03

273 19 0
                                    


Me despertaba lentamente, los toques en la puerta no paraban aún que había gritado que ya iba, le pregunté quien molestaba tan temprano.

Al abrir la puerta me encontré con mi media hermana y mi madrastra

– ¡Lara! – dijo la pequeña lanzándose en sus brazos.

Mi padre, un tiempo después de que termino la relación con mi madre, se volvió a enamorar y contrajo matrimonio con Ana, con la cual tuvieron cuatro hermosos hijos, yo los amaba y ellos nunca me trataron distante por ser hija de la anterior mujer.

– pequeña! – me soltó de los brazos y esta vez Ana se me acercó a darme un abrazo.

Cuando Ana me abrazaba se sentía tan lindo, como si en realidad fuera mi madre, nunca había tenido una relación tan buena con mi madre para poder sentir tanto cariño maternal como me lo daba Ana, las pocas veces que me veía

– Que felicidad verte, Lara – dijo Ana con una cálida sonrisa

– igualmente Ana, las extrañaba un montón –

Me invitaron a bajar a desayunar con ellos y acepté, donde me encontré con el resto de mis medios hermanos. Estaban tan grandes todos, y se encontraban entusiasmados por verme allí.

Por un momento sentí envidia de mi padre, su familia era tan linda y yo pocas veces había sentido lo que era tener una buena relación con la familia, sin discusiones o tener que dejarme a la mitad de una ocasión especial por un viaje de trabajo.

Cuando era más pequeña no lo pensaba ya que no dimensionaba realmente lo que es crecer con un padre ausente pero presente y una madre a la cual solo le importaba su trabajo. No sabía cual era el motivo de separación de mis padres pero de seguro era la culpa de mi madre.

Luego del desayuno volví a mi habitación ya que me habían invitado al entrenamiento de la selección y me arregle para ir, había traído solo ropa lujosa, obviamente me arrepentí de esto porque hubiera traído ropa más cómoda pero de todas formas me puse un top de cuello halter Prada y unos jeans.

Me encantaba el outfit, y si el outfit era bueno automáticamente aumentaban mis niveles de  serotonina.

Salí del hotel y caminé hacia donde sería el entrenamiento, no quedaba muy lejos y el día estaba radiante, y camino muy feliz hacia el entrenamiento, tenía un muy buen presentimiento no sabía porque.

Cuando llegue tuve que pasar por una recepción en el cual me dejaron pasar sin ningún problema ya que mi padre me había dejado anotada y además la recepcionista me pidió una foto, resulta que me conocía y estuve un rato charlando con ella.

Entre al lugar y pase a la zona de bebidas donde me pedí un jugo de naranja, el cual estaba delicioso, definitivamente me encantó la gastronomía de Qatar.

Al llegar al campo de entrenamiento, me sentía emocionada por presenciar la práctica de la selección argentina. El sol brillaba en el cielo y la atmósfera estaba llena de energía. Mis ojos se posaron en cada jugador, y aunque no entendía todos los detalles tácticos, disfrutaba de la pasión y la destreza que mostraban en el campo.

Mi padre me recibió con una sonrisa a la vez que dirigía el equipo, me saludo con tanto cariño que olvidé los tristes pensamientos que había tenido hace un rato.

Me senté en las gradas y sentí que una persona en especial no me dejaba de observar, Paulo Dybala, lo conocía hace bastante tiempo que me conocía y siempre me daba like a todo lo que subía, nunca había tenido la oportunidad de conocerlo pero el tampoco nunca le había hablado, igual yo no me niego a nada si se da la oportunidad bien y si no tampoco importa mucho.

Saqué mi celular ya que no lo había visto desde que subí una historia a Instagram anoche. Tenía muchos like pero entre uno de esos estaba el de Enzo, reí, era muy gato y según lo que vi en su perfil tiene novia, aún que hace un tiempo que no suben nada juntos.

Probé el delicioso jugo nuevamente aún viendo el celular, hasta que sentí un fuerte impacto en mi pecho haciendo que botara mi celular y el jugo.

En eso llego Enzo, el que se le había ido el pelotazo.

– ¡Que te pasa nene! – estaba furiosa, el pelotazo había hecho que mi jugo se derramara por todo mi bruza de marca – acaso no te fijas bien donde tiras la pelota tarado –

– bájale un cambio princesita, la lavas y ya está – que el morocho esté tan relajado me puso de peor humor

Me paré tirándole la pelota a los pies en lo que se acercaba mi padre para calmar la situación

– no si vale millones – tenía la atención puesta de todos los presentes pero realmente no me importo sólo estaba enfocada en mi ira sobre Enzo

– Ya tranquila Lara, ponte uno de mis buzos – dijo mi padre llevándome hacia dentro

Lo peor de todo es que Enzo no se había disculpado y ni si quiera le importo. Era seguro de que lo que tenía de lindo lo tenía de tarado.

Se me había arruinado todo el día, estaba toda mojada y me sentía incómoda ya que la bruza era un poco transparente.

Mi padre me pasó una remera de la selección junto a un buzo, fui al baño a cambiarme y sentí ganas de llorar, había pasado vergüenza frente a todo el equipo, en ese momento quería cavar un oyó y meterme ahí para siempre.

Al menos el jeans no se mojó, pero aún así el top era muy caro y no tengo idea de como haré que se salga la mancha naranja

Al salir del baño con el buzo de la selección, traté de mantener la compostura, pero la rabia seguía ardiendo dentro de mí. Mi padre me tranquilizó y me instó a disfrutar del entrenamiento a pesar del incidente pero yo aún seguía avergonzada por lo que me senté en la cafetería a escuchar música mientras comía un pastel.

The Way I Loved You se reproducía en mis audífonos cuando alguien se sentó al frente mío.

– perdón por lo de Enzo – dijo Paulo – ¿Puedo? –

Asentí y saqué la música para responderle

– no te preocupes, igual no es tu culpa –

Paulo sonrió y se sentó a mi lado. Empezamos a charlar sobre trivialidades y, para mi sorpresa, la conversación fluía fácilmente. Aunque Paulo era conocido por su personalidad extrovertida, nunca habíamos tenido una conversación tan relajada.

– Enzo es así, pero en el fondo es buen tipo – comentó Paulo, como si intentara justificar la actitud de su compañero de equipo.

– No me interesa, debería haber tenido más cuidado – respondí, intentando no mostrar la irritación que aún sentía.

A medida que hablábamos, Paulo me contó más sobre el y yo sobre mi. Comencé a relajarme y a disfrutar de la compañía de Paulo, quien diría que después de un mal momento lo estuviera pasando tan cómodamente.

Después de un rato, mi padre se acercó para disculparse nuevamente y sugerir que conociera mejor el lugar. Acepté la idea y me despedí de Paulo.

Caminé por el complejo deportivo, explorando las instalaciones y disfrutando del clima soleado de Qatar.

Al final del día, regresé al hotel con la esperanza de que el resto de mi estancia en Qatar estuviera libre de incidentes vergonzoso. Me tire a la cama del hotel frustrada, había sido un día raro. Conocí después de tanto tiempo a Paulo, el cual totalmente encantador y por el otro lado, Enzo demostró que era un tarado insoportable.

Justo cuando estaba pensando en el me llega una notificación de Instagram de el.

Enzo Fernandez
"Princesa perdón por lo
de hoy
Si quere te compro la misma"

Reí al ver el mensaje, que confiansudo era como para tratarla de princesa

"Acaso puedes pagarla?
Además que me tratas de princesa"

Vi como respondió de inmediato, que tan aburrido estaba como para joder.

            "Mandame tu ubi y mañana mismo la vamos a comprar, princesa."

Tarado - Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora