Capítulo 2. Soy papá

1K 58 31
                                    

Nota: No conozco las leyes de Colombia, lo que queda reflejado en este capítulo es fruto de una pequeña investigación. Lamento si hay incongruencias con la realidad.

Charly

— Mire señor Cruz, el trabajo es sencillo, usted tiene que seguir trabajando para su tío, hasta que nosotros consigamos atraparlo y después... — Me explicaba el agente gringo que estaba sentado ante mi, como si me estuviera dando la receta de la arepa, estaba claro que este bueno para nada no conocía a mi tío Manin.

— ¿Sencillo? ¿Sencillo mijo? ¡Sencillo la chimba! Mi tío está con la mosca detrás de la oreja, empieza a sospechar de mi, como siga así me va a pegar un pepazo acá. — Me quejé señalando mi frente, ganándome una mirada de desaprobación de ese carechimba. No se para que se hacían llamar agentes de la DEA, si éramos los demás los que teníamos que hacer su trabajo, arriesgando el pellejo.

Para mí, mi familia era sagrada, y la defendería ante todo y ante todos, pero cuando te dan a elegir entre tú propia libertad y el pellejo de tu tío, no te queda más que elegir lo segundo. La DEA me la había cantado clara, tenían pruebas contra mí después de encontrarme en una de las vueltas de mi tío, pedía mi colaboración para atraparlo o sino el que acabaría en prisión sería yo. En un comienzo, había aceptado participar en la misión a cambio de mi inmunidad, y ahora que sabía que Yeimy esperaba un pelado mío, también quería su libertad. No podía dejarla a su suerte, estando embarazada y encerrada en ese hueco por mi culpa, Se que actué mal, que debía haber hecho las cosas de otra forma, pero el pasado era eso, pasado, ahora no me quedaba más que remediar mi error, sobretodo después de lo que descubrí semanas atrás.

— Sobrino, tuve que cambiar mi ubicación, los tombos me cayeron en la finca. — Comentó mi tío mordiendo una rodaja de limón. — ¿No será que la chimbita esa que se estaba comiendo abrió la boca? — La respiración se me atoró y empecé a toser sin control, tenía que quitarle esa idea de la cabeza, ya tenía sobre mis hombros la carga de que estaba encerrada en la cana por un delito que no cometió, no quería cargar también con su muerte.

— ¿Yeimy? Nah. — Evadí desinteresadamente bebiendo la copa de trago que me tendía. — Esa pelada besa el suelo por el que piso, me prometió que no diría nada, y yo le creo. — Continué con mi mentira, pero por el rostro de mi tío sabía que no lo estaba aceptando.

— Espero que no sea su amiguita Charly, porque sino... — El silencio inundó el espacio cuando dejó el arma encima de la mesa, levantando un fuerte alboroto. — La mando a acompañar a los papás, ella en la USA y ellos acá, en ese cementerio de mala muerte en los que se los deben estar comiendo los gusanos. — Completó provocando que los vellos se me erizaran. El único error que había cometido Yeimy fue fijarse en mí, en el único hombre que no fue capaz de valorar a tiempo lo que tenía y la dejó ir de una forma fría e insensible.

— Olvídate tío, estoy seguro que el que te sapeó fue uno de tus lavaperros. Dejá de imaginarte cosas sin sentido y más bien investigá. — Le aconsejé levantándome de la mesa, debía salir de acá lo más rápido posible, antes de que sintiera que lo estaba mintiendo, pero fue mucho más rápido que yo y me sostuvo de la muñeca para que no pudiera escapar.

— ¿Adonde con tanta prisa sobrino? Tenemos que cuadrar la próxima vuelta. — Me informó sacando un plano del cajón de su escritorio en el que habían marcado varias coordenadas con un rotulador de color rojo.

— Más tarde te caigo tío, mi mamá me está esperando para que la ayude a bajar unas cajas del armario. — Evadí saliendo a toda prisa de su escondite, pero justo cuando iba a cruzar la puerta la voz de Lucio me detuvo.

Ganándome tú perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora