𝑿𝑿𝑿𝑰𝑰𝑰. 𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆𝒗𝒊𝒔𝒕𝒂

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❝ I LIKE SHINY THINGS BUT I'D MARRY YOU WITH PAPER RINGS ❞

Cristián Monzón Pacheco nació en septiembre, después de retrasar el parto por unas dos semanas. Tiago y Mauro habían estado demasiado preocupados de que el nene no saliera a tiempo.

Pero el niño nació bastante saludable para haberse tardado tanto. Cuando Tiago lo recibió en sus brazos, contempló su carita angelical y sonrió, antes de desmayarse, a lo cual, Mauro tomó con rapidez a su hijo.

Le explicaron que era por el cansancio y la poca sangre perdida. Mauro sostuvo a su pequeño Cristián. En cuanto se habían enterado del sexo del bebé, habían hecho una lista de posibles nombres para su hijo. Habían elegido el nombre de Cristián porque sonaba bastante bien al lado de sus apellidos combinados.

Eso había sido hace casi un año. Y en un año, Cristián había crecido mucho y ya gateaba.

—Mi bebé —suspiró Tiago, viendo como su bebé se arrastraba por el suelo.

—Ma-ma —Cristián ya balbuceaba y su primera palabra había sido 'mamá' y le gustaba repetir esa palabra pues una sonrisa se formaba en el rostro de Tiago cuando la decía.

Al principio, Tiago estaba tratando de que Cristián les dijera 'papá' a los dos, pero Lit, jodiendo como siempre, le hablaba a su hijo refiriéndose a Tiago como 'su mami', 'su mamá', por lo que Cristián había aprendido a decirle así a Tiago.

—Vení, amor, hora de comer.
Lo tomó en brazos y lo sentó en su regazo, subiendo su remera para dejar expuesto uno de sus pectorales, que estaba hinchado por la leche. Así les pasaba a todos los omega hombres. Cristián abrió su boquita y empezó a succionar su leche con avidez, mientras tenía su mirada fija en su progenitor. A Tiago siempre le iba a parecer maravilloso como los bebés observaban fijamente a su madre cuando ésta los alimentaba, como si para los niños, su madre fuera su todo.

—Tenés los ojitos de Lit —acarició con cuidado la pequeña nariz de su bebé, quien sonrió sin dejar de succionar su alimento. —Y mis labios... oh, pero me recordás a Ámbar cuando era chiquita...

Cuando Cristián soltó su pecho, lo recargó en su pecho y empezó a darle palmaditas en la espalda, como le había recomendado su madre. Miró su celular, en donde había llegado un mensaje de Mauro diciéndole que ya iba a casa, Tiago sonrió al ver el mensaje de su alfa y miró a Cristián.

—Ya viene tu papá, mi amor.

—Ma-ma —lo señaló con su pequeño dedo y Tiago sonrió.

—Sí... mamá... ¿no querés decirme papi a mí y papá a Mauro? —preguntó como si su hijo fuera a entender, obteniendo como resultado una risa y otro 'Ma-ma'.

Mientras trataba de que Cristián se durmiera, sin éxito, llegó una llamada de su mánager y la respondió. Tuvieron una plática donde este le comentaba a Tiago que querían hacerle una entrevista sobre su embarazo. Tiago no sabía que contestar: vivían en un mundo donde había bastante machismo y alfismo; no lo había vivido de forma directa, pero sabía que las mujeres y omegas sufrían bastante discriminación, incluso a los omega hombres les decían que eran una aberración siendo mitad hombres y mitad mujeres, nada más alejado de la realidad.

Por fortuna, eso ya estaba cambiando en la actualidad. Le dijo a su mánager que lo iba a pensar y colgó justo cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose. De inmediato tomó a Cristián en sus brazos y fue al encuentro de su alfa.

—Mis amores —Lit tomó a su bebé en brazos y logró abrazar a los dos.
Con la presencia de su padre alfa, Cristián agotó todas sus energías jugando, y después de un relajante baño, se quedó dormido en los brazos de Lit.

—¿Qué te tiene preocupado, amor? —Acarició el hombro de su novio mientras el bebé seguía dormido. Tiago miró a su hijo con ternura. Recordó el primer mes después del parto, cuando Cristián dormía hecho bolita, como cuando estaba en el útero.

—¿Cómo sabés que estoy preocupado?

—Estás pensando mucho, te puedo oír —dijo, colocando a su hijo en su camita, cuidando que estuviera boca arriba, porque ese niño tenía la costumbre de acostarse de lado o boca abajo.

Tiago se sonrojó y tras unos momentos de silencio, le comentó la situación a Lit. Tan pronto terminó de hablar, se dio cuenta de que sí quería hacer esa entrevista, él no se iba a avergonzar más por ser un hombre omega y haber parido a su hijo.

—Estoy re mil orgulloso de vos, amor —le dijo.

El día de la entrevista, Tiago iba vestido con el mismo estilo que solía usar antes de que naciera su bebé y de colores oscuros, Lit iba vestido similar pero de color blanco y el pequeño Cristián iba con su ropita verde, en los brazos de Mauro, pues habían dejado el cochecito para bebés en el carro.

—Pues qué placer que la familia Monzón Pacheco nos esté acompañando hoy —habló uno de los conductores del programa, un alfa de aroma similar a la canela mezclada con cigarrillos.

—Un placer para nosotros —habló Tiago, sentándose muy pegado a su esposo, quien estaba siendo torturado al ser mordido por su hijo en sus dedos.

—Pues espero que estén listos para unas cuantas preguntas —habló la otra chica, una omega de pelo rizado y teñido con mechas rubias, de olor a claveles.

—Adelante —habló Lit, quitándose los anteojos de sol, poniéndolos sobre la cabecita de su hijo.

—Lo que todos queremos saber, ¿cuándo se enteraron de que Tiago estaba embarazado? —preguntó ella, con una sonrisa amable.

—Pues en el primer mes de embarazo, queríamos que fuera una sorpresa para nuestros fans —explicó el omega de corte caso, mirándola.

—¿Cómo te sentiste? Sabemos del estigma hacia los hombres omega, más a los embarazados.

—Pues bien, ya desde hace un tiempo quería un hijo y dejé de preocuparme por lo que dirían de mí. La gente siempre habla, para bien o mal, hay que dejar pasar si no querés que alteren tu paz, ¿sabés? Además, no es como si les afectara, es mi familia, no la suya.

—¿Cómo se llama este chiquitín? —todos contemplaron a Cristián en los brazos de Lit, siendo mimado por éste.

—Cristián Monzón Pacheco —habló el mayor, mirando con orgullo a su hijo y luego a su novio.

—¿Cómo se siente ser padres por primera vez? —habló el hombre, haciendo que ambos sonrieran ligeramente.

—Estresante pero muy hermoso —dijeron al mismo tiempo, riendo y provocando las risas de los entrevistadores.

—¿Planeas regresar a la música, Tiago?

—Claro, estoy haciendo unas canciones cada que este pequeño me deja —acarició la mejilla de su bebé, quien de inmediato alzó los brazos para ser cargado por su 'mami', quien lo hizo y lo cargó.

—Una última pregunta, Lit, ¿para cuándo el anillo? —la chica movió los dedos, haciendo énfasis en el dedo anular, señalando a Tiago.

—Ya veremos...

𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 | litiagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora