Después de lo que paso con mi madre todo se calmó de cierta manera en mi casa, mi padre está más tranquilo y mi hermano mayor nos está visitando más a menudo.
De cierta manera es feo pensar que la que nos estaba separando como familia era ella, y que nunca de verdad le importamos en lo más mínimo, fuimos su escalafón para llegar a otro lado y con ello abandonar lo que ella alguna vez juro que era lo más sagrado para ella.
Mi padre se ve triste, su semblante cambio mucho y sé que su corazón le duele, ella, Mariela era el amor de su vida, a pesar de que el para ella nunca lo fue y está muy jodido eso, más al ver que Armando no estaba durmiendo o comiendo como antes.
Alex nos está ayudando con todo, cuida a mi papá y mientras lo hace este Marlon se está haciendo cargo de todo lo de mi papá, la venta de caballos, el rancho y todo eso, ahora entendía una cosa que jamás comprendía de mi hermano.
El adoraba a mi padre, y siempre ha sido leal a él sin importar nada, y después de esa pelea que presenciamos entendí por qué, mi madre lo quiso abortar, y eso sé que había lastimado mucho a Marlon, y es algo que hablamos muchas veces este Xavier y yo.
Era antinatural la manera en que él y mi madre se trataban.
El odio que se tenían el uno al otro era algo que no podíamos comprender, al menos no hasta después de estos sucesos, donde mostraron ambos sus verdaderos colores.
Y de cierta manera me daba un poco de dolor pensar en ello, saber que Marlon carga con todo el dolor de la familia antes de que naciéramos Xavier y yo, cuantas lagrimas no se había guardado, cuantos gritos cuantos enojos. Siempre siendo el hermano modelo, cuidando de Xavier y de mi sin chistar, siempre velando por mi padre y estando al cien por ciento con Alexandra, era algo que hoy en día admiro, el fue el guerrero de la familia, aquella fuerza que nos mantuvo unida a pesar de toda la mierda que hizo Mariela, soporto todo por nosotros, incluso tuvo que estar lejos de la mujer de su vida para que para mantenernos a nosotros a salvo del odio de mi madre, saber que abusaron de ella y tener que guardárselo hasta hace poco.
No tengo cómo agradecérselo.
Lidia por su parte se ha hecho más unida a mi, no me deja sola cuando estoy en la calle, siempre me está cuidando, y no lo negaré, es algo que me gusta, sin embargo, no hemos ni formalizado.
Sabemos que nos gustamos, digo maldita sea nos fascinamos y lo veo con ella, la manera de verme, cómo está siempre viendo que este bien, de verdad no puedo pedir más ella es todo lo que amo en este mundo.
Estoy yendo camino a su trabajo, habíamos quedado de ir a cenar algo nuevamente, pero esta vez pensamos en ir al Moro, una famosa churrería de la ciudad de México la cual estaba cerca de la estación del Metro San Juan de Letrán, a mí me fascina ese lugar.
Jacinto me estaba dejando en el local de tatuajes donde sin esperármelo veía a Ana Sofia en él, sentada en las piernas de Alberto, mientras que Dani está tatuando a alguien, lidia hacía unas cuentas y Griselda parecía estar estudiando.
—¡Hola Chicos! —digo al entrar al local.
Todos me voltean a ver, pero es Lidia a la que más se le ilumina el rostro, dejando el dinero en la caja y se acerca a mi para abrazarme y darme un pequeño beso en la frente.
—¿Cómo estas charrita? —hunde sus ojos negros sobre los míos.
—Feliz al ya estar aquí contigo —escondo mi cara en su pecho y ella acaricia mi cabello de manera tierna.
Me hundo en su aroma, hoy huele a azucenas y me extasía esa esencia.
Pero recuerdo que estamos en el local y me sonrojo, y volteo a mis otros amigos.
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Entre Charros y Patinetas
RomanceLidia Carrillo es una chica Skate que vive en los suburbios de la ciudad de México, con dos hermanos pequeños y una madre soltera que tiene que trabajar dobles turnos para poder ayudarlos a salir adelante, es amante del happy punk, punk rock y emoco...