Beautiful Boy ⭑ [Cedric Diggory]

~Uno

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LAVANDAS
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- ¡Ey, Ced! — llamó la pelinegra — Más despacio, por favor.

Ambos se encontraban caminando por un pastizal enorme, detrás de la casa del castaño. El clima estaba caluroso, soleado y se dirigían con toallas en las manos hacia el lago.

- Lo siento, es que a veces me olvido de lo lenta que eres — bromeó.

Bonnie imitó una risa falsa y rodeó los ojos — Que chistoso que eres Diggory, ojalá fueras así de bueno en el Quidditch.

El castaño dio una vuelta de 180 grados para mirar de frente a la menor — Perdón no te oí bien ¿Te gustaría repetir lo que acabas de decir, señorita?

- Que eres fatal en el Quidd-

Y antes de que la pelinegra pudiera terminar la frase, Cedric corrió tras ella y la agarró de la cintura para alzarla y llevarla como una bolsa de papa.

- Vas a ver cómo te arrepientes de decir las ridiculeces que dices.

- !Ey, ey! — dijo mientras le pegaba manotazos en su espalda — !Cedric Diggory estoy empezando a ver agua abajo mío! — exclamó alarmada.

- Ah, si... este es el lago, Bonnie — sonrió malévolo — Llegamos.

- Ya, okey, pues entonces bájame.

- No lo sé — dudo mientras empezaba a acercarla más al agua — Habías dicho que era pésimo en el Quidditch.

- CEDRIC DIGGORY NI SIQUIERA LO PIENSES — gritó a más no poder, y justo cuando las puntas de su pelo se estaban empezando a mojar, dijo — Eres asombros, súper talentoso, nadie te puede igualar, menos superar...

- Te escucho.

- Eres inteligente, súper guapo, ade-

- ¿Así que te parezco guapo? — preguntó mientras bajaba lentamente desde sus hombros a la menor.

- Bueno, yo quiero decir, o sea, no eres feo... ¿Quieres dejar de mirar así? me pones más nerviosa de lo que ya estoy.

- ¿Así que también te pongo nerviosa? — sonrió de lado, dejando ver cómo se marcaban los hoyuelos.

Bonnie agarró con la palma de sus manos una buena cantidad de agua y se la arrojó en la cara. Cedric empezó a toser a lo loco y la pelinegra no paraba de reírse. Bonnie se secó las lagrimas pero siguió escuchando al castaño toser.

- Lo siento, Cedric — se disculpó con una gran sonrisa.

Pero este seguía tosiendo, se había llevado las manos a la garganta, como si algo no lo dejara respirar y su rostro se había tornado algo morado. Bonnie se empezó a preocupar.