08

200 11 0
                                        


ENZO.

Miraba cada movimiento que hacia Lara, la cual estaba junto a Paulo riendo. Habíamos ganado el partido contra México y el equipo quiso hacer una cena piola para celebrar. Obvio que Lara iba a venir por su papa y por Paulo. Se veía tan linda con ese vestido morado, mas encima hablaba con todo el mundo como si los conociera de toda la vida. Me quede callado con lo que vi la otra vez, de Lara saliendo de la pieza de Licha, teníamos un odio mutuo pero tampoco era tanto como para mandarla al frente con Paulo, y el otro día que salimos la pase re bien con ella, era re buena onda cuando no estaba siendo cargosa.

Igual me di cuenta que nuestras personalidades son re parecidas, eso hacia que la wacha se me hiciera mas linda de lo que es físicamente. Julián que estaba al lado mio noto que la estaba re mirando y me pego un codazo

– Para amigo, disimula un poco – dijo riendo Julián, que vergüenza no fui ni disimulado

No respondí porque en ese momento me llego una llamada de Valentina, y salí al pasillo para poder hablar mejor. Que raro que me llamara

– Te acordaste de mi – ni dije un hola, la piba se había pasado todos estos días saliendo con las amigas y yo no iba andar atrás de ella como un tarado

– Y que acaso vos no tenes teléfono – me respondía enojada, que cansador era todo

– Mira Valentina, para esto me llamaste, estoy ocupado – me frotaba la cien

– Bueno Enzo chau, entonces no te llamo mas, ándate hacer lo que estabas haciendo – Y colgó, la conversación mas corta que hemos tenido.

Iba a volver a la cena pero escuche una voz que conocía mas que bien, esa voz cargosa que tenia Lara de princesa. La conversación era justo afuera del comer y estaba hablando con Licha. No quería escuchar la conversación, que sea que estuvieran teniendo pero estaban justo en la puerta y no tenia de otra.

– Licha para, no quiero joder todo con Paulo –

Su voz era preocupada y Licha se acerco quedando a unos centímetros para besarla.

– La joya no se tiene que enterar Lara – Quien diría que la princesita iba a hacer cornudo a Paulo, con esa carita que tiene de que no mata ni a una mosca no pareciera que es el tipo que hace eso.

Era mas parecida a mi de lo que ella pensaba, ahora con esto me debía otro favor, que suerte que tengo yo de encontrarla en los momentos menos oportunos, era increíble la cosa.

– Permisoo – dije pasando por al lado de ellos pero Lara me agarro del brazo

Lara me miró con un gesto entre sorprendido y molesto. Era obvio que no esperaba encontrarse conmigo en ese momento. Lisandro, por su parte, parecía incómodo y se alejó unos pasos, dejándonos solos.

—¿Qué querés ahora, Enzo? —preguntó Lara con evidente irritación.

—No te preocupes, no vengo a arruinar tus planes. Solo pasaba por aquí y te vi tan comprometida con la conversación que pensé en ayudarte a salir de esa situación incómoda —respondí con una sonrisa socarrona.

—No necesito tu ayuda. Puedo manejar mis propios asuntos —contestó con firmeza, soltando mi brazo.

Me encogí de hombros, manteniendo la sonrisa en mi rostro, tan boluda que era.

– Ya se, princesa, pero no perdía nada con darte mi ayuda, pesada. Y ya que estamos en confianza, ¿algún otro secreto que quieras compartir? –

Lara me lanzó una mirada furiosa, pero antes de que pudiera responder, Lisandro volvió a acercarse.

—Enzo, ¿puedo hablar contigo un rato? —preguntó, visiblemente nervioso.

Asentí y me alejé con él, dejando a Lara sola. Aunque su reacción fue de desagrado, había algo en su mirada que me intrigaba. ¿Qué esta haciendo esta piba?

—Lo siento, hermano. No sé qué pasó, fue algo del momento —se disculpó Lisandro, preocupado.

—Tranquilo, no te preocupes. No soy quien para juzgarte. Además, no creo que a Paulo le importe mucho —comenté encogiéndome de hombros, si yo fuera su novio ya me hubiera preocupado de que aun no vuelve.

—Es que no quiero lastimar a nadie, menos a Lara. Hay algo que me hace sentir mal al respecto —confesó Lisandro.

—Relájate, Licha. Lara puede cuidar de sí misma. Además, ¿por qué te preocupa tanto? ¿Acaso hay algo más que no estás contando? —

Lisandro dudó antes de responder, pero finalmente lo hizo.

—No sé, Enzo. Siento que me metí en algo complicado.

—Bueno, espero que lo resuelvas. Yo también tengo asuntos que atender —comenté antes de alejarme.

Regresé a la cena, observando a Lara de lejos, estaba junto a Paulo haciendo como si nada hubiera pasado. Había algo en ella que me intrigaba, y no podía quitármela de la cabeza. Otro secreto mas que le tenia que guardar a la princesa, ni que fuera tan su amigo como andar tan calladito. Era claro que tenia que dejar a la joya, Paulo la miraba con tanto cariño y ella andaba de pija en pija, solo estaba acumulando más secretos y complicaciones.

Esa misma noche recibí un mensaje de Lara, que complicaría aún más las cosas.

Tarado - Enzo FernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora