01

402 18 0
                                    


Mientras íbamos hacia el hotel donde me quedaría estos días en Qatar, tenia una agradable charla con mi padre, le comentaba sobre cosas de mi vida que el se había perdido durante el tiempo que no nos vimos y el me comentaba sobre la selección, Era evidente que amaba su trabajo, y eso me llenaba de alegría. Después de todo, la felicidad de mi padre siempre fue mi prioridad.

Ya en el hotel me despedí de mi padre, ya que quería descansar un rato, había sido un largo viaje a Qatar. El se hospedaba en uno distinto junto a la selección, me había invitado a comer junto con el por lo que voy a tomar una siesta e iré. Me dirigí a mi habitación, agradeciendo el lujo y la comodidad del hotel.

La suave brisa del aire acondicionado me acarició cuando entré en la habitación. Cerré la puerta detrás de mí y me dejó caer sobre la cómoda cama.

Mientras descansaba, mi mente empezó a divagar entre recuerdos y pensamientos. Recordé los días felices de mi infancia en Argentina, antes de que la vida familiar se volviera complicada. La separación de mis padres marcó un antes y un después en mi vida, pero este viaje a Qatar me estaba dando la oportunidad de reconectar con mi padre.

Después de una breve siesta, me levanté sintiéndome más renovada. Me arreglé y elegí cuidadosamente un atuendo cómodo pero elegante para la comida con mi padre y la selección. Descendí al lobby del hotel, donde mi padre me esperaba con una sonrisa.

Nos dirigimos al restaurante del hotel, y en el camino, mi padre me puso al tanto de los detalles del próximo partido. Hablamos de estrategias, jugadores destacados y la expectativa que tenían para el torneo. Aunque el fútbol no era mi especialidad, me encantaba ver la pasión en los ojos de mi padre y cómo su entusiasmo era contagioso.

Entramos al restaurante y era muy lujoso, estaba lleno de los jugadores argentinos. Apenas pase por la puerta mi padrino, Scaloni, se acerco a saludarme con una gran sonrisa

- Lara!, pero si ya eres toda una mujercita - Scaloni me dio un gran abrazo, no lo había visto desde una navidad hace unos años

- tanto tiempo sin verte padrino - di una sonrisa y me guiaron hacia una larga mesa, la cual estaba con el equipo técnico y los jugadores

Me senté junto a mi padre y a Scaloni, quien continuó conversando animadamente conmigo. A medida que avanzaba la comida, comencé a conocer a los jugadores y al equipo técnico. Me sorprendió el compañerismo y la energía positiva que emanaba de todos. Aunque al principio me sentí un poco fuera de lugar, pronto me sumergí en las historias y chistes compartidos.

Durante la comida mis ojos se fijaron en un jugador en particular, le causaba intriga ya que no lo habia visto antes y era bastante atractivo mientras reia con los demas.

- Entonces vienes a vernos al entrenamiento mañana - la voz de Scaloni me interrumpió y asentí

- ¡Por supuesto, padrino! Estoy emocionada por verlos  - respondí con entusiasmo, apartando mi mirada del misterioso jugador para dirigirla a Scaloni.

La comida continuó en un ambiente relajado y ameno. Las risas resonaban en el restaurante, y yo me sumergía en la camaradería del equipo. Mi padre estaba radiante, rodeado de su mundo futbolístico y, por un momento, me sentí agradecida por haber aceptado su invitación.

Cuando ya todos estaban terminando de comer me despedí de todos y fui hacia el elevador, mi padre me dijo que el me acompañaría pero yo lo negué ya que así me podría acostumbrar a la ciudad.

Las puertas del ascensor se iban cerrando, cuando se volvió a abrir revelando que tras ellas estaban el misterioso jugador que no conocía. Se movió un poco avergonzada para dejarle espacio en el ascensor

El misterioso jugador, entró al ascensor dándome una sonrisa al verme. -¿Eres la hija de Pablo?-, preguntó, rompiendo el incómodo silencio.

Asentí con una sonrisa educada, tratando de ocultar la curiosidad que sentía hacia él. -Sí, soy Lara. ¿Y tú eres?-

-Soy Enzo, Enzo Fernández. Juego en el mediocampo-, respondió con un tono relajado, pero sus ojos revelaban una chispa de egocentrismo.

Era claro de que Enzo no es una persona muy cómoda para entablar conversación con una desconocía y yo que suelo ser extrovertida sentía como una barrera para hablar con Enzo.

Ambos bajaron en el lobby y Enzo bajo antes susurrando un 'chau'. Ni me dio tiempo de responderle pero tampoco sentía que a Enzo le hubiera importado ya que camino rápidamente hacia uno de los pasillos del hotel.

En cambio yo salí del hotel donde los encargados del hotel me ayudaron a tomar un taxi, además me advirtieron que era peligroso salir completamente sola por las calles de Qatar.

Esa noche me fui a acostar con Enzo en mi mente y lo raro que era su comportamiento

SOCIAL MEDIA

Le gusta a paulodybala, enzojfernandez y otros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Le gusta a
paulodybala,
enzojfernandez y
otros...

Tarado - Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora