𝑿𝑿𝑿𝑰𝑽. 𝑭𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒛

279 20 9
                                    

❝ I ONLY SEE DAYLIGHT, DAYLIGHT, DAYLIGHT ❞

Tiago miraba su vientre hinchado por segunda vez y al anillo que adornaba su dedo anular. Suspiró. No había planeado embarazarse por segunda vez, pero apenas supo de la criatura que se estaba formando en su vientre, su instinto omega le hizo amarlo de inmediato. Aún recuerda con claridad ese día, pues ya llevaba unas dos semanas sintiéndose mal, por lo que resolvió ir al médico, dejando a Thomas a cargo de su pequeño Cristián.

Cristián pataleó, lloró y gritó porque no quería separarse de su 'madre'. Finalmente, se calmó cuando Thomas puso música infantil en la televisión.

Nuevamente Tiago confirmó que estaba embarazado. Lit se pondría bastante feliz cuando se lo dijera, había sido su pensamiento de ese día. Y en efecto, Mauro amó la idea de tener a su omega embarazado otra vez. Sin más tiempo que perder, la pareja empezó a planear su boda. Tenían varias opciones en donde hacerla, pero finalmente decidieron que fuera ahí mismo y como celebración, se irían con su pequeño Cristián a unas vacaciones en Mallorca.

A los cuatro meses de embarazo, cuando el vientre de Tiago ya era un poquito notable, la boda ya estaba lista. En su habitación, Tiago era ayudado por su madre, su hermana y su hijo (según, la única ayuda que Cristián daba era decir ‘mami bonito’ una y otra vez). Ámbar sostenía a su sobrino mientras le pasaba a su madre lo que le pidiera.

Tiago se veía impresionante en su traje blanco. Normalmente en la pareja era él quien se vestía de negro, pero era tradición que los omegas fuesen vestidos de blanco —vírgenes o no— al altar.

—Má, no llores —dijo Tiago, abrazando a su madre.

—Es que no pensé que mi chiquito se casaría tan pronto —dijo Griselda, con una sonrisa y lágrimas de felicidad.

—Tengo 24 años, má.

—Y un hijo muy bonito —intervino Ámbar, haciendo reír al bebé. Cristián amaba a su tía Ámbar y eran cómplices en todo.

—Aún así, Tiago. Vos y Ámbar siempre van a ser mis bebés —dijo la mujer, abrazando a su hijo mayor, quién también la envolvió en un abrazo.

—Te amo, má. —Tiago se colocó el velo —que Lit había estado jode y jode para que lo usara— y cargó a su bebé. —Hoy papi y mami se casan, mi amor —le dio un beso a Cristián y este rió con ganas.

—Si un día te cansás, recordá que existe el divorcio —dijo la adolescente, haciéndolo reír.

—Lo tomaré en cuenta, Amby.

La boda había sido muy linda. Muy tranquila. Estaban presentes sus familiares y también varios amigos suyos, casi toda la escena argentina, de hecho. Pero en el after fue donde todo se descontroló. Los dos Mauros estaban haciendo una competencia de escabio, Enzo se estaba comiendo a su novio en una esquina, podía ver a Ysy cantando junto a CRO, obviamente los dos muy borrachos, antes de que Neo fuera a sacar a su alfa de la pista. Tiago rió al ver a Ysy suplicarle a Neo y llorar que no lo volvería a hacer.

Tiago, como omega embarazado, no podía beber nada que contuviera alcohol. Pero parecía estar disfrutando el after, hasta que llegó el punto donde Mauro llegó a pedirle matrimonio y Tiago, con una risita le dijo que ya estaba casado. Recién casado, de hecho, y Monzón se puso a llorar.

—No llores, Mau...

—¡Estás casado con alguien que no soy yo!

Después de eso, los meses siguieron avanzando. En un abrir y cerrar de ojos, Tiago estaba en el octavo mes de embarazo y su alfa, Lit, estaba siempre servicial a los caprichos de su esposo. Cristián estaba bastante emocionado por ser hermano mayor y lo demostraba siendo muy sobreprotector con su mami, parecía indicar que Cristián sería un alfa.

—Mami mío —le sacaba la lengua a su papá cada vez que Mauro quería acercarse a Tiago.

—Mocoso malcriado, yo te engendré —dijo, moviendo a Cristián y sentándolo en su regazo, al tiempo que abrazaba a Tiago. El pequeño pataleó pero luego dijo con voz tierna:

—Te quiero, papi.

Reneé Monzón Pacheco nació en la madrugada del 23 de abril del año 2026. Cristián, en los brazos de su papá Mauro, ansiaba acercarse a su hermanita pero no lo dejaban.

—Es hermosa, Mau —dijo Tiago, con lágrimas en los ojos.

—Mi princesa... —susurró Mauro, viendo a su hija con ternura.

—Abu, abu —empezó a balbucear Cristián, viendo a su hermanita en los brazos de Tiago, quién estaba evidentemente cansado.

—¿Querés que llame a tu mamá y Ámbar? —ambas mujeres se encontraban en la sala de espera, quizás dormidas, después de casi tres horas de parto.

—Sí, Mau, por favor.

Mauro asintió y con su hijo mayor en los brazos, cruzó la habitación, saliendo de ella. En la sala de espera, estaban su suegra y su cuñada.

—¿Cómo está Tiago? —preguntó Griselda, preocupada.

—Tiago está bien, está descansado y feliz. Es una nena —les informó con alegría. Las mujeres asintieron, era muy evidente lo mucho que Monzón había anhelado tener una hija.

Cristián quiso ir a los brazos de su abuela y los tres entraron en la habitación, dónde Tiago estaba dándole el pecho a su hija.

—Hola, má —dijo con una sonrisa débil.

—Hola, Tiago —sonrió ella. Griselda estaba muy orgullosa de todo lo que habían logrado sus hijos: dos artistas reconocidos y ahora, Tiago estaba haciendo su propia familia.

—¿Cómo se llama ésta chiquita? —preguntó Ámbar viendo a su sobrina.

—Reneé Monzón —sonrió a su hermanita.

La noticia de que los cantantes argentinos Lit Killah y Tiago PZK habían vuelto a ser padres fue algo que no tardó en hacerse viral. Sin embargo, ninguno de ellos le dio importancia.

—Manita bonita —decía Cristián cada vez que aparecía su mami cargando a Reneé. Cuando Tiago la puso en su cuna, el pequeño se acercó a la recién nacida, mirándola con adoración, abriendo su pequeña boca. —‘Ene’ bonita, mami.

—Sí, es muy bonita —susurró Tiago, sentándose cerca de la cuna y poniendo a Cristián en su regazo. Era una ternura que su bebé todavía no supiera decir la letra ‘r’

—¿Yo bonito? —formuló, señalándose a sí mismo.

—Si, sos muy bonito, amor. —Acarició su pequeña nariz y empezó a darle leche a Cristian. A su edad, el hijo mayor de Mauro y Tiago todavía necesitaba ser alimentado con leche materna. Mientras su recién nacido estaba dormida y su otro bebé estaba siendo alimentado, llegó Mauro, con paso silencioso, pues alcanzaba a escuchar los pensamientos de su omega respecto a sus hijos.

—Hola, amor.

—Hola, Mau —respondió en un susurro. Medio dormido y sin despegarse del pecho de Tiago, Cristián le dio una mirada a su papá y le dio una pequeña sonrisa.

—Gracias, Tiago. Por darme una familia, amarme y aceptar mi amor. Te amo.

Todo estaría bien de ahora en adelante. Tenía una razón más grande para cada día superarse más a sí mismo y consolidar su legado. Algún día, Cristián y Renné podrían presumir con orgullo que eran hijos de Lit Killah y Tiago PZK. Por mientras, se esmeraría en darles lo mejor.

𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 | litiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora