~Ocho

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CENA EN EL
MINISTERIO
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La chimenea encendida junto a un tarro de galletas con chips de chocolate era lo que la esperaba a Bonnie al llegar a su casa

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La chimenea encendida junto a un tarro de galletas con chips de chocolate era lo que la esperaba a Bonnie al llegar a su casa.

El viaje de vuelta se le había pasado ligero gracias a la cálida charla que había tenido con Cedric. Definitivamente lo había estado evitando, sentía enojo hacia el. No le parecía nada justo que el estuviera felizmente con otra mientras a ella la ilusionaba con sus dulces gestos de chico perfecto. No podía lidiar con eso, entonces como Bonnie no es una persona que enfronte sus problemas, los esquivaba.

Al llegar a la estación de King's Cross Grace y Paul la estaban esperando con los brazos abiertos. Se despido de todos sus amigos, y dejando el orgullo de lado también saludo a Cedric, y les prometió a todos que durante esas semanas recibirían una carta de ella. Dicho aquello, la pelinegra salió disparada hacia sus padres, si que los había extrañado.

- Oye, Bon ¿Me das un galle-

- Me las termine.

- ¿Qué?

- ¡Oye, mamá! ¿A quienes piensan invitar esta navidad? – pregunto la menor de los Gamp, evadiendo el asunto de las galletas.

- Cielo, este año nos han invitado a nosotros.

- ¿Quiénes?

- Los del ministerio harán una cena el 24, y nos han invitado a nosotros y a varias familias más que trabajan allí. Fue un gran año para ellos se ve y han decidió celebrarlo a lo grande.

- Genial.

- Ah, y por cierto, te he comprado un vestido, hay que ir elegantes.

- ¿Cómo es?

- Rojo.

- ¿Qué? No, ma, sabes que los colores no pegan conmigo.

- Bon, que ridiculeces dices.

- Padre ¿No te acuerdas de ese vestido mostaza que me puso mamá hace unos años? – preguntó seriamente Bonnie.

- Bueno, no todos los colores te pueden quedar bien, Bonnie – dijo Paul bromeando.

- Definitivamente ninguno me queda bien.

- Lo siento Bonnie, el vestido ya se compró y no lo vamos a devolver. Te quedara hermoso, ya veras – aclaró Grace y le guiñó el ojo a la menor.

La pelinegra dio un largo suspiro, pero acepto su condena – Esta bien... si lo ponen así, no tengo escapatoria.

- De haberme guardado una galleta, la situación podría haber sido muy distinta – le susurró Paul a su hija.

- Lo siento, pa.

- Y yo siento que tengas que usar ese vestido.

- Yo también siento eso.

Beautiful Boy ⭑ [Cedric Diggory]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora