"𝙽𝙾 𝙷𝙰𝚈 𝙰𝙼𝙾𝚁 𝙴𝙽 𝙴𝙻 𝙸𝙽𝙵𝙸𝙴𝚁𝙽𝙾."

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"ᴘᴇʀᴏ ʏᴀ ᴍᴇ ʀᴏᴍᴘɪꜱᴛᴇ. ᴀꜱÍ Qᴜᴇ ɴᴏ ᴀᴄᴛÚᴇꜱ ᴄᴏᴍᴏ ꜱɪ ʟᴏ ꜱɪɴᴛɪᴇʀᴀꜱ, ʟᴀ Qᴜᴇ ʀᴇᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ ᴇꜱᴛÁ ᴅᴀÑᴀᴅᴀ ᴀʜᴏʀᴀ ɴᴏ ꜱᴏʏ ʏᴏ, ᴇʀᴇꜱ ᴛÚ."























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EL FRÍO DEL INVERNO AZOTABA LA ENORME CIUDAD DE PENTOS, UNA HERMOSA JOVENCITA DE CABELLOS PLATINADOS SOLLOZABA SOBRE EL REGAZO DE UNA DAMA. SU HERMOSO ROSTRO ASOLABA EN CUENTA CON EL DESCONOCIDO, LA CALIDEZ DE SU ALMA SE HABÍA QUEBRADO Y NI UNA GOTA DE BENEVOLENCIA HABÍA SOBREVIVIDO.

Daenerys ahora era la "La Señora de Pentos" sin embargo, el albur del matrimonio nunca había sido como lo describieron sus jóvenes damas de corte en sus empalagosas cartas. Los días en Pentos eran fríos y oscuros, las noches tormentosas y llenas de encuentros asquerosos, su cuerpo fue testigo de aquellos repudios cada que era tomada a la fuerza y mancillada como yegua noche tras noche en la habitación.

Luchaba por no intentar acabar con su vida, lloraba desconsolada cada que era penetrada sin control una y otra vez como una puta, sentenciada a satisfacer los deseos más repugnantes de su asqueroso marido y la triada de prostitutas que insultaban su lecho. Aún tiene pesadillas sobre lo que pasó la primera vez que compartió lecho con su señor esposo, su cuerpo siendo sometido y embestido hasta dejarla desgarrada por días de su intimidad, sus gritos y súplicas pidiéndole parar sin embargo, todas fueron ignoradas.

Cada noche era lo mismo, su esposo ostentaba en fiestas sobre su mujer, presumía sobre la belleza Valyria que había comprado por un par de barcos y oro, la paseaba por el salón como un objeto ante las miradas lascivas de los grandes señores las ciudades libres y otros invitados, luego se emborrachaba hasta quedar oliendo a vino y putas de burdel que le daban placer con sus bocas para luego acudir a su lecho y someterla para cogerla como una más de sus mujeres de bajos placeres. Un simple objeto disponible para satisfacer y disponer del buen ver del señor de Pentos.

...

Limpiaba su cuerpo unas cinco veces al día, a veces podía ser más, dependía de cuantas veces era tomada a la fuerza y sometida para el deleite de su señor esposo. Salió de la bañera sintiéndose asqueada, examinó su cuerpo repleto de moretones, hematomas ya viejos que aún conservaban como pequeños y sigilosos testigos de su dolor, se colocó el vestido color lila que acentuaba su hermosa figura, alisó sus vestidos suspirando ante su destino y salió de la habitación.

Dio una leve mirada, una de las sirvientas se inclinó ante la joven de cabellos platinados, Daenerys le dio un asentimiento y levantó su mano para que esta hablara.

— Mi señora, su esposo pidió que el maestre le revise el día de hoy. — informó la joven sirvienta.

— Creí que habíamos acabado con ese tema. — chasqueó su lengua molesta. — Dile que pase. — ordenó la platinada.

Tal y como la señora de Pentos dio la orden, un maestre entró a la habitación, Daenerys se colocó sobre la cama, conocía ya el procedimiento pues su esposo la sometía cada luna a ser revisada como una cerda para ver si cargaba crías.

— ¿Y bien? — dijo molesta Daenerys ordenado sus vestidos.

El hombre guardó silencio por unos minutos.

— ¡Habla! — ordenó la joven.

— Está en cinta mi señora. — informó el maestre.

La platinada parpadeó un par de veces antes de hablar nuevamente.

— ¿Estás seguro? — cuestiono.

— Si, si mi señora. — aseguró.

— Bien. — lo miro. — Si abres tu boca para contárselo a alguien, haré que te corten la cabeza. — lo amenazó.

El hombre asintió saliendo de la habitación. Daenerys suspiró, abrió las puertas de sus aposentos y salió camino hasta el despacho de su señor esposo, se paró frente a las enormes puertas de madera tallada y oro, alisó sus vestidos y colocó su mejor sonrisa.

— Esposo. — saludó la joven a su marido.

— Querida, ¿qué te trae por aquí? — preguntó el mayor aún sin dejar el libro de lado.

— Traigo grandes noticias. — sonrió.

— Dime. — susurró este sin parar de leer.

Ella se quejó.

— Estoy en cinta. — soltó sin demora. — Seremos padres dentro de ocho lunas. — informó.

El hombre soltó el libro de inmediato, se levantó con brisa de su asiento y tomó por la cintura a su mujer elevándola por los aires, solo por aquel momento, por un solo instante, Daenerys se sintió realmente amada en aquel triste infierno. La noticia sobre el embarazo de la princesa pronto fue anunciada, la carta del anuncio no tardó en llegar a la corte de Poniente en donde la reina Alicent lloró de felicidad ante la noticia de su preciada niña, sus hermanos se unieron junto a la madre a rezar por la salud de la princesa y por un alumbramiento sano.

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⏰ Última actualización: Feb 21 ⏰

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𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐘 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora