𝑿𝑽𝑰𝑰. 𝑴𝒐𝒓𝒅𝒊𝒅𝒂

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❝ HIDE AWAY AND I WILL START BEHAVING MYSELF ❞

¿No les ha pasado que hacen planes sobre cierto evento y a la hora, esos planes no se cumplen, si no que todo surge de la manera más espontánea? Pues así les pasó a Mauro y a Tiago, quienes medio ya habían planeado cómo iba a ser la mordida con la cual Lit reclamaría a Tiago como su omega.

Pero de tantos besos en su habitación, ambos se estaban poniendo algo calientes. Pronto, la remera de Tiago —o más bien, la que le había robado a su novio— voló hacia el otro extremo de la habitación y los besos y mordidas suaves de Lit empezaron a hacer su camino hacia su pecho.

Suspiros y jadeos eran lo único que salía de la boca de Tiago, quién cerró los ojos para disfrutar mucho más de las caricias de su novio, quién pasó sus pulgares, apretando aquellos lugares en donde había dejado marcas de mordidas.

—¿Te habías imaginado esto, amor? —susurró con la voz cargada de deseo, para después pasar esos mismos dedos a las tetillas de su pareja, quién jadeó con fuerza al sentir los dedos pulgar e índice apretando sus pezones de esa forma, al tiempo que su cuello seguía siendo marcado por los dientes blancos del mayor.

—Mau... —jadeó, queriendo quitarse los shorts, pues estaba sintiendo que se estaba mojando, su cuerpo estaba produciendo lubricante natural, queriendo sentir al alfa bien adentro.

—No seas impaciente —susurró, quitándose su propia remera, para volver a besarlo en los labios, ahogando los jadeos y suspiros de la boca del chico omega, mientras enredaba sus dedos en los cabellos bicolor y los jalaba un poco. —¿Te gusta, omega?

—S-Sí... Mauro... —jadeó cuando sintió los dedos de Mauro sobre su cadera. Gimió en protesta cuando sintió que el mayor se separaba de él y se alejaba. —Mauro... —dijo en tono de reproche, haciendo un puchero y ofendiéndose cuando el mayor respondió con una sonrisa burlona.

—¿Te puedo quitar el resto de la ropa? —preguntó, con las manos en el dobladillo de la tela y Tiago asintió con rapidez, volviendo a querer sentir esas sensaciones tan calientes y sensuales.

El teñido bajó con lentitud los shorts de su novio, aventándolos a alguna parte de la habitación. Tiago quedó en ropa interior que ya se veía algo mojada y su miembro ya estaba erecto.

—Mirá, sos una zorrita —le dijo de forma morbosa, pero con una sonrisa que indicaba que todo era un juego de cama. Tiago se sonrojó cuando lo llamó ‘zorrita’, pero no se quejó: lo excitaba.

—Mauro... —jadeó con desespero, queriendo acelerar el proceso, pero el mayor puso un dedo en su labio en una señal para que guardara silencio. La reacción de Tiago fue introducir ese dedo en el interior de su boca y lamerlo de forma sensual, esta vez logrando que el que se ruborizara fuera Monzón.

—¿Con qué así querés? —lo volteó en la cama, quedando con el culo hacia arriba, gimiendo bajito y en señal de desespero. No se esperó cuando la palma extendida de Mauro cayó encima de su nalga con un golpe seco y duro, haciéndolo sacar un grito de su garganta. —No, no, estás siendo una mala zorrita —lo regañó Lit y colocó su otra mano sobre la boca de Tiago. —No hagas ruido, mi amor, ¿sí? Gracias.

Las nalgadas continuaron por un buen rato y Tiago no podía gemir. Ya no tenía la mano de su novio en la boca, si no que se encontraba mordiendo la almohada. Todo eso era raro y delicioso, pues nunca había tenido intimidad con alguien y menos fuera de su periodo de celo.

—¿Estás listo, amor? —fue la pregunta que escuchó directamente en su oído y asintió.

—Lit... Mau...

—Eu —Mauro se estaba quitando sus propios pantalones, en donde ya se encontraba bastante visible su miembro.

—Marcáme, haceme tuyo —suplicó el omega, exponiendo su cuello. Mauro se trabó un poco.

—¿Estás seguro? —la respuesta de Tiago fueron movimientos afirmativos con la cabeza y lo volvió a golpear en el culo. —Decilo.

—Sí, Mau, marcáme, por favor...

Mauro sonrió con gusto y se levantó, alejándose de él. Abrió el cajón, sacando un preservativo en su empaque plateado. Regresó y volteó a Tiago boca arriba, a lo cual este separó las piernas en un reflejo instintivo.

—¿Estás seguro? —volvió a preguntar, queriendo una nueva confirmación de su novio.

—Sí, Mauro...

Tomó su miembro y lo acarició repetidas veces con su mano, para después empezar a abrir el profiláctico. Después de colocárselo y asegurarse de que estuviera bien, se posicionó con la entrada mojada de Tiago, al tiempo que acariciaba el miembro de este.

—Avisá si duele.

Tiago asintió y Lit empezó a entrar lentamente, sintiendo la deliciosa fricción de su miembro en el interior de su pareja. Tiago se mordía los nudillos de su mano izquierda sintiendo la presión contra sus paredes, pensando en que ese dolor se sentía correcto y bueno de alguna manera.

Los dos gimieron bajito cuando el mayor tocó fondo y se miraron fijamente con amor. Tiago lo tomó del rostro y lo besó con pasión, al tiempo que sentía que el alfa se empezaba a mover. Las uñas de Tiago encontraron su lugar en la espalda de su novio y empezaron a deslizarse sobre ésta al tiempo que las embestidas aumentaban.

Apenas pudo distinguir cuando la boca de Mauro se abría, dejando ver sus colmillos que se dirigían hacia esa zona en su cuello. Primero fue la lengua del alfa, preparando la zona y luego sintió los colmillos sobre su cuello, enterrándose lenta y dolorosamente.

Gritó cuando sintió que ya era todo lo que los colmillos del mayor se ponían enterrar al tiempo que las embestidas en su interior se prolongaban. Y tan pronto como eso pasó, Mauro sacó los colmillos y su movimiento de caderas se aceleraba.

Un rato más tarde, con los dos ya satisfechos de su encuentro íntimo y sexual, el alfa pasó sus dedos por la herida de la marca en el bonito cuello de Tiago.

—Mío...

—Si así sos, no me quiero imaginar cuando estés en celo —la voz de Tiago salió temblorosa y Lit solo rió.


17/12/23
18/06/24

𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 | litiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora