Capítulo 20: Somos un equipo

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La funa de mi hermano había aumentado exponencialmente en las últimas dos semanas, sin embargo, a él no le estaba importando nada, de hecho, hasta se reía de lo mismo y seguía con su vida normal son preocupación alguna.

Pasaba lo mismo con Alex, se reía mucho de los ataques inútiles de Gonzalo a través de redes sociales, dejando sólo un comentario contundente que había hecho que la bloqueara ese pocos huevos de sus redes sociales.

"Una palabra mía y la carrera de tu papá y la tuya se va al carajo"

Todos los cercanos a ellos sabemos a qué se refería, recordando que ese maldito había abusado de ella, aprovechándose de su dolor por una mentira cosechada por mi madre para separarla de mi hermano.

Por otro lado, Lidia y yo estamos mejor que nunca, ella es un sueño hecho realidad, es muy atenta conmigo, siempre me regala una rosa cuando nos vemos, y tiene pequeños detalles que me hacen siempre suspirar, es magnífica.

Incluso mi Marlon la quiere mucho, al igual que Alex, dicen que es una chica que de verdad vale la pena sin importar su nivel socioeconómico o status, digo no es como que me lo tuvieran que decir, sé que ella es con quien quiero un futuro.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando escucho el timbre del departamento de Colonia del Valle, es un sábado por la mañana y yo ya estaba lista para ir al estudio de grabación.

Hoy voy a grabar mi primer sencillo el cual subiremos a varias plataformas de música para poder así hacer mi primer paso en la música ranchera, y Lidia me va a acompañar.

Tomo mi bolso y me dirijo a la pueta.

—¡Ya me voy Xavier! —le grito a mi hermano.

El sale de su habitación, un tanto somnoliento, había llegado tarde ayer ya que fue a una cita con Yesenia.

—Está bien Miriam, te veo en la tarde, éxito con tu grabación —sonríe de lado.

Nuestra relación ya no era la misma, y eso me dolía un poco, me gustaría poder arreglarla en un futuro, sin embargo, sé que él y yo no estamos bien para ello, al menos no ahorita.

—¡Gracias!

Salgo del departamento y pido el elevador mientras le mandó un mensaje a Lidia de que ya iba bajando.

Saber que la voy a ver en unos momentos hace que mi corazón lata muy rápido, siempre ocurre eso cuando estoy cerca de ella.

Y ahí estaba ella, mi chica de bronce con su patineta y un estuche de guitarra en su espalda, esperándome mientras tomaba agua de una botella, tengo la ligera sospecha que se vino patinando desde su casa.

—¡Lidia! —exclamo al verla y me aviento a sus brazos hundiéndome en su dulce aroma a lilas.

Ella me abraza de manera tierna y besa la coronilla de mi cabeza, a pesar de usar a veces tacones sigo un poco más baja de estatura que ella, por lo que se ella mide aproximadamente un metro con setenta y nueve de altura, es muy alta.

—¿Cómo está la fresita más hermosa del mundo? —pregunta mientras alzo mi mirada y me pierdo en su sonriente mirada.

—Un poco nerviosa.

—Lo harás de perlas charrita, lo sabes, siempre te apoyaré en todo.

Me da un tierno beso en los labios haciendo que me sonroje, pero la abrace del cuello bajándola hacía mi para profundizarlo.

Sentir sus labios suaves sobre los míos es uno de los placeres más grandes que tengo en la vida, adoro sentir sus movimientos al besarnos al igual que sus fuertes brazos pegarme más a ella.

Entre Charros y PatinetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora