Capítulo Tres

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N/A: aquí un dato interesante: estuve viendo, recopilando de nuevo datos que se me habían ido de la memoria para escribir este fic XD Lo juro, cosas graciosas pasan y ves cuando vuelves a ver ciertas cosas que habías dejado pasar la primera vez.

Sin más preludio, el siguiente cap.

El contrato

—¡Aquí estás! —me asustó Eugene. Aunque gracias a ello logré espabilar un poco, no evitó que mis garritas salieran. —¿Todo bien?

—Ah, si ¡claro!

Luego de ese encuentro con la mirada de aquellas tres personas, el chico de alitas de papel me invitó un helado para bajar el rubor que se me había subido a las mejillas. Nada importante, solo...

—Ten, ponte esto.

—¿Qué es...? —miré la bolsa y al ver dentro parecía ropa. No estaba segura de porqué Eugene me entregaba eso, hasta nos segundos después.

—Te vas a disfrazar de Emith, esta es su ropa, la tomé de forma apresurada así que no me juzgues por favor hermanita —me decía mientras tomaba unos pantalones algo pesados. Eran de cuero negro y en los bolsillos parecían colgar cadenas.

Iba a objetar pero Eugene empezó a empujarme hasta los baños de niñas.

—Vamos, debemos darnos prisa, la directora Weems nos llamará pronto —. Entré a uno de los cubículos con la bolsa entre mis manos y algo apresurada me desvestí como pude y tomé la pesada chaqueta y la camiseta de un grupo que para nada me sonaba.

Ay madre...

¡Perfecto!

En cuanto salí Eugene me miró de pies a cabeza con aprobación en tanto yo trataba urgentemente de subirme los pantalones ¿qué... se suponía que era la moda de entonces? No lo sabía pero con tal de poder ayudar a mi hermano, usaría incluso los pantalones de Justin Bieber en su era adolescente.

—En cuanto firmes el contrato será todo... Emith regresará pronto, y será todo hermanita —me decía Eugene mientras ya me conducía al pabellón, y luego a la oficina, donde seguramente estaría la directora Weems y otros representantes legales esperándonos. Sabía un poco, solo un poco a cerca de eso por lo que me contaba Emith en sus cartas, parecía tan emocionado cuando me contó la última vez que había hecho esa audición en San Francisco, no tan grandiosa como en la que estaba a punto de entrar pero sí se sentía así de emocionado.

Al abrir la puerta, una mujer tan rubia como yo se acercaba a nosotros y saludaba primero a Eugene. En cuanto se dirigió a mí tomó mis hombros y pareció analizarme por lo menos cinco minutos (al menos para mi) hasta que sonrió.

—¡Emith Sinclair! ¡Es un honor conocer al chico de la voz angelical! ¡Me hablaron de ello! Eres un niño solamente, míralo Eugene —mantenía la directora Weems sin dejar el ánimo. Sonreí amablemente porque eso debía hacer pero por dentro me sentía nerviosa. Por el apuro había olvidado quitarme el brasier ¿qué pasaría si lo notaba?

La directora Weems me abrazó de costado, lo suficientemente fuerte como para sentir la púas de la chaqueta de cuero. Hice una mueca.

—Un gusto en conocerla en persona, directora Weems —respondí mientras tomaba mi mano para estrecharla.

—Dime Larissa muchacho, pronto seremos una familia, la familia de Nevermore Records.

—Solo debemos firmar el contrato de representación y está hecho ¿no? —preguntó Eugene acomodándose las gafas. Larissa afirmó sonriente.

—A partir de mañana, será un integrante más de Angel Babies. Daremos entrevistas por tooodas partes para promocionar su integración, conocerás a los chicos en persona mañana mismo —se dirigió a mí mientras tomaba el contrato. —Eugene seguramente ya te habrá dicho todos los detalles, minucias.

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