El señor Jacinto me había llevado a la escuela, hoy no iría este Xavier, tenían junta mensual los profesores de prepas, de esas que se pasan todo el día discutiendo cosas innecesarias cómo por ejemplo la forma en que enseñan o cómo van los alumnos, todo estaría bien, si no fuera por la forma en que lo llegan a hacer, criticando a los alumnos o hablando pestes de ello, y nos dimos cuenta de dicha práctica cuando un amigo de Xavier, este Juanito, un chiquillo muy chaparrito que a todo mundo le cae bien por lo risueño que es.
Recuerdo mucho ese día, él había ido a la escuela sin acordarse de que no tenían clase, y se había ido a su salón, haciéndosele algo raro que no llegaran sus compañeros, hasta que vio a los profesores caminando hacia la sala de maestros.
Nos contó que los siguió con la idea de preguntarles que había pasado con sus compañeros, pero decidió esperar tantito, que fue lo que le dio el poder que ahora tiene, al haber grabado toda la mierda que hablaban los profesores de los alumnos.
Pero bueno, un error te hace tener el poder entero sobre el cuerpo de maestros, Juanito era listo.
Había salido corriendo hacia donde estábamos nosotros, mis amigos y yo y nos contó todo, yo me había molestado mucho, y se lo había dicho a Marlon y el a nuestro padre, quien fue a hablar de manera severa con la directora de la prepa, pero jamás le dijo de donde había obtenido la información, hasta que Juanito hablo con todos los maestros, los tenía agarrados de los huevos.
—¿Estas bien Miriam? —pregunta Ana Sofia.
Estamos en la cafetería de la escuela, era tiempo de desayunar, después de nuestra primera clase de siete a nueve de la mañana, me siento cansada, no había dormido ese día, por estar hablando con Lidia.
Nos habíamos quedado mensajeando hasta las dos y media de la mañana, lo cual nos mató a ambas ya que ella tenía que tatuar a las ocho de la mañana y yo tenía clase a las siete.
—Estoy un poco cansada, me quede hablando hasta tarde con Spider —le comento a mi mejor amiga.
—¿Cómo van las dos?
Ella esta super atenta a mi vida amorosa, dice que me veo muy feliz con ella a mi lado, y no lo voy a negar estar con mi chica de bronce hace que me sienta muy tranquila en todo momento, es esa paz interior que te trae, es mi lugar seguro.
—Pues estamos avanzando, eso me tiene muy feliz, no me quiero precipitar a nada, sé que nos gustamos, pero creo que ni ella ni yo nos queremos ilusionar.
—¡Ay, Miriam! Sólo ustedes dos no se dan cuenta que están hechas la una para la otra —rueda sus ojos mi amiga —. Si vieras cómo te ve esa chica, eres una diosa para ella, le fascinas.
—¿Y tú cómo sabes eso doctora corazones? —digo con cierta sonrisa en mis labios.
—Miri, Lidia es una chica que es muy reservada, tal vez no contigo, pero si con las otras personas incluso con sus amigos, ¿No te habías dado cuenta de ello?
Alzo mi ceja al escuchar eso.
—¡No puede ser que no te hayas dado cuenta de eso amiga!
—Pues no Sofi, es que no se conmigo es muy diferente a lo que me dices, se habré con mucha facilidad, me cuenta muchas cosas que yo suponía que también le dice a sus amigos —le digo un poco sorprendida.
—Es que he ahí la cosa Miri, contigo se muestra vulnerable, algo que no hace ni con sus amigos, tu pudiste pelar las capas de aquella chica ruda —me comenta mi mejor amiga.
—Lidia no es tan ruda —le señalo.
—Miriam, se le puso al tu por tu a Gonzalo sin tenerle miedo, se iba a agarrar a golpes con unos punketos en el chopo por nosotros, encara a la gente cuando algo no le parece ¿De verdad crees que no es ruda? —su mirada de incredulidad era sublime, me hacía reír.
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Entre Charros y Patinetas
RomantizmLidia Carrillo es una chica Skate que vive en los suburbios de la ciudad de México, con dos hermanos pequeños y una madre soltera que tiene que trabajar dobles turnos para poder ayudarlos a salir adelante, es amante del happy punk, punk rock y emoco...