Parte 62

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Una vez en la habitación solamente iluminada por la luz artificial de la ciudad, la colocó lentamente en la cama para no hacerle daño. Se acostó a un lado de Yulia ya que no podía subírsele encima y comenzó a besarle en cuello haciendo que la morena se excitara aún mas sintiendo escalofríos en todo su cuerpo.

Lena: Te amo - seguía besando su cuello - quiero hacerte mi esposa y amarte para siempre.
Yulia: - tomó con sus labios la oreja de Lena, trazando con su lengua el contorno de la misma. Luego, susurrándole con su voz aún entrecortada por el deseo - Quiero casarme contigo, quiero hacerte feliz y ser feliz a tu lado.

Lena sintió como su cuerpo era recorrido por un escalofrío y una electricidad que hicieron que su piel se erizara completa. Se despegó del cuello de su novia y comenzó a besarla apasionadamente haciendo que sus lenguas bailaran en un suave ritmo dentro de sus bocas mientras sus manos recorrían de arriba a abajo el cuerpo de Yulia.
La alzó un poco, sintiendo como ésta se arqueaba lentamente en la cama y desabrochó su brassier, deshaciéndose de éste de manera inmediata en algún lugar de la habitación. Besaba con placer cada uno de sus pechos sintiendo la erección de cada pezón en su boca, contra su lengua mientras escuchaba los gemidos de Yulia sintiendo sus manos enredarse entre su pelirrojo cabello. Fue bajando mas y mas y se sentó de lado desabotonando el pantalón que aun apresaban las curvas perfectamente delineadas de ese cuerpo ligeramente bronceado que la volvían loca. Se sentó en la cama y se quitó la camisa y el brassier para quedar a la par ambos cuerpos. Volvió con la labor de los besos mientras las manos de Yulia recorrían toda su espalda desnuda y erizada por el deseo.

Yulia: Te deseo Lena - beso - necesito que estés dentro de mi. Te amo - ahogando un gemido dentro de los labios de Lena al sentir la mano de ésta como tocaba su sexo por encima de su ropa interior aun sobre su cuerpo.
Al sentir aquella humedad entre sus dedos fue bajando poco a poco hasta llegar a su cintura. Aquel cuerpo perfecto aún rodeado por aquella venda que no iban a ser ningún obstáculo para recibir la entrega que toda aquella piel le pedía, se acomodó entre aquellas piernas y despojó la última prenda que con ansias quería y necesitaba quitar de allí para encontrarse con la feminidad de Yulia brotar de placer. Volvió a colocarse al lado de la morena y se deshizo también de sus bragas quedando ambas completamente desnudas. Yulia, al ver que Lena estaba totalmente descubierta, pasó su mano por el blanquecino sexo sintiendo también toda aquella humedad que la excitaba y la enloqueció. Lentamente y como pudo, se coloco de lado para quedar completamente pegada al cuerpo pecoso y sutilmente encendido de deseo que la acompañaba en aquella cama. Pasó una de sus piernas por encima de las contorneadas caderas de su mujer y frotándose despacio su sexo con el de ella iban fundiéndose lentamente.

Lena: Te amo - voz entrecortada - no pares amor, me vuelves loca, te deseo.
Yulia: No sabes cuanto te deseo Lena.

Siguieron frotándose mutuamente hasta que Lena la tumbó de nuevo en la cama tal y como estaba al principio. Sus ojos veían con deseo aquellas montañitas apasionadas y erectas haciendo que sus dedos apretaran esos botones y escuchar cada gemido que venían de esos dulces labios. Fue bajando y con sus manos separó las hermosas piernas de su novia pelinegra logrando colocar su cara entre ellas. Con sus dedos, abría aquellos labios totalmente húmedos por la pasión y ver ese botón que rogaba placer.
Empezó a introducir la lengua despacio por aquel espacio que no dejaba de gritarle que lo hiciera suyo mientras que con su dedo tocaba placenteramente el clítoris de Yulia haciendo que está se retorciera entre las sabanas. Su lengua bailaba con un vaivén profesional dentro de ella. Cada vez mas y mas rápido hasta sentir que las paredes donde su lengua gozaba de deseo se contrajeron dando señal que el orgasmo estaba por llegar. Salió de allí y subió a los labios de Yulia dejando que ambas probaran el mismo sabor a gloria de su ferviente feminidad. Con dos dedos, penetró aquel espacio haciendo que Yulia mordiera el labio inferior de Lena y susccionándolo cada vez que era embestida mas y mas rápido por Lena. Un tercer dedo hizo aparición haciendo que Yulia gritara el nombre de su amada por toda la habitación. El dolor de sus costillas desapareció por un momento. Estaba en la gloria para ese entonces no le importaba nada mas que sentir a su mujer moverse dentro de ella. Lena, hundida en el cuello de Yulia, embestia mas y mas duro y rápido a su morena hasta sentir como ésta se corría completamente y su espalda era arqueada aprisionando con las paredes de su sexo los dedos mágicos de la pelirroja.

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