un guiso con patatas y un buen zumo de naranja como acompañamiento. Y sí, comiendo me olvido de todo, pero en esta ocasión no.

Mientras mis amigos se centraban en deleitar su gusto con el digno paladar que nos sirvió la cafetería, decidí mirar de soslayo a la mesa de la derecha donde se sentó el grupo de amigos. Las chicas rodeaban a Dan, a veces con el teléfono y otras intentando como captar su atención de otra manera, riéndose como hienas o chihuahuas con tres tipos de enfermedades. No era normal hacer semejante numerito en mi opinión.

- Qué molestia de chicas, todo por llamar la atención de la sala-suspiré en signo de desagrado y traté de comerme lo más rápido el guiso para una vez así irme a la heladería que hay enfrente de la cantina. 

- Las conozco bastante bien, y mira que vienen aquí para no comer ni nada por el estilo, sino para llamar la atención de Dan- confesó James.

Mi curiosidad me mataba, y una voz pequeña insistía en saber más acerca del asunto. Quise preguntarle a James sobre el tema, pero podría quedar como muy cotilla. Afortunadamente, Jack se adelantó en preguntar, y James se dispuso a contextualizar todo.

- Dan ha sido siempre el chico con buenas notas y además es músico. Toca la guitarra y la guitarra eléctrica en la banda de la facultad, y desde que se dejó el pelo así, o incluso un poco más largo, las chicas le buscan para lo que todos sabemos que quieren. Dan no es el tipo de chico que busca una novia, sino un rollo o una aventura y dejarlo todo después.

- ¿Y cómo sabes eso?- preguntó Ness.

- Porque tengo un amigo que el año pasado se juntaba bastante con él. Ahora está de Erasmus, pero en las fiestas salía bastante con Dan. No tenía interés en las chicas, y si lo llegaba a tener es o estando medio borracho o porque de verdad alguien chocó con sus intereses. Pero me han dicho que enamorarse de Dan es un error, porque su orgullo lidera siempre.

Tras estas palabras, mi cabeza adoptó un estado de reflexión. ¿He quedado con posible narcicista que sólo piensa en sí mismo y en explícitos pensamientos que se pueden recrear en una noche? Prefería no cuestionarmelo bastante, pero por el momento no me creo que Dan sea tan orgulloso como me ha demostrado este finde.


Salí de la cantina, que ni siquiera tuve ganas de pedirme un helado. La conversación que tuvimos antes sobre Dan me dejó de manera extraña en un trance lleno de pensamientos, pero decidí ignorarlos, como siempre.

2 horas después recibo un mensaje del rey de Roma:

Dan: Oye, ¿podemos vernos un momento en la biblioteca?

Paré mis pasos y le dije a Claire que iría al piso algo más tarde, que me surgió un asunto con un profesor, para poder poner una excusa. Aceleré el ritmo y me fui corriendo a la biblioteca.

Llegué y vi en la puerta a Dan, que me agarró del brazo y me llevó a otra puerta que nunca había visto en la biblioteca. Era una puerta marrón y una pequeña sala con una lámpara obsoleta y un pequeño sofá con un taburete. Alrededor había muchas estanterías y libros de todo tipo, sobre todo desconocidos.

- ¿Y este lugar?-pregunté, curiosa.

Dan se acercó a mí y agarró mi cuerpo, envolviéndolo en un abrazo.

- No han pasado ni 24 horas desde que nos vimos y te he echado un poco de menos. ¿Cómo te ha ido?

- Normal, más de lo que me esperaba. Espero que a ti también...

El abrazo me había pillado desprevenida, y sólo pude corresponderle. No estaba tan presentable como otras veces cuando nos habíamos reunido para hablar o algo así. Tenía el pelo algo más despeinado, recogido.

Fue acercándose gradualmente hasta que en un punto llegó a bajar las manos a mis caderas de nuevo. 

- ¿Me concedes un beso? 

Besé su mejilla y le abracé tras hacerlo. Él me agarró las mejillas y me dijo:

- Preciosa, mis labios te extrañan. 

Esta relación era como nieve en la arena: extraña, bizarra... ¿Sólo quería deleitarse de mis besos o quería algo más serio? 

- Corresponderé tus besos pero tenemos mucho de lo que hablar...

Este beso, definitivamente, se sintió extraño, no como los otros donde sentía la pasión y el desenfreno del goce. No me había sentido así en ninguno de sus besos hasta ahora, y no comprendía el por qué. 

Besos escondidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora