"𝙼𝙾𝙽𝙴𝙳𝙰 𝙳𝙴 𝙲𝙰𝙼𝙱𝙸𝙾."

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"ᴘᴇʀᴏ ʏᴀ ᴍᴇ ʀᴏᴍᴘɪꜱᴛᴇ. ᴀꜱÍ Qᴜᴇ ɴᴏ ᴀᴄᴛÚᴇꜱ ᴄᴏᴍᴏ ꜱɪ ʟᴏ ꜱɪɴᴛɪᴇʀᴀꜱ, ʟᴀ Qᴜᴇ ʀᴇᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ ᴇꜱᴛÁ ᴅᴀÑᴀᴅᴀ ᴀʜᴏʀᴀ ɴᴏ ꜱᴏʏ ʏᴏ, ᴇʀᴇꜱ ᴛÚ."























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UN VESTIDO COLOR BLANCO FUE COLOCADO EN EL CUERPO INERTE DE LA JOVEN DE OJOS VIOLETAS Y MIRADA TRISTONA, Y AUNQUE SU MADRE BRINDABA ALGO DE CONSUELO ANTE SU INMINENTE DESTINO, ELLA SABÍA QUE ESTARÍA MUERTA EN VIDA.

Se dio una última mirada antes de colocarse la hermosa tiara de diamantes que su padre le había obsequiado por su matrimonio. <<Ahora serás una mujer, y te deberás a tu esposo e hijos. >> fueron las alentadoras palabras que según Viserys había brindado a su segunda hija. Se sentía impotente ante aquella situación, una tonta y estúpida niña que fue vencida por un débil e idiota intento de rey.

Las puertas de la habitación fueron abiertas anunciando la llegada de la heredera, Daenerys a penas le dio una mirada a su hermana mayor sin embargo, Rhaenyra bostezó una sonrisa burlona pues sabía del sufrimiento de la joven ante aquel matrimonio. No era un secreto del amor que había entre Aegon y Daenerys.

Cuando al primer vástago varón del rey Viserys se le comunicó que su hermanita sería casada con un viejo señor de Pentos, entró en cólera, se dice que la reina Alicent tuvo que poner diez guardias para custodiar las puertas del príncipe pues Aegon estaba dispuesto a volar hasta Pentos y quemarla hasta los cimientos por atreverse a tomar a su amada.

— El septo está listo, padre te espera junto con Alicent en el salón del trono. — avisó Rhaenyra a la menor.

La menor guardó silencio, se limitó a asentir.

— El matrimonio no es tan malo, ya sabes. — sonrió la mayor acercándose a la joven. — Siempre puede comer fuera mientras cumplas con tu deber aunque sea una vez. — dijo con naturalidad la heredera.

Daenerys esbozó una risita burlona ante las palabras de su media hermana.

— Aunque no lo creas, la dignidad de nuestro casa y sangre aún son importantes para mi. — se dio la vuelta quedando frente a la heredera. — No puedo ir por la vida cenando como desee y ensuciando el nombre de nuestra casa, ya sabes, aunque seamos miembros de la realeza seguimos viviendo en un mundo de hombres. Hombres orgullosos que estarían más que encantados de despojarnos de nuestros títulos por cometer el error de engendrar bastardos en este mundo. — insultó con sutileza la joven a la mayor.

𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐘 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora