Martín

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Las luces de los adornos navideños iluminan la calle con esa magia especial que solo se vive una vez al año y que trae consigo los recuerdos más nostálgicos que guardamos en la parte más oscurita del alma para no verlos.

Tal es el caso de Martín, que por primera vez en los últimos años no está en un destino paradisíaco emborrachándose hasta la inconsciencia para ignorar sus problemas, sino que está solo en casa mirando por la ventana como los niños que esperan poder ver a Santa Claus en su trineo la noche de Navidad, con la diferencia de que si hay una persona en la ciudad que definitivamente no está esperando nada estas fechas, es él.

Hay niños jugando a la pelota en el pequeño parque frente a su casa, un par de abuelitas probablemente rememorando sus años dorados y entre el resto de la multitud se puede distinguir también a una pareja de chicos que parecen estar en su primera cita.

Es fácil notarlo porque irradian esa química deliciosa de dos personas que se están conociendo, las miradas cómplices, las carcajadas espontáneas que aunque traten de disimular no pueden, los roces casuales... ¡Ay las primeras veces! Hace tanto que Martín no tiene una que es extraño que logre recordar tan nítidamente el calorcito que siente el corazón con la expectativa que va justo antes de una primera vez.

Porque cuando la fama toca a tu puerta y la dejas pasar, llega un punto en el que ya no puedes pedirle que se vaya y comienza a formar parte de tu vida para bien y para mal, porque ciertamente trae consigo un sin fin de beneficios y experiencias inolvidables, pero básicamente nunca más eres libre de nuevo, ahora tu vida le pertenece a los portales de noticias y a los fans, por lo que conocer gente nueva y enamorarte deja de ser tan divertido.

El timbre lo saca de su nube de melancolía y mientras se dirige a la puerta se tropieza con la pila de cajas amontonadas que están en el medio de su sala, una de las esferas de plástico vuela por el aire y sabrá Dios dónde fue a tener.

- Buenas noches. Correo para el señor Martín Vargas - le dice el repartidor con un paquete y varios sobres en mano.

Él saluda, cumple con el protocolo de firmar el recibo y vuelve adentro.

Su teléfono comienza a sonar con el timbre de un sintetizador lo que indica que su hermano lo está llamando.

- ¿Qué hubo niñooo? - lo saluda el de gafas a través de la pantalla.

- Hola Monchito ¿Qué tal Alaska?

- ¡Es increíble! Los paisajes me están volando la cabeza. Esta noche vamos a acampar para ver las auroras boreales - le dice con una sonrisa que va de oreja a oreja - ¿Ya vió lo que le mandé?

Martín frunce el ceño, voltea a ver lo que acaba de recibir y cae en cuenta de qué habla Simón.

Procede a abrir el paquete y se encuentra con una AeroDrums, la cual es, básicamente una batería de aire.

- ¡¡¡¡¡SIMÓN POR DIOS!!!!! ¿¡QUÉ ES ESTO TAN GENIAL!? - dice el menor con los ojos abiertos como platos y con una sonrisa tan enorme que casi no siente la cara.

- ¡Feliz Navidad mi niño! Pensé que como estamos siempre en constante movimiento le vendría bien una de esas, así no se tiene que llevar el set completo a cada lugar al que va si no es necesario.

- Pues por fin tendré una relación que sí podrá acompañarme siempre - dice con ironía, aunque sin darse cuenta.

- Ay marica ya me contagió su tristeza, no piense así - dice con un puchero.

- Ya, ya, perdón. Sé que soy un malagradecido y todo eso, por favor sin sermones - dice hurgando en los sobres - ¿Estos también son suyos? - el mayor asiente. Él comienza a abrirlos y se encuentra con diferentes postales con fotos hechas por su hermano - Uy están muy potentes, gracias Monchito - un sobre azul cielo que no se parece a los de su hermano es el siguiente.

El sobre tiene la inscripción Adopta Un Abuelo y eso solo lo hace más confuso.

- ¿Este también es suyo? - se lo muestra a Simón frente a la cámara que enfoca con la mirada y niega.

- Nop, ni idea, quizás es un recibo o algo ¿No?

- Dice "Una Carta Para Un Abuelo" - Lee abriéndolo con delicadeza.

- Capaz es el destino diciéndole que es hora de buscar novias mayores que sí le sigan el ritmo - bromea Simón.

- Ja, ja. Muy gracioso - Comienza a leer el interior en su mente y es, claramente, una carta.

Para: Martín

¡Hola Martín! ¿Cómo te trata la Navidad? Espero que bien y que no seas uno de esos Grinch que odia la Navidad, porque en ese caso tendré que enviarte otras 43 cartas si es necesario hasta convencerte de que es lo mejor del año.
Me contó un pajarito que estás pasando a solas estas fechas y solo quería hacerte saber que aunque haya algunas sillas vacías en la cena, siempre habrá alguna luz en la ciudad, hoy yo espero ser la tuya porque tú sin saberlo ya me hiciste sonreír.
Ah, y espero que te hayas portado bien, no importa la edad que tengas, Santa jode a los malos, que te lo digo yo.

Te mando un abrazo pero no muy apretado para no romperte un hueso, Nia.

Y así, por pura casualidad comienza su historia.

Y así, por pura casualidad comienza su historia

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¡Buenas buenas!

Esto es un regalo de Navidad para la hermosa NiaaMont que tantas sonrisas y felicidad nos ha regalado a lo largo de los años con sus letras. Iba a dárselo al final todo junto pero es más emocionante vivirlo poquito a poquito y ella me permitió mostrárselo a ustedes también.

Nuestro hijo juntas ya cumplió un año así que si les gustan las historias navideñas y Morat TIENEN QUE leer 31 Días🎄❤️

¡Feliz (Casi✨) Navidad a todos!

Una Carta de Navidad ~ Martín Vargas (Morat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora